El misterio de las naranjas maduras que nunca dejan de ser verdes
Ocurre en pa¨ªses como Estados Unidos, Honduras y Vietnam
A este lado de los Pirineos nos gusta la naranja. M¨¢s que el pl¨¢tano, la manzana o la sand¨ªa. As¨ª lo refleja el Informe Alimentario de Espa?a en 2018 publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n. Cada espa?ol se toma una media de 17,04 kg de esta fruta. Con estas cifras, no es de extra?ar que la mascota del Mundial 82 fuera Naranjito y que cuando buscamos el amor, busquemos nuestra media naranja. Y es que este c¨ªtrico de aspecto rugoso nos gusta.
En realidad, naranjas hay muchas y no todas se comen. La que acaba en nuestras despensas es la procedente del naranjo dulce (Citrus sinensis). Nada que ver con otra variedad, la naranja amarga (Citrus aurantium), que puede contener niveles altos de sustancias que pueden causar problemas de salud a personas sensibles. Por eso, generalmente se usan para hacer mermeladas o para extraer sus abundantes aceites esenciales con fines olfativos y cosm¨¦ticos. Se coman o no, todas tienen en com¨²n una pulpa peculiar, de color naranja y formada por peque?as ves¨ªculas llenas de jugo.
Si alguna vez has o¨ªdo eso de ¡®naranjas de la China¡¯, deber¨ªas saber que este c¨ªtrico lleg¨® a Espa?a desde all¨ª de la mano de los ¨¢rabes hacia el siglo X d.C. Al principio, solo en su variedad ornamental. El naranjo dulce llegar¨ªa hacia 1450 y fue tal su ¨¦xito que pronto salt¨® a otras partes de la Europa mediterr¨¢nea. Variedades existen muchas. En nuestro pa¨ªs, dos de las m¨¢s frecuentes son la navel y la navelina, sobre todo para mesa. Tienen menos jugo que otras variedades, como la salustiana, que suele conocerse como ¡®naranja de zumo¡¯. Tambi¨¦n son frecuentes las naranjas sanguinas o rojas: dulces, jugosas y ricas en antocianinas, sustancia fitoqu¨ªmica responsable del color ¡®sanguino¡¯.
La temporada real de la naranja empieza a mediados de oto?o y dura hasta finales de mayo. Si las ves en otra ¨¦poca, o son de c¨¢mara (se almacenan a -12?C) o de importaci¨®n, sobre todo, de Sud¨¢frica o Argentina.
Cuanta m¨¢s clorofila, m¨¢s verdes
El sentido com¨²n suele indicarnos que cuando una fruta que no es verde est¨¢ visiblemente verde, a¨²n le falta para madurar. No es el caso de la naranja. De hecho, hay variedades que siguen teniendo la c¨¢scara verde, a¨²n estando ya maduras. Y todo porque a¨²n contienen altas cantidades de clorofila. Para que esta desaparezca hacen falta contrastes de temperatura altos entre la noche y el d¨ªa, y eso es lo que sucede en la zona mediterr¨¢nea.
Sin embargo, en regiones donde ese cambio t¨¦rmico no se produce, la piel permanece verde mientas el interior s¨ª se vuelve naranja. Esto sucede con las naranjas de Texas, las de M¨¦xico, Vietnam u Honduras: en origen se consumen verdes, pero pueden llegar a te?irse de naranja con un colorante denominado Citrus Red No.2. La FDA permite su uso ¨²nicamente en naranjas no destinadas a zumo, pero esta pr¨¢ctica no est¨¢ permitida en Europa. Tambi¨¦n pueden ¡®naranjearse¡¯ con gas etileno.
Fruta todoterreno
Dado que no estamos ante una fruta climat¨¦rica que madure tras su recolecci¨®n, es importante asegurarse de que est¨¢ bien madura para no llevarnos a casa ejemplares ¨¢cidos o poco jugosos. La clave nos la va a dar el peso y su color naranja intenso. El jugo interior es pesado, as¨ª que, si la coges y tiene consistencia, buena se?al. En caso de notarla sospechosamente ligera lo m¨¢s probable es que la pulpa est¨¦ estropajosa, lo mismo si la golpeas y suena a hueco. Evita tambi¨¦n las que tengan zonas blandas, con principio de moho o con olor a rancio.
La naranja es una fruta bastante todoterreno. Aguanta bien el traqueteo de llevarla en la mochila o en el bolso y tambi¨¦n lleva con dignidad el pasar varios d¨ªas en el frutero a temperatura ambiente. Ahora que, si buscas que te duren un par de semanas, no queda otra que meterlas en el frigor¨ªfico y cuanto m¨¢s holgadas, mejor. Evitar¨¢s que aparezcan mohos que, al tratarse de una fruta con mucha humedad dentro, proliferan a toda velocidad.
R¨ªos (y pulpa) de vitamina C
Hablar de naranjas suele ser sin¨®nimo de vitamina C. Y no es para menos: cada 100 gramos de porci¨®n comestible de esta fruta aportan nada menos que 50 mg de esta vitamina antioxidante que, adem¨¢s, interviene en la formaci¨®n de col¨¢geno y mejora la absorci¨®n del hierro. Una naranja de tama?o medio aporta 82 mg de vitamina C, lo que supone el 100% de las necesidades diarias para un adulto. Tambi¨¦n es fuente de folatos (37 mcg), vitamina que interviene en la formaci¨®n de las c¨¦lulas sangu¨ªneas, as¨ª como en la creaci¨®n de los nuevos tejidos maternos durante el embarazo. Entre sus fitoqu¨ªmicos m¨¢s relevantes, destacan los carotenoides sin actividad provitam¨ªnica A, como la lute¨ªna y la zeaxantina, as¨ª como otros flavonoides (hesperidina, neoshesperidina, naringina, narirutina, tangeretina y nobiletina). Todas estas sustancias tienen acci¨®n antioxidante y se asocian a un menor riesgo de enfermedades cr¨®nicas, aunque a¨²n son necesarios estudios concluyentes para contrastar esta hip¨®tesis.
Una naranja de tama?o medio aporta 82 mg de vitamina C, el 100% de las necesidades diarias para un adulto.
Adem¨¢s, la naranja aporta 2 gramos de fibra, concentrada sobre todo en la pulpa. Si eres de los que prefieren tomarla en zumo, ya puedes ir olvid¨¢ndote de sus beneficios: gran parte de la fibra, si no toda, se queda en el exprimidor.
El mito a medias de la naranja frente al resfriado
Toda una generaci¨®n creci¨® bajo la atenta mirada de padres convencidos de que por darle naranjas a sus herederos, los salvar¨ªan de un resfriado. La ciencia finalmente ha terminado por avalar lo que ya se intu¨ªa: la vitamina C no sirve de escudo contra los resfriados. Pero s¨ª parece que se reduce la duraci¨®n del proceso y se aten¨²an los s¨ªntomas, que no es poco.
Echa la c¨¢scara a los postres
Muchos recordamos a nuestras madres o abuelas echando un trozo de c¨¢scara de naranja al arroz con leche para darle buen sabor. Tambi¨¦n a esos maestros del c¨®ctel que exprimen un fragmento de monda sobre el gintonic. Tal vez no sepan mucho de bot¨¢nica, pero tienen claro que ese peque?o fragmento de c¨ªtrico realza y mucho el aroma de otros alimentos o bebidas. El secreto est¨¢ en los aceites esenciales que se concentran en la piel. En concreto, en la parte exterior o flavedo, que es la que da el color naranja caracter¨ªstico de esta fruta. Uno de los aceites es el limoneno, cuya proporci¨®n es distinta seg¨²n la variedad.
La parte blanca o albedo es una vieja conocida de los que alguna vez han elaborado mermelada casera, ya que es rica en pectina. Esta sustancia tiene la propiedad de embeber grandes cantidades de agua y tomar consistencia de gel, imprescindible para que las confituras sean algo m¨¢s que una papilla de fruta.
El zumo, con pulpa y con piel
Donde est¨¦ la naranja entera, pelada o no, que se quiten los zumos. Es la consigna de los dietistas-nutricionistas como Eduard Baladia, miembro del Centro de An¨¢lisis de la Evidencia Cient¨ªfica de la Academia Espa?ola de Nutrici¨®n y Diet¨¦tica. ¡°Los zumos de fruta, no se nos vaya a olvidar, son bebidas que aportan az¨²cares libres, clasificados como perniciosos para la salud y cuyo consumo hay que limitar¡±. Pero puestos a exprimir hay quienes apuestan por usar la naranja entera: la pulpa, para no descartar ni un gramo de fibra, y la c¨¢scara, por los aceites esenciales y la hesperidina, un polifenol al que se le suponen propiedades antioxidantes superiores incluso a la vitamina C. Pero hacen falta m¨¢s estudios independientes acerca de esta sustancia fitoqu¨ªmica para dar por bueno que rivaliza con otros antioxidantes.
Si eres de los tradicionales y ni se te pasa por la cabeza echar la c¨¢scara a tu zumo, puedes darle una segunda vida a los restos tras exprimirlas: convertirlos en abono. Ya hay una experiencia piloto en Costa Rica donde se logr¨® convertir un ¨¢rido pastizal en una aut¨¦ntica selva, simplemente depositando 12.000 toneladas de desperdicios c¨ªtricos y dejando que la naturaleza actuara durante dos d¨¦cadas.
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