El negocio de las alcantarillas
Una decena de asociaciones vecinales de Madrid denuncia el aumento de los robos de tapas y rejillas de hierro
![Uno de los agujeros provocados por el robo de las tapas de alcantarilla en Hortaleza.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KWAEZKNTTMWOU45NZIFD7UA2MQ.jpg?auth=ba359303d50157400b8f0321f348c23d1b6a55560fda17688c01952415f8ef93&width=414)
Modesto Garc¨ªa camina por la calle de Latina y no da cr¨¦dito a lo que ven sus ojos. Faltan las ocho rejillas de la v¨ªa, de unos 450 metros de longitud, y situada en el barrio de Lucero. Vuelve a mirar: de izquierda a derecha. Ni rastro. La escena se repite en el barrio de C¨¢rcavas, en el distrito de Hortaleza, donde, adem¨¢s de las rejillas, han desaparecido las tapas de las alcantarillas. Una decena de asociaciones vecinales de Madrid ha denunciado en las ¨²ltimas semanas el aumento de los robos de estos instrumentos de hierro para la canalizaci¨®n del agua. ¡°Los agujeros ponen en peligro a los viandantes. Tenemos que poner unas tablas de maderas para advertir a los transe¨²ntes¡±, sentencia Jos¨¦ Andr¨¦s ?lvaro, presidente de la agrupaci¨®n vecinal de C¨¢rcavas.
Una patrulla ciudadana del barrio de los Rosales, en Villaverde, inspecciona dos veces al mes los desperfectos que sufre la zona. Desde principios de a?o, el problema se repite. Y no hay manera de frenarlo. Las tapas de las alcantarillas y los imbornales, rejillas para dar salida al agua de lluvia que se encuentran debajo del bordillo de la acera, desaparecen. El mecanismo siempre es el mismo. Un vecino se encuentra con un agujero enorme en la acera. Con suerte, logra esquivarlo. Se escandaliza pero sigue caminando hasta, que, de repente, se topa con otro. En la reuni¨®n de vecinos deciden llamar al Ayuntamiento para que reponga cuanto antes el boquete. El Consistorio llama a su vez el Canal Isabel II y los t¨¦cnicos r¨¢pidamente arreglan el desaguisado.
¡°Este problema ha existido siempre, pero ¨²ltimamente es un esc¨¢ndalo¡±, lamenta Mariano Monjas, de la asociaci¨®n Los Pinos de San Agust¨ªn, en Puente de Vallecas. Pero, ?qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de estos robos? Los vecinos lo tienen claro: hay bandas organizadas que roban las tapas para venderlas en chatarrer¨ªas clandestinas. Los chatarreros consultados reconocen, por su parte, que estas tapas de hierro de fundici¨®n se venden en negocios ilegales a 0,22 c¨¦ntimos el kilo. ¡°Si multiplicas el precio por los 30 o 35 kilos que suelen pesar las tapas puedes ganar aproximadamente seis euros y medio por tapa; unos 80 euros por cada diez¡±, explica L. M., un chatarrero del barrio de Pavones. Los ladrones utilizan un gancho de hierro para llevarse la tapa, seg¨²n fuentes policiales.
Aunque no existe ning¨²n registro de las tapas y rejillas que han desaparecido, el Canal de Isabel II asegura que en los ¨²ltimos meses no dan abasto con las reposiciones. Tanto que los t¨¦cnicos han decidido cambiar el hierro fundido por hormig¨®n, m¨¢s barato y pesado. El problema es que este material no vale para la calzada porque no aguantar¨ªa el peso de los coches y generar¨ªa m¨¢s ruido. La Fundaci¨®n est¨¢ probando con otros materiales como el polietileno, un tipo de pl¨¢stico a¨²n m¨¢s resistente. Lo que sea para lograr que robar tapas y rejillas no sea tan atractivo. El n¨²mero de tapas de registro que hay en Madrid capital se sit¨²a en torno a las 150.000 y la red de alcantarillado tiene m¨¢s de 4.700 kil¨®metros de longitud.
Antidio Vinuesa, vocal de la asociaci¨®n vecinal La Nueva Elipa, habla del peligro que corren los chicos que van a hacer deporte al campo de f¨²tbol de San Alberto: ¡°Los agujeros son enormes y tienen unos tres metros de profundidad. Hemos puesto unas retamas de madera para que nadie se caiga. ?Qu¨¦ podemos hacer? Los vecinos no podemos estar vigilando todo el rato¡±.
Los robos se producen, sobre todo, en las inmediaciones de centros comerciales, en barrios con poca poblaci¨®n o aceras cercanas a pol¨ªgonos industriales. Pero tambi¨¦n en avenidas muy transitadas, como es el caso de la calle de Latina.Una comisar¨ªa de uno de los distritos afectados asegura que no han recibido denuncias de este tipo. El procedimiento com¨²n que realizan los vecinos es avisar al Ayuntamiento y este, a su vez, al Canal Isabel II. ¡°Poner una denuncia por este motivo me parece kafkiano¡±, afirma Pedro Tejero, uno de los afectados. Las fuentes policiales consultadas reconocen que el robo de este tipo de utensilios ha estado relacionado los alunizajes, pero no tienen constancia de que sea tan com¨²n su comercializaci¨®n.
¡°Intent¨¦ agarrarme al suelo para no caer al fondo¡±
¡°?Vaya susto que me llev¨¦!¡±. Jos¨¦ Andr¨¦s ?lvaro, presidente de la Asociaci¨®n Vecinal del barrio de C¨¢rcavas, en Hortaleza, no puede olvidar el mal rato que pas¨® hace un a?o cuando cay¨® por el boquete de una alcantarilla cerca de su casa. ¡°Caminaba tranquilamente cuando pis¨¦ la madera que hab¨ªan colocado para advertir a los viandantes, pero no la vi y cuando me quise dar cuenta estaba intentando agarrarme al suelo para no caer hasta el fondo¡±, relata. El incidente le caus¨® un fuerte dolor de rodilla y rozaduras en los brazos. ?lvaro no denunci¨® la ca¨ªda porque consider¨® que era un accidente puntual. ¡°Tendr¨ªa que haber prestado m¨¢s atenci¨®n¡±, pens¨® en aquel momento.
Lo mismo le sucedi¨® a In¨¦s, de 73 a?os. Hace tres esta anciana cay¨® por uno de los agujeros en el barrio de La Elipa mientras daba su paseo vespertino. Iba sola y el susto fue doble, pero consigui¨® frenar la ca¨ªda con los brazos sin descender al fondo. Antidio Vinuesa, su yerno, explica que en ese momento no fueron a la polic¨ªa porque les parec¨ªa desmesurado. Vinuesa asegura que los vecinos han denunciado el caso ante la Junta Municipal del distrito al que pertenecen, Ciudad Lineal.
Modesto Garc¨ªa, de 65 a?os, sufri¨® otro incidente provocadopor la desaparici¨®n de una rejilla en el barrio de Lucero. Hace un mes y medio, iba a recoger en su veh¨ªculo a su mujer a la salida del metro cuando al aparcar se percat¨® que una de las ruedas traseras se qued¨® atrancada en el boquete. ¡°El coche se qued¨® encajado y nos cost¨® mucho sacar la rueda, pero finalmente lo conseguimos¡±, explica.
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