¡°Hemos ganado libertad, pero no la paz definitiva¡±
"En UCD vivimos a?os terribles, en que se mat¨® a mucha gente. Y resistimos¡±
Su primer recuerdo de Madrid es muy lejano, ¡°de ni?a¡±, afirma la exsenadora del PP Pilar Aresti. Sol¨ªa ir a la capital en coche con su padre, el conde de Aresti, quien viajaba all¨ª por razones de negocios. Entre otros cargos, Jos¨¦ Aresti era presidente de Papelera Espa?ola. Siempre iba acompa?ada por su madre, en uno de esos viajes eternos que duraban medio d¨ªa y que les permit¨ªa detenerse a comer, a veces, en el Parador de Aranda.
?En Madrid no ten¨ªan familia muy cercana, pero siempre visitaban a alg¨²n pariente lejano o a amigos de sus padres. Despu¨¦s, entr¨® a estudiar en el colegio Ciudad Ducal de ?vila y sus viajes se hicieron m¨¢s asiduos, sobre todo cuando se premiaba a las alumnas con una visita a El Escorial, a La Granja, a Aranjuez o a los museos, donde se pasaban horas. ¡°Ir a Madrid era siempre un gran premio, tanto desde el colegio de ?vila, como desde el Sagrado Coraz¨®n de Algorta¡±. De ah¨ª le viene su gran afici¨®n por las artes.
Liberal de coraz¨®n, Pilar Aresti se lanza a la pol¨ªtica al inicio de la Transici¨®n. Da sus primeros pasos como militante de UCD y se convierte en diputada de la Diputaci¨®n de Bizkaia de 1979 a 1983, as¨ª como apoderada de las Juntas Generales en ese mismo cuatrienio. En 1995 repetir¨ªa como juntera, esta vez elegida ya por el PP, cargo que ocup¨® hasta 1999. ¡°En la UCD vivimos a?os muy convulsos, a?os terribles, en los que la falta de libertad era total, en los que se mat¨® a mucha gente¡±, rememora. ¡°No hab¨ªa una semana en la que no tuvi¨¦ramos que asistir a un alg¨²n funeral. Recuerdo muy especialmente el a?o 1980, en el que tres compa?eros del partido fueron asesinados en pocas semanas. Entonces, se pens¨®, incluso disolver la UCD vasca¡±. Sin embargo, siguieron adelante. ¡°Y tambi¨¦n siguieron los asesinatos de polic¨ªas, compa?eros de otros partidos, periodistas, empresarios, jueces, y uno que me ata?e muy personalmente el de mi primo Enrique Aresti, un hombre que nunca particip¨® en pol¨ªtica y que fue vilmente asesinado. Fueron a?os muy duros y resistimos¡±, indica.
Perfil
- La bilba¨ªna Pilar Aresti Victoria de Lecea, hija de Jos¨¦ Aresti, conde de Aresti, y esposa de Ram¨®n Icaza, uno de los principales accionistas del BBVA, pertenece a una de las familias hist¨®ricas de la oligarqu¨ªa vizca¨ªna. Pol¨ªtica y empresaria, al inicio de la Transici¨®n comenz¨® a militar en la UCD.
- Apoderada en las Juntas Generales de Bizkaia y miembro de la Diputaci¨®n de este territorio entre 1979 y 1983, repiti¨® como juntera ya con el PP de 1995 a 1999.
- Elegida en 200o senadora del PP por Bizkaia, ocup¨® su esca?o hasta 2004.
- Desde hace a?os es vicepresidenta de la Residencia Conde Aresti, fundada por su abuelo, y preside el Comit¨¦ de Amigos del Museo Guggenheim.
Joaqui¨ªn Garrigues Walker fue un ministro excepcional¡±
Tras disolverse UCD, como muchos otros militantes vascos se incorpora a la Federaci¨®n de Partidos Dem¨®cratas y Liberales, una coalici¨®n integrada por tres partidos: Alianza Popular, Partido Liberal y PDP. De all¨ª pasar¨ªa al PP, tras la refundaci¨®n de Alianza Popular.
De su militancia liberal mantiene un recuerdo entra?able, centrado en su buena relaci¨®n con Joaqu¨ªn Garrigues Walker. ¡°S¨ª, fue muy buena. Fue un ministro excepcional, pero Joaqu¨ªn no hubiera tenido que morir tan pronto, eso es indudable¡±, lamenta. ¡°Las charlas con ¨¦l eran siempre amenas e instructivas, con ¨¦l aprendimos mucho. Era un gran dem¨®crata, respetado por todos los pol¨ªticos de cualquier ideolog¨ªa¡±, prosigue. ¡°Recuerdo que estaba en Madrid en la tribuna del Parlamento el d¨ªa en el que era necesario su voto y se present¨® en el hemiciclo, ya muy enfermo, con las secuelas, totalmente calvo. Entonces, todos los diputados en pie le rindieron un emotivo y merecido homenaje¡±.
A?os antes, Pilar Aresti hab¨ªa iniciado su aprendizaje pol¨ªtico, de la mano de Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, suegro de Joaqu¨ªn Garrigues. ¡°All¨ª me entr¨® el gusanillo pol¨ªtico¡±.
En esa ¨¦poca comparti¨® sus primeras tareas de organizaci¨®n en el Partido Liberal con Adolfo Careaga, Julen Guim¨®n, Jos¨¦ Antonio Ramirez Escudero o Ricardo Echanove. El presidente de la formaci¨®n ser¨ªa m¨¢s tarde Jos¨¦ Antonio Segurado.
De all¨ª pas¨® con todos ellos a UCD, sin olvidar su estrecha relaci¨®n con Marcelino Oreja, al que acompa?a en esos funerales casi clandestinos oficiados a los miembros de las Fuerzas de Seguridad asesinados por ETA. ¡°Los f¨¦retros se sacaban casi en secreto despu¨¦s de una misa en Los Agustinos [en Bilbao]. Recuerdo c¨®mo la gente nos increpaba en la calle gritando ¡®UCD traidores¡±, se?ala.
Mientras tanto, Aresti sigue con sus responsabilidades como diputada foral. Es entonces cuando asiste a uno de los actos m¨¢s tremendos, que coincide con el intento de golpe de Estado del 23-F. ¡°Era un pleno de ¨²ltimo lunes de mes, y hab¨ªa estado en Madrid los d¨ªas anteriores para asistir a la elecci¨®n de Calvo Sotelo desde la tribuna de los Cortes. Recuerdo perfectamente que no se pudo elegir a Calvo Sotelo entre el jueves y el viernes y que seguir¨ªa la votaci¨®n el lunes¡±.
Con gran disgusto, Aresti tiene que regresar a Bilbao. Ese mismo d¨ªa y en plena sesi¨®n foral se enter¨®, como todos, del golpe de Tejero. D¨ªas antes hab¨ªa vivido, en ese convulso febrero de 1981, ¡°el espect¨¢culo¡± que Herri Batasuna mont¨® en la Casa de Juntas de Gernika con ocasi¨®n del hist¨®rico primer viaje oficial de los Reyes a Euskadi.
A?os m¨¢s tarde, en 2000, fue elegida senadora por Bizkaia en las listas del PP e inicia un periodo de estancias prolongadas en la capital. ¡°Es un cargo que me hizo una enorme ilusi¨®n y que me permiti¨® mantener una relaci¨®n muy bonita con Madrid. Viv¨ªamos all¨ª, aunque fue una ¨¦poca algo confusa, porque coincidi¨® con importantes acontecimientos como la cat¨¢strofe del Prestige y, sobre todo, la bomba que ETA nos puso en casa. Posteriormente, me informaron iba dirigida contra m¨ª¡±, precisa.
Rajoy es una persona muy cercana y asequible, muy afable¡±
El atentado se produjo tan solo cuatro meses despu¨¦s de que ocupase su esca?o en el Senado. En la dur¨ªsima ofensiva de ETA de aquel verano, la organizaci¨®n terrorista coloc¨® dos bombas en Neguri, el barrio de Getxo s¨ªmbolo de la burgues¨ªa vasca: el 25 de junio frente al domicilio de un miembro de la familia Delclaux y el 24 de julio, ante la casa de Pilar Aresti. Narra la exsenadora: ¡°La Ertzaintza me avis¨® por tel¨¦fono de que iba a estallar una bomba frente a nuestro domicilio, y pregunt¨¦ con cu¨¢nto tiempo contaba para abandonar nuestra casa. El agente me contest¨®: ¡®No lo hay. ?Prot¨¦janse!¡¯ As¨ª lo hicimos, mi marido [Ram¨®n Icaza] y yo, corriendo hacia el centro de la habitaci¨®n central. La bomba no tard¨® un minuto en estallar. Eran las ocho y veinticinco de la ma?ana¡±.
La explosi¨®n en la calle Am¨¢n provoc¨® muchos destrozos en su hogar y en otras 34 viviendas. Afortunadamente, no hubo heridos y su domicilio resisti¨®. ¡°La reacci¨®n de mis compa?eros fue inmediata. Vinieron aqu¨ª a acompa?arme Esteban Gonz¨¢lez Pons y varios m¨¢s, y por supuesto la presidenta del Senado, Esperanza Aguirre, que unos meses despu¨¦s, una vez arreglada la casa, estuvo pasando con nosotros un fin de semana. Recib¨ª el apoyo, para m¨ª reconfortante y emocionante, de todos los partidos democr¨¢ticos vascos, de las autoridades locales del PNV y, por supuesto, del grupo vasco de senadores¡±, se?ala. ¡°Si las piedras aguantan, ?c¨®mo no vamos a aguantar nosotros?¡±, dir¨ªa aquel 24 de julio de 2000 la entonces senadora.
En todos esos a?os, su relaci¨®n con Madrid es muy intensa. Participa activamente en las comisiones de Defensa; Educaci¨®n, Cultura y Deporte, y la especial sobre Inmigraci¨®n y Extranjer¨ªa de la C¨¢mara alta. Su relaci¨®n es especial con su propio grupo, pero recuerda en particular las comidas con los dem¨¢s senadores vascos. ¡°La relaci¨®n con el PNV era buena en aquel momento, sobre todo a nivel personal. No soy una persona conflictiva; soy dialogante y abierta, y espero haber dejado un buen recuerdo de mi paso por el Senado¡±, apunta.
La relaci¨®n con el PNV era buena, sobre todo a nivel personal¡±
Con el socialista Javier Rojo, siguiente presidente de la C¨¢mara alta, mantuvo una excelente relaci¨®n. Muchas veces coincid¨ªa con ¨¦l en los aviones de ida y vuelta a Madrid. Tambi¨¦n con senadores catalanes, en especial con la socialista F¨¢tima Burto, con quien viaj¨® a Kinshasha (Congo) durante 12 d¨ªas para participar, en representaci¨®n del Senado, en la Conferencia Parlamentaria para ?frica. ¡°Durante todo ese tiempo mantuve con ella un trato de confianza y de amistad¡±, enfatiza.
Fueron cuatro a?os intensos. Hace memoria Aresti y menciona los episodios posteriores a la cat¨¢strofe del Yak 42, que recuerda con tristeza y, de manera especial, el funeral y acto de homenaje a las v¨ªctimas, en el que, por ausencia de Alejandro Mu?oz Alonso, tuvo que representar al Senado. ¡°Fue un funeral dur¨ªsimo en Torrej¨®n, con todos los f¨¦retros de las v¨ªctimas y los pobres familiares. Muchos de los presentes increparon al presidente Aznar¡±, cita.
M¨¢s tarde, Esperanza Aguirre ¡ª¡°una mujer valiente y que dice las cosas como son y a la que la pasada semana felicit¨¦ despu¨¦s de su ¨¦xito en el congreso regional del partido¡± en Madrid¡ª le nombra miembro del Consejo Asesor contra la Violencia de G¨¦nero, cuya presidenta era Cristina Alberdi, ministra del PSOE. ¡°La amistad con Cristina me honra profundamente, porque es una mujer excepcional¡±, especifica.
¡ª ?Y con el hoy presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cu¨¢l ha sido su relaci¨®n?
¡ª ¡°Le conoc¨ª antes de mi ¨¦poca de senadora. Sol¨ªa venir y ha venido muy a menudo al Pa¨ªs Vasco. Siendo ministro tuvo mucho contacto con nuestro pa¨ªs y con nosotros, tanto con el partido como con la gente en conferencias o en m¨ªtines. Y en la ¨¦poca del Senado mantuve muchos contactos. Ha sido y es una persona muy cercana, muy asequible, muy afable y con gran sentido del humor¡±.
Esperanza Aguirre es una mujer valiente que dice las cosas como son¡±
Hace ya 16 a?os, cuando el peneuvista Josu Bergara era diputado general de Bizkaia y casi todo el mundo se opon¨ªa al novedoso proyecto del Guggenheim, Aresti, como juntera popular vizca¨ªna, apoy¨® de forma entusiasta la construcci¨®n del nuevo museo: ¡°As¨ª como en otras cosas no acert¨¦ del todo, en esta di en el pleno, totalmente¡±.
Tras una reuni¨®n con Bergara y con el director general de la pinacoteca, Juan Ignacio Vidarte, fue nombrado presidenta del comit¨¦ asesor de los Amigos del Guggenheim y de los Miembros de Honor del Museo.
En esta labor, un¨¢nimemente considerada como relevante, sigue manteniendo con Madrid una relaci¨®n cultural importante, en la que destacan sus viajes anuales a la feria de arte contempor¨¢neo Arco. la vspera de una de las visitas a la fieria, lleva a los miembros del Comit¨¦ de Honor a concoer colecciones de arte privadas como la de la duquesa de Alba en el Palacio de Liria, la del empresario Pl¨¢cido Arango en El Escorial, o las de Juan Torres y Fierro March. Todos ellos ¡°abrieron sus casas al grupo del Guggenheim¡±. Visitas que se han repetido hasta totalizar 14 en estos casi 15 a?os de existencia del museo.
Evidentemente, la pol¨¦mica sobre si el Guernica de Picasso deber¨ªa estar en el Pa¨ªs Vasco tambi¨¦n ha figurado en sus recientes charlas. ¡°Pienso que el Guernica, realmente est¨¢ donde debe estar, donde realmente creo que Pablo Picasso quiso que estuviera¡±, opina la exsenadora. Y prosigue: ¡°Eso no quita, que como vasca, me encantar¨ªa que el cuadro viniera alguna vez a Bilbao, pero creo que es pr¨¢cticamente imposible, porque todos los informes de expertos aconsejan que el no se mueva m¨¢s. ¡®Se ha movido demasiado¡¯, apuntan. Incluso dir¨¦ que en el Guggenheim existe una sala de la que siempre se dice que podr¨ªa albergar al famoso cuadro. Es como un peque?o santuario y ser¨ªa un sue?o maravilloso tenerlo ah¨ª, o tambi¨¦n en Gernika, pero en la villa foral no hay una infraestructura adecuada. De venir al Pa¨ªs Vasco, no veo otro sitio mejor que el Guggenheim¡±, concluye.
Aresti tambi¨¦n ha dedicado mucho tiempo de su vida a obras sociales, por ejemplo desde su actual cargo como vicepresidenta ejecutiva de la Residencia Conde de Aresti, antiguo Asilo Mena, que fund¨® su abuelo siendo presidente de la Diputaci¨®n en 1903. ¡°Curiosamente¡±, afirma, ¡°tuvo como diputado a Sabino Arana. Siempre dije y digo que lo mismo que ellos supieron, desde diferentes puntos de vista y distintas ideolog¨ªas, trabajar por Bizkaia, he procurado seguir ese ejemplo y trabajar por Bizkaia y el Pa¨ªs Vasco¡±. ¡°Evidentemente, siempre que he estado en Madrid he defendido lo vasco. Lo tengo absolutamente claro¡±, a?ade orgullosa.
Espero haber dejado un buen recuerdo de mi paso por el Senado¡±
De su relato se puede deducir que la exsenadora no ha tenido muchos enemigos, excepto los etarras que quisieron matarla. Muchos a?os han pasado desde entonces y la exsenadora parece contagiarse del optimismo que recorre Euskadi con el final de la violencia.
¡ª ?Cu¨¢l fue su reacci¨®n cuando ETA anunci¨® su cese?
¡ª ¡°Un sentimiento contradictorio, con esperanza y congoja. El comunicado me cogi¨® en Madrid justo antes de la visita a un museo, y me sorprendi¨® la noticia. Mi primera reacci¨®n fue de alegr¨ªa, evidentemente, pero a la vez de cierto asombro. Me choc¨® aquel escenario que montaron, esos individuos encapuchados diciendo que dejaban las armas y aceptaban el fin de la violencia. Y me dije: ?qu¨¦ est¨¢ pasando?¡± A?ade Aresti: ¡°Inmediatamente, vi las reacciones de alegr¨ªa de todos los partidos y la mayor¨ªa de la gente. De Antonio Basagoiti, el presidente del partido en el Pa¨ªs Vasco, del presidente del Gobierno, etc¨¦tera. Yo tambi¨¦n estaba contenta, pero no entend¨ª muy bien aquella escenificaci¨®n. Despu¨¦s me entr¨® una especie de congoja. Todav¨ªa recordaba cuando los poli-milis dejaron las armas y lo hicieron a cara descubierta. Despu¨¦s de eso hemos visto a muchos de ellos en puestos importantes y reconocidos por todos. Recuerdo c¨®mo Mario Onaindia, que proven¨ªa de ese mundo, present¨® su libro en el Senado; tuve buena relaci¨®n con ¨¦l, como la tuve con Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, quien desgraciadamente falleci¨® hace pocos meses. Ese era mi recuerdo y me preguntaba: ?qu¨¦ estoy viendo? Esos t¨ªos con capucha y el pu?o en alto¡¡±
¡ª ?Y, hoy, c¨®mo ve la situaci¨®n?
¡ª ¡°Esto no es la paz, pero es un paso m¨¢s, no cabe duda¡±, responde. ¡°En estos meses no ha habido violencia, no ha habido chantaje y ahora su mundo pol¨ªtico est¨¢ en las instituciones. Lo veo con el coraz¨®n partido. Lo que est¨¢ pasando me parece bien, son pasos, pero creo que tenemos que seguir aplicando toda la firmeza del Estado democr¨¢tico. Hay que cumplir la ley, y nada m¨¢s¡±.
¡ª ?Qu¨¦ perspectiva se abre?
¡ª ¡°Hasta que estos se?ores no dejen las armas y no se disuelvan ser¨¢ dif¨ªcil hablar de paz, porque esta no ser¨¢ completa. Hemos ganado libertad, pero no la paz definitiva¡±, considera la exsenadora. Y concluye: ¡°Puede ser otra tomadura de pelo, porque, ante todo, no podemos olvidar a las v¨ªctimas, a sus familias y todo el dolor que han causado. No se puede dar carpetazo a 50 a?os de terror y sufrimiento. Una cosa es perdonar y otra olvidar. Evidentemente, entre todos, tendremos que lograr la convivencia, pero siempre antes que la reconciliaci¨®n, y a¨²n queda un dif¨ªcil tramo que recorrer. Los pr¨®ximos pasos los tienen que dar ellos, pero seamos optimistas".
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