La historia, la memoria y el olvido
La historia est¨¢ hecha de lo que unos quisieran olvidar y otros no pueden. El historiador debe averiguar el porqu¨¦
El libro de Francesc-Marc ?lvaro Entre la mentira y el olvido (La Magrana, 2012) cae como pedrada en ojo de boticario en medio de la viva pol¨¦mica sobre la memoria hist¨®rica, los memoriales democr¨¢ticos, la historia oral, el Diccionario Biogr¨¢fico Espa?ol de la Real Academia de la Historiay el ¡°contradiccionario¡± dirigido por ?ngel Vi?as. Comparto la reticencia de Francesc-Marc ?lvaro ante la historia oral. Hay que recoger los recuerdos de los testigos de la Guerra Civil antes de que acaben de desaparecer, pero se han de controlar con otras informaciones y documentaci¨®n fiable. Una se?ora fue al Servicio Hist¨®rico Militar de Madrid y pidi¨® ver el expediente personal de su padre, un h¨¦roe de la Divisi¨®n Azul ¡ªdec¨ªa¡ª ca¨ªdo en Rusia luchando contra el comunismo. Le mostraron el expediente y, efectivamente, su padre hab¨ªa estado en la Divisi¨®n Azul y hab¨ªa muerto en Rusia¡ ?fusilado por desertor! De no haber visto la documentaci¨®n, nadie habr¨ªa podido convencerla de la falsedad de la versi¨®n que circulaba en la familia.
Sin que Francesc-Marc ?lvaro lo pretenda, el lector podr¨ªa quedarse con la impresi¨®n de que, si hay tantas memorias como recordadores y tantas historias como historiadores, la verdad hist¨®rica objetiva es una utop¨ªa inalcanzable. Como dice el proverbio, cada cual cuenta la feria seg¨²n como le fue en ella. Sin embargo, dejando de lado a los panfletistas o propagandistas de tal o cual ideolog¨ªa, con el acceso a los archivos y la diligencia de historiadores honestos se van aproximando las historias distantes.
Extra?a que haya tanto p¨²blico adicto a la seudohistoria revisionista o neofranquista, que sin una investigaci¨®n hist¨®rica rigurosa confirma los prejuicios que ya ten¨ªan aquellos lectores
El subt¨ªtulo de ?lvaro, El laberint de la mem¨°ria col¡¤lectiva, expresa mejor el contenido. Maurice Halbwachs formul¨® la teor¨ªa de la memoria colectiva, seg¨²n la cual solo recordamos aquello que tiene sentido en la comunidad en la que vivimos. Mi profesor de Psicolog¨ªa Social Jean Stoetzel lo ilustraba con la an¨¦cdota de unos zul¨²es, pueblo africano de pastores dotados de una memoria proverbial, pues conocen una por una todas las vacas de sus numerosos reba?os. Llevaron a unos cuantos de ellos a Londres, los pasearon por la ciudad, y al regreso les preguntaron qu¨¦ recordaban. No recordaban pr¨¢cticamente nada, porque nada hab¨ªan entendido. Lo ¨²nico que les qued¨® fue el gesto de los guardias urbanos dirigiendo con la mano el tr¨¢fico, porque era como los zul¨²es se saludan.
Nos extra?a que haya tanto p¨²blico adicto a la seudohistoria revisionista o neofranquista, que sin una investigaci¨®n hist¨®rica rigurosa confirma los prejuicios que ya ten¨ªan aquellos lectores. Como escribe Francesc-Marc ?lvaro, ¡°la educaci¨®n es la base¡± (p. 67). Otro profesor m¨ªo, Maurice Duverger, explicaba que las ideas pol¨ªticas que raramente cambiar¨¢n a lo largo de la vida se nos infunden subrepticiamente en nuestra infancia en la clase de historia nacional, que es cuando se nos dice qui¨¦nes fueron los buenos y qui¨¦nes los malos. Hay en Espa?a toda una generaci¨®n que tuvo que aprender una historia patria impregnada de los mitos franquistas. Algunos han cambiado de ideas a la luz de nuevas lecturas o informaciones, pero otros siguen aferrados a la visi¨®n de su infancia. No pueden recordar, y en parte ni siquiera advirtieron, los cr¨ªmenes de la dictadura. Son como zul¨²es en Londres.
Lo que resulta intolerable es que semejante bazofia se haya deslizado en el monumental diccionario biogr¨¢fico editado por la Real Academia de la Historia y costeado por toda la ciudadan¨ªa a trav¨¦s del presupuesto estatal. Particip¨¦ en ¨¦l ajust¨¢ndome a las rigurosas normas impartidas a los colaboradores, pero viendo que no se hab¨ªan observado en numerosos art¨ªculos tendenciosos, he aceptado con mucho gusto la invitaci¨®n a redactar dos voces clave, ¡°Iglesia¡± (en la Guerra Civil) y ¡°nacionalcatolicismo¡± (en el franquismo) para el volumen Los combates por la historia, dirigido por ?ngel Vi?as (Pasado&Presente, 2012). Como dec¨ªa Pierre Vilar, la historia est¨¢ hecha de lo que unos quisieran olvidar y otros no pueden olvidar, y la tarea del historiador es averiguar el porqu¨¦ de lo uno y de lo otro.
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat
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