Locura balc¨¢nica
Lo de Bregovic con su p¨²blico barcelon¨¦s es una comuni¨®n total
Una vez m¨¢s la locura balc¨¢nica se apoder¨® de una parte de Barcelona, de los casi 2.000 asientos del Palau de la M¨²sica. Sucede igual cada vez que visita la ciudad Goran Bregovic; pero esta vez, en el se?orial marco modernista, todo pareci¨® magnificarse. Hasta el busto de Beethoven parec¨ªa sonre¨ªr condescendiente.
Hacia el final del concierto las primeras notas del en¨¦rgico Gas gas pusieron en pie a m¨¢s de la mitad de los asistentes. La platea bailaba alegremente y palmeaba, pero solo fue el principio. Media hora m¨¢s tarde, en el quinto bis, como ya era de esperar, Kalasnjikof desat¨® el delirio colectivo (un delirio alegre, sano y contagioso, por supuesto) y el Palau en pleno se agit¨® convulsivamente, bailando, moviendo brazos y coreando a voz en grito el estribillo. El Palau temblaba y no es una figura literaria: desde atr¨¢s se pod¨ªa ver como la balconada del anfiteatro se mov¨ªa r¨ªtmicamente mientras desde el suelo te sub¨ªan por las piernas potentes y acompasadas vibraciones. Hasta miedo daba.
Goran Bregovic
FESTIVAL MIL.LENNI
Goran Bregovic.
Palau de la M¨²sica, 24 de febrero
Y todav¨ªa hubo m¨¢s bises porque lo de Bregovic con su p¨²blico barcelon¨¦s es una comuni¨®n total. Y no solo es por ese aspecto de ritmo enloquecido de las estravaganzas folcl¨®ricas que tan bien sabe vender el serbio. En absoluto: su p¨²blico le sigue a donde vaya y Bregovic, un aut¨¦ntico camale¨®n, puede alternar sin soluci¨®n de continuidad profundas polifon¨ªas vocales de clara influencia ortodoxa (magn¨ªfico quinteto vocal masculino) con alegres cantos b¨²lgaros, tangos sensuales (soberbio el que dedic¨® a Ces¨¢ria ?vora), revisiones desquiciadas de temas tan emblem¨¢ticos como Bella ciao y exultantes ritmos alcoh¨®licos (seg¨²n su propia definici¨®n).
El viernes en el Palau, a lo largo de dos horas y media, el camale¨®n serbio transit¨® por todas las facetas de su personalidad; unas veces el silencio era total, otras reinaba la locura. El resumen no puede ser m¨¢s entusiasta: lo mejor es dejar de lado las inhibiciones, ponerse de pie, agitar el brazo y gritar a gran volumen (y con ritmo): "?Kalasnjikof? ?Kalasnjikof!".
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