Una tentativa de ciencia en O Courel
La Estaci¨®n Cient¨ªfica de la Universidad de Santiago nace para alentar el desarrollo de un paraje natural lastrado por la falta de fondos
En 1901, el jesuita burgal¨¦s Baltasar Merino se adentraba en mula por las corredoiras de O Courel para elaborar la primera descripci¨®n cient¨ªfica de la flora de la sierra. Fue el precursor de una larga serie de investigadores que han encontrado en estas monta?as un gran laboratorio de biodiversidad: en apenas el 5% del territorio gallego est¨¢n presentes el 45% de las especies vegetales del pa¨ªs. En junio de 2010 se inaugur¨® en Seoane do Courel la Estaci¨®n Cient¨ªfica de la Universidad de Santiago (USC), promovida por el bot¨¢nico Javier Guiti¨¢n con una filosof¨ªa clara: alternar la ¡°ciencia pura¡± con proyectos que contribuyan al desarrollo econ¨®mico local.
El centro arranca al ralent¨ª en plena crisis, ahogado por la falta de financiaci¨®n y por lo que Guiti¨¢n, su director, considera un enfoque insuficiente por parte de la propia universidad. El signo m¨¢s evidente de penuria, dentro de un edificio que cost¨® un mill¨®n de euros, es la ausencia de microscopios y material de laboratorio. ¡°Est¨¢n en dep¨®sito en Santiago, pero no se han podido instalar porque no hay fondos para comprar mesas¡±, explica el bot¨¢nico. A la Universidad, que paga simplemente los gastos de mantenimiento, le reclama Guiti¨¢n que finalice de una vez la dotaci¨®n del centro, una mejor difusi¨®n del servicio ¡ªque hasta carece de web propia¡ª y m¨¢s implicaci¨®n en la b¨²squeda de fondos. Pero, sobre todo, una apuesta clara por el concepto que m¨¢s repite durante de la charla: Desarrollo rural.
El signo m¨¢s evidente de penuria es la falta de material de laboratorio
¡°Desde el primer momento¡±, explica Guiti¨¢n, ¡°la Estaci¨®n se plante¨® as¨ª, y no solo como una instalaci¨®n m¨¢s de la universidad¡±. El proyecto, de hecho, tom¨® cuerpo en una reuni¨®n entre representantes de la USC y alcaldes de la antigua ¨¢rea de desarrollo R¨ªo Lor del sur de Lugo, en la que se tambi¨¦n se inclu¨ªa O Courel. Aquello fue en el a?o 2000, y hasta 2007 no se logr¨® que la Xunta, entonces bipartita, financiara la obra con 750.000 euros de la Conseller¨ªa de Industria y 300.000 de la de Medio Ambiente. Los terrenos ya llevaban a?os comprados: los adquiri¨® el pueblo de Seoane por suscripci¨®n popular y 800.000 pesetas de la ¨¦poca.
Esta implicaci¨®n vecinal, recordada en una placa a la entrada del edificio, evidencia unas expectativas que ahora Javier se siente obligado a colmar. Sin fondos a la vista ¡ªbuenas palabras de la Xunta actual y la Diputaci¨®n de Lugo, pero nada firmado¡ª, el grupo cient¨ªfico de la Estaci¨®n espera un proyecto presentado al programa Life de la UE para investigar la explotaci¨®n econ¨®mica de los soutos de casta?os y su fruto. Un trabajo con cuatro a?os de plazo y un mill¨®n de euros de presupuesto sobre el que las autoridades comunitarias se pronunciar¨¢n antes del verano. ¡°Potenciar proyectos que ayuden al desarrollo rural es el sentido de esta estaci¨®n¡±, insiste Guiti¨¢n. ¡°Por ese motivo fue incluida en el Plan de Reequilibrio Territorial del Gobierno Touri?o¡±.
La poblaci¨®n de principios de los ochenta ha ca¨ªdo a la mitad
Mientras no cuajan los ¡°proyectos residentes¡±, generados desde la propia Estaci¨®n, esta atiende el resto de sus cometidos. En apenas dos a?os de vida ha acogido a investigadores en la peque?a residencia de ocho camas integrada en el complejo. Ha desarrollado actividades con colegios y servido de sede para m¨¢steres y cursos. En materia de investigaci¨®n, el equipo de seis cient¨ªficos comandado por Guiti¨¢n desarrolla ahora lo que ¨¦ste llama ¡°ciencia pura¡±, un proyecto financiado por el Gobierno central y centrado en la genciana. ¡°C¨®mo var¨ªan sus colores a lo largo de la cordillera cant¨¢brica en relaci¨®n a los insectos que la polinizan y los herb¨ªvoros que la atacan¡±, resume el jefe de grupo.
Javier Guiti¨¢n, compostelano de 54 a?os, lleva estudiando la flora de O Courel desde que la escogiera como tema de su tesis doctoral. Durante tres d¨¦cadas ha prestado atenci¨®n a diversas especies de la sierra, colabor¨® en alg¨²n proyecto con la Estaci¨®n de Do?ana y public¨® sus hallazgos en revistas punteras de biolog¨ªa. Al tiempo mismo tiempo, era testigo directo del dr¨¢stico abandono de la zona. La poblaci¨®n de principios de los ochenta, unos 2.500 vecinos, ha ca¨ªdo a la mitad. La emigraci¨®n de los j¨®venes, la desaparici¨®n de l¨ªneas de autob¨²s y servicios m¨¦dicos, son indicadores de un panorama de extinci¨®n socioecon¨®mica.
La forma de revertirlo, en opini¨®n de Guiti¨¢n, solo puede ser la explotaci¨®n sostenible de recursos locales. Pone como ejemplo las casas de turismo rural que ya funcionan en diversas aldeas, promovidas por emigrantes retornados o ganaderos que acusan el derrumbe de su ocupaci¨®n tradicional. Surgen tambi¨¦n peque?as industrias de transformaci¨®n de la casta?a. Para afianzar estos brotes verdes, el bot¨¢nico apunta que ¡°es muy importante la declaraci¨®n de parque natural¡±. El paso previo, el Plan de Ordenaci¨®n de Recursos Naturales, ya est¨¢ elaborado, y ¡°en una reuni¨®n reciente de asociaciones con la alcaldesa, la opini¨®n fue mayoritariamente favorable¡±, a?ade Guiti¨¢n. Si la Deputaci¨®n de Lugo cumple el compromiso verbal de aportar 12.000 euros a la Estaci¨®n, su director planea dedicarlos ¡°a la formaci¨®n de j¨®venes en los recursos naturales de la zona, para que en el futuro, si llega la declaraci¨®n de parque, puedan trabajar como gu¨ªas de la naturaleza o en centros de interpretaci¨®n¡±.
Que un cient¨ªfico se preocupe de la poblaci¨®n local de O Courel es justo: desde siempre los vecinos los han acogido con los brazos abiertos. Al jesuita Merino lo guiaban y le daban posada los curas rurales. En los a?os setenta, zo¨®logos de la USC viv¨ªan en la escuela rural de Parada, en vecindad con el poeta Ux¨ªo Novoneyra. ¡°Con ellos conoc¨ª la zona, en unas vacaciones de Semana Santa de primero de carrera¡±, recuerda Guiti¨¢n. ¡°Se lavaban en la fuente, dorm¨ªan sobre paja y el vino era un componente esencial de la dieta. Era muy divertido¡±. Tras 30 a?os de visitas ¡ªen los meses de buen tiempo, viaja todas las semanas a la zona¡ª, el bot¨¢nico se siente enraizado all¨ª. Lo que le hace ser consciente de los muchos amigos de juventud que ahora tienen que ganarse la vida en Madrid o Barcelona.
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