Manel, A?o I tras el Advenimiento
Tiernos. Po¨¦ticos. Ir¨®nicos. El cuarteto catal¨¢n culmina la temporada en la que lo ha logrado todo
Los cuatro integrantes de Manel son tipos de filiaci¨®n po¨¦tica y, en consecuencia, so?adores, pero puede que ni en la m¨¢s dulce de sus veladas hubiesen imaginado un a?o como el que ahora culminan. En marzo de 2011, los m¨¢s documentados ya sab¨ªan de su folk elegante, tierno, ac¨²stico y trovadoresco, acreditado con un disco (Els millors professors europeus¡¯, 2008) de repertorio innovador y preciosista. Pero entonces llegaron las diez canciones de 10 milles per veure una bona armadura¡¯ Y, con ellas, la eclosi¨®n que no constaba ni en la m¨¢s optimista de las quinielas.
Guillem, Roger, Mart¨ª y Arnau se personaron ayer en el Teatro Calder¨®n (778 espectadores, lleno absoluto) para dar por finalizada la gira espa?ola de 10 milles¡ Y lo hicieron con todos los premios, registros num¨¦ricos y parabienes imaginables para una banda que canta en catal¨¢n, invoca la herencia de Sisa o Pau Riba y suele renunciar a cualquier frase remotamente parecida a un estribillo. Tanto da. El segundo trabajo de Manel ha sido el duod¨¦cimo m¨¢s vendido en Espa?a durante todos estos meses (solo por detr¨¢s de artistas como Sergio Dalma, Pablo Albor¨¢n o Manolo Garc¨ªa) y fue escogido como el mejor disco del a?o por El Pa¨ªs de las Tentaciones y El Peri¨®dico de Catalu?a, entre otras cabeceras. Lo de estos barceloneses no fue una revelaci¨®n, sino, m¨¢s bien, un advenimiento.
El grupo finaliza su gira con un llenazo y los parabienes de la cr¨ªtica
No basta con argumentar que son el grupo favorito de Guardiola. A Pep le tenemos por un estratega celestial, pero no por gur¨² para la nueva m¨²sica catalana. En realidad, Manel ha acertado con una sonoridad singular y un sentido po¨¦tico que impele a ponernos al d¨ªa con el catal¨¢n como no nos suced¨ªa desde Llach y El Nano. Su legi¨®n de admiradores ha crecido sin distingos estil¨ªsticos ni geogr¨¢ficos. ¡°Cuando les escucho, me entran ganas de irme de viaje¡±, exclama la singular coplera La Shica. ¡°Doy penica cantando en catal¨¢n, pero me impulsan a coger el coche y tirar adonde sea, sin pens¨¢rmelo¡±.
Ux¨ªa Senlle, acaso la m¨¢s influyente cantautora gallega, la secunda: ¡°Me transportan a la infancia, como si me calzase las zapatillas y entrase en una estancia de historias cotidianas y m¨¢gicas. Se acab¨® lo de ¡®No entiendo catal¨¢n, euskera o gallego¡¯; la m¨²sica no sabe de prejuicios cuando dispara al coraz¨®n¡±. Y asiente Sole Gim¨¦nez, antigua cantante de Presuntos Implicados: ¡°Son frescos, cl¨¢sicos y buenos m¨²sicos. ?Veredicto positivo!¡±.
En la apresurada encuesta solo se muestra discrepante Suso Saiz, uno de los mejores productores del pa¨ªs. ¡°Sus letras reflejan el costumbrismo de la burgues¨ªa catalana¡±, razona, ¡°y la m¨²sica es sencilla y plana, por mucho que intenten evolucionar en la grandilocuencia¡±. Un diagn¨®stico que, a buen seguro, no compartir¨ªa la entusiasta platea de anoche en el centro de la ciudad. La misma que se lanza al tarareo, sin mayores miramientos ling¨¹¨ªsticos, con Ai, Dolors, Al mar o En la que el Bernat se¡¯t troba.
Manel ha crecido a pulso, sin trucos ni pamplinas. Son bastante al¨¦rgicos a las entrevistas, no cultivan la fotogenia y, salvo Guillem Gisbert, adoptan una actitud ensimismada sobre las tablas, como si estuvieran permanentemente preocupados por la salud de alg¨²n familiar. Gisbert ¨Calto, rubio y barbudo, pero lejos de que le confundamos con Gerard Piqu¨¦? canta mirando al cielo y coloc¨¢ndose la guitarra muy arriba, como Richard Thompson en la portada del disco Mirror blue. A su izquierda, el bajista Mart¨ª Maym¨® pone tal cara de ni?o bueno que nos lo imaginar¨ªamos de bolos en la recepci¨®n de alg¨²n hotel. Y si Guillem rompe a contar alguna de sus batallitas ir¨®nicas, casi surrealistas, todos reaccionan con gestos cabizbajos, como si no le conocieran de nada.
La pose puede parecer pintoresca, pero los arreglos para cuerdas y metales (en Aniversari, por ejemplo) superan con creces lo que se estila en los escenarios espa?oles. Y algunas letras asombran por su profundidad po¨¦tica. ¡°Cuando sea viejo, seguir¨¦ cant¨¢ndote canciones. Caminar¨¦ lento y a veces me sentar¨¦ en los bancos (¡) Y, con la decadencia de la carne, un rinconcito del comedor har¨¢ de escenario¡±, anota la conmovedora Criticarem les noves modes de pentinants. Por detalles as¨ª merece la pena seguir creyendo en el A?o Manel.
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