Senderos de lirios y tulipanes
M¨¢s de 40.000 flores de distintas variedades pueden contemplarse hasta finales de mayo en un jard¨ªn privado de Ll¨ªber
Hay que dejar atr¨¢s la costa desde Benissa y adentrarse en la Lloma Llarga, en las cercan¨ªas de la Sierra de B¨¦rnia, para nadar entre flores. Una estrecha carretera de monta?a conduce hasta Marnes, en Ll¨ªber, un paraje apenas habitado y casi inalterado por siglos de incomunicaci¨®n, donde desde hace algunos a?os, m¨¢s de 10.000 lirios de 500 especies y hasta 30.000 tulipanes y narcisos despiertan por primavera inund¨¢ndolo todo con su marea multicolor.
Si el viento es intenso miles de p¨¦talos asustados se agitan indefensos como olas temblorosas. Pero resisten. Est¨¢n acostumbrados a crecer a 500 metros sobre el nivel del mar, con la ¨²nica ayuda de un sol obstinado y una lluvia m¨¢s que precaria, al cobijo de viejos olivos, almendros y algarrobos.
Los art¨ªfices son
Los primeros en llegar fueron los lirios. Todos con su partida de nacimiento y su propio nombre registrado, a cada cual m¨¢s sugerente: Poem of Ecstasy (Poema de ?xtasis), In love again (Enamorada otra vez), Romantic Evening (Velada Rom¨¢ntica) u Oregon Sunset (Puesta de sol en Oreg¨®n). La gran mayor¨ªa proceden de este estado norteamericano y de la vecina California. Otros son originarios de Australia, Francia e Italia. Tras ellos, aterrizaron en el jard¨ªn los tulipanes, los narcisos, las an¨¦monas, las buddleias, los cenothus azul el¨¦ctrico y los rosales. Hasta 300 clases hay plantadas. Ingleses, la mayor¨ªa.
Indigestarse con esta fiesta de los sentidos s¨®lo es posible entre abril y mayo y gracias a la entrega y la dedicaci¨®n de los art¨ªfices del jard¨ªn, una pareja de jubilados ingleses muy inquietos y creativos. Christine Lomer y Nick Brown, de 64 y 76 a?os, comenzaron a dar vida a su peque?o para¨ªso cuando se instalaron en Marnes, hace poco m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°El ruido de las obras en la casa era espantoso y buscando un poco de tranquilidad comenc¨¦ a plantar los primeros lirios¡±, explica Christine. As¨ª naci¨® el Jard¨ªn Secreto, una de las estancias m¨¢s coquetas y recogidas de este espacio natural de casi 20.000 metros cuadrados, mimado hasta el ¨²ltimo detalle, donde el caos genera su propio orden y donde las vistas de la cara norte de B¨¦rnia resultan impagables.
El a?o pasado recibieron
¡°Este jard¨ªn no es un negocio¡±, aclara Christine. ¡°Pedimos una peque?a contribuci¨®n para hacer frente a los gastos, pero a nivel econ¨®mico hay m¨¢s p¨¦rdidas que ganancias. Es mi hobby, mi capricho, mi juego. Lo hago por amor a las plantas y porque no quiero estar encerrada dentro de casa¡±, puntualiza.
Dos empleados ayudan con el mantenimiento. Es posible comprar macetas de lirios, rosales y otras muchas plantas y hacer pedidos de los rizomas. Desde finales de agosto hasta octubre los sirven por correo a cualquier rinc¨®n de Europa. El a?o pasado recibieron la visita de 6.000 personas, la mitad de ellos espa?oles.
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