Joyeros en busca de una tercera v¨ªa
Ni alta joyer¨ªa, ni bisuter¨ªa. Una nueva generaci¨®n reinventa un oficio huyendo de la convenci¨®n Piezas ¨²nicas que buscan emocionar a un cliente diferente
La habitaci¨®n de Andr¨¦s Gallardo parece una selva. En el buen sentido. Estanter¨ªas llenas de elefantes, leopardos y conejos de cer¨¢mica perfectamente ordenados en fila india impasibles a los designios de su creador, uno de los ¨²ltimos descubrimientos en el universo de la joyer¨ªa. Cada vez que Carmen Mazarrasa, que ha regresado de su a?o en Londres, levanta los ojos de su mesa de trabajo se encuentra con una de las mejores vistas del Madrid hist¨®rico, una inspiraci¨®n para reciclar materiales antiguos (marfil, perlas, monedas...) y devolverlos al presente montados en cintas de colores. A poca distancia, Helena Rohner, que acaba de llegar de la feria de Par¨ªs, ordena en las estanter¨ªas de cristal de su taller-tienda en La Latina objetos de madera, teteras de porcelana de colores y cadenas de plata. Y, finalmente, en un semis¨®tano de una noble casa de Chueca, Almudena Gil trabaja en las formas que dar¨¢ a lo que a¨²n es un amasijo de piezas de lat¨®n y piedras coloreadas desperdigadas por su mesa. Los cuatro representan una nueva forma artesanal de desarrollar un trabajo en el cual es tan importante la creatividad y el proceso de creaci¨®n, a menudo, en soledad, como el resultado final. Joyas y accesorios que, m¨¢s all¨¢ del af¨¢n de poseer, buscan emocionar a trav¨¦s del sentido del humor, la originalidad o los materiales. Y, sin alardes, est¨¢n abriendo camino a otras formas de consumir m¨¢s ?sensata? para un nuevo cliente.
?La familia de Andr¨¦s Gallardo (Lorca, Murcia, 1977) se ech¨® las manos a la cabeza cuando este nuevo talento les comunic¨®, en esos momentos en los que la econom¨ªa mundial se asomaba al precipicio, que dejaba el trabajo. Lo mismo pas¨® en la familia de Marina Casal (A Coru?a, 1981), que aunque la firma joyera lleve el nombre de ¨¦l, siempre han trabajado juntos. Ambos han pasado por Don Algod¨®n en la ¨¦poca de Juan Duyos, por Raasta y ¨¦l por Bimba y Lola. Gallardo hab¨ªa comenzado a hacer collares en plan hobbie. Paseando por los mercadillos de Berl¨ªn se top¨® con esas figurillas de animales y las llev¨® a su terreno, la joyer¨ªa, a base de decapitarlas y a?adir a sus medios cuerpos tiras de cuero. Y tuvo su ¨¦xito. As¨ª que en noviembre de 2011, despu¨¦s de darle el disgustazo a su familia, llam¨® a Marina y montaron la empresa. Las mejores publicaciones de moda se fijaron en esos collares de porcelana (material noble, pero no caro) que lo mismo se descuelga un conejo buscando una flor que otro saliendo de la Madriguera, nombre con el que llamaron a una de sus cuatro colecciones. ¡°Cada pieza cuenta una historia¡±, dicen sus autores que pasan por un momento plet¨®rico. El pasado enero, ganaron un concurso en una de las ferias m¨¢s importantes de marcas emergentes, Who¡¯s Next de Par¨ªs, y les invitaron a exponer en la secci¨®n de Premier Class. Ah¨ª acuden las mejores tiendas del mundo y algunas ya les han hecho pedidos. ¡°Nuestra idea es mirar afuera y en Espa?a seleccionar muy bien las tiendas que nos gustan y cuidar la imagen¡±, dicen los joyeros que dice estar felices. ¡°Estamos como en una nube, era como un sue?o de los dos llevar nuestro propio proyecto¡±, un proyecto que, como sus animalillos est¨¢ colgado en la web (www. andr¨¦sgallardo.big). Su pr¨®ximo deseo: tener un taller propio. La ¨²nica forma de que los leopardos salgan de las estanter¨ªas de su habitaci¨®n.
El sue?o de Carmen Mazarrasa (Madrid, 1980) es volver a la realidad. Antes de irse a Londres hab¨ªa hecho de todo y en todo triunf¨®. Montar tiendas de cuentas, producir, ferias internacionales, artesan¨ªa, trabajar para otros, como Duyos, Sybilla o Fun & Basic y abrir otra tienda (Persil & Persea) con esos collares que siempre guardan alguna sorpresa. Y algo inalcanzable para tantos: dos colecciones para Grassy, los grandes joyeros. La primera, Florescencia, fue algo l¨²dico hecha con los tesoros que encontr¨® en los cajones de los joyeros: esmeraldas, rub¨ªes, ¨¢gatas, turquesas talladas en forma de flor, hojas de cuarzo, ¨®nix, perlas, turmalinas, rosas cabochon... Se agot¨®. Luego lleg¨® la colecci¨®n Las Joyitas, que se sigue vendiendo.
Y ahora est¨¢ aterrizando. ¡°Es un momento curioso. Por un lado, desesperante pero tambi¨¦n ahora pasan cosas interesantes en las que se ve lo que tienes que ofrecer de verdad¡±, reflexiona. ¡°Mi generaci¨®n se cri¨® en una burbuja, siempre en democracia, bonanza y paz y ahora el que no se espabile no tiene nada que hacer. Por eso tambi¨¦n es un momento ilusionante¡±.
Ella espabilada es desde siempre. Desde que hac¨ªa muestrarios en casa de su madre, collares que eran como insectos, que hac¨ªa con alambre, cristal, circuitos de televisi¨®n o cuentas que compraba en Amsterdam o Londres. Y que un d¨ªa vio Lola Moriarty y la lanz¨® a la aventura. El a?o sab¨¢tico tras la selectividad fue definitivo porque empez¨® a trabajar y ya no ha parado.
Desde su casa con vistas al Real y a la Torre de Madrid, por mencionar solo algunas, mantiene el contacto ¡°personal y pensado¡± con sus clientas y con el runr¨²n, ¡°a punto de tener una idea¡±. Adem¨¢s, desde su torre de freelance hace colaboraciones de todo tipo, desde dise?o gr¨¢fico hasta industrial. Y sigue vendiendo desde la red (carmenmazarrasa.com) porque, despu¨¦s de tantos a?os, sigue ¡°disfrutando mucho trabajando¡±.
Su fracaso con los n¨²meros le salv¨® de la rutina a Almudena Gil (Madrid, 1976) creadora ¨²nica de la marca Circo Jewellery. Un universo de fantas¨ªa donde la plata, el lat¨®n, piedras semipreciosas y otras te?idas (¡°no me digas c¨®mo, pero las ti?en¡±) acaban en piezas que mantienen una actitud desprejuiciada y divertida y que lo mismo se inspiran en Frida Kahlo que en YSL. Aunque ella, que hace todo sola (crea, produce... y hasta las cuentas), fantasiosa no lo parece y no le asust¨® mucho montar un negocio con 28 a?os. El principio que le motiv¨® salir de su casa y montar su taller tienda en Bel¨¦n 3 (y online: www.circojewellery. com) fue ¡°hacer las piezas que a m¨ª me gustar¨ªa tener¡±. Y que tambi¨¦n se venden en Par¨ªs, Reino Unido y hasta en Emiratos ?rabes.
Siempre hab¨ªa demostrado ser creativa y ma?osa. ¡°Lo mismo hac¨ªa un collar que una bufanda de punto¡±, apunta. Intent¨® hacer Arquitectura de Interiores, pero los n¨²meros y el dibujo t¨¦cnico ¡°eran imposibles¡±. Entonces estudi¨® fabricaci¨®n de joyer¨ªa y las pr¨¢cticas las hizo con Karen Hallam. La cosa se le ha complicado desde hace tres a?os. ¡°Desde que empiezas a crecer y tienes m¨¢s puntos de venta, hay que ir a ferias, entregar pedidos...¡±. Hace dos colecciones al a?o, pero como todas sus creaciones son atemporales porque se resisten a pensar en t¨¦rminos como ir a la moda. ?La crisis? ¡°Se nota en Espa?a, por eso estoy reforzando la venta fuera, pero no me ha machacado mucho, sigo pagando a los proveedores, tengo mi sueldo y poco a poco sigo creciendo¡±.
Que la crisis se nota m¨¢s en Espa?a es algo que tambi¨¦n nota Helena Rohner (Las Palmas de Gran Canaria, 1968). ¡°Acabamos de venir de Nueva York y Par¨ªs y hemos vendido s¨²per bien, mejor que otros a?os. EE UU est¨¢ recuperando su fuerza y se nota¡±, precisa desde su posici¨®n de veterana. Ella fue la primera. No hab¨ªa nadie m¨¢s que hiciera esas joyas que no son ni alta joyer¨ªa ni bisuter¨ªa, sino piezas hechas a mano y con una visi¨®n de dise?o, con una est¨¦tica m¨¢s especial. ¡°No para demostrar su poder, que es lo que suele hacerse, sino para usar¡±, dice esta decana a la que, seg¨²n alguna colega, tanto han intentado imitar sin ning¨²n resultado. Ahora tiene una empresa con ocho empleados y tienda en Madrid y Barcelona.
Estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas en Londres y por eso dice que a la joyer¨ªa lleg¨® ¡°por casualidad¡±. Ocurri¨® cuando hizo un curso de joyer¨ªa en Florencia y las pr¨¢cticas con Jacqueline Rabun. Desde entonces, desde sus 22 a?os, fue todo rodado. Se fue a Par¨ªs el a?o en el que estren¨® Premier Class. ¡°Ah¨ª empezaba Tom Dixon y me d¨ª cuenta que pod¨ªa hacer joyas y vivir de ello¡±. Y ah¨ª conoci¨® a los grandes compradores. A?os despu¨¦s se traslad¨® a Madrid, en 1992, hizo un cat¨¢logo para Juanjo Oliva y Barney¡¯s le compr¨® objetos. Fue su primer gran cliente (luego Liberty, Harvey Nichols... y empezaron los grandes pedidos en Jap¨®n. Empez¨® a crear joyas para hombre cuando se lo pidi¨® Paul Smith. Y su campo se ensanch¨® a¨²n m¨¢s cuando la famosa firma danesa, George Jensen, le propuso un juego de t¨¦, y que inaugur¨® otros objetos para casa, de cer¨¢mica, a los que aport¨® color. Como todas sus piezas est¨¢n impregnadas de ese lenguaje ¡°muy escandinavo y muy japon¨¦s, m¨¢s humano¡±. Ese algo intangible que indica que algo est¨¢ cambiando en el consumo. ¡°Es interesante ver lo que est¨¢ pasando en los grandes almacenes¡±, previene. ¡°Ha pasado ya el asombro de ver algo en Barney¡¯s propio de los a?os noventa. Ahora la gente prefiere Opening Ceremony, que se acerca m¨¢s a ese cliente que quiere tocar el objeto, sentirlo y tener la sensaci¨®n de que descubre algo¡±. Se trata de apelar, dicen, a la emoci¨®n m¨¢s que a ostentaci¨®n y al af¨¢n de poseer.
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