Juego de tronos
El mundo necesita otra energ¨ªa; el realismo contable nos ahoga en un pozo de tristeza
Ahora que sabemos que cada viernes no nos aguarda precisamente el milagro de los panes y los peces y conocemos al detalle el agujero inmundo en el que los poderes financieros nos han metido ¡ªesos nombres de corporaciones con K de Kafka¡ª o que el negocio no estira tanto como aquellos paladines del ladrillo y del parqu¨¦ burs¨¢til hab¨ªan pronosticado; ahora que tenemos un b¨²nker a mano por si las moscas y que no esperamos que ning¨²n salvapatrias se presente para anunciar el fin de los malos tiempos, ahora, digo, es el momento de sacar fuerzas de flaqueza, mirar en derredor, ponerse al reparo del tsunami y condenar la embriaguez en la que hemos estado sumidos por lo menos en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas pensando que la Uni¨®n Europea arreglar¨ªa los desperfectos del todav¨ªa llamado subdesarrollo y que los fondos eran man¨¢ del cielo. Las pompas de jab¨®n estallaron hace tiempo e incluso dejaron vac¨ªo el jard¨ªn de infancia. Toca pagar los antidepresivos, comparar los precios de los pa?ales y mirar c¨®mo se va llenando la parroquia de gente que canta los domingos en el oficio religioso con el fervor de las nuevas sectas que brotan de los tiempos duros. Es la Gran Depresi¨®n, aunque se llame de otra manera en tiempos del prozac.
Antes que la pastora Merkel mandase que el Bundesbank cerrara el grifo a los pa¨ªses del Sur y surgiera en el horizonte un nuevo Imperio Germ¨¢nico, quiz¨¢s todav¨ªa m¨¢s terrible que en los tiempos de Carlomagno, antes de que alguien empezara a precisar que las reservas eran finitas y los marcos estaban contados hubo un tiempo en el que la f¨¢bula de la prosperidad pareci¨® conquistar a los m¨¢s esc¨¦pticos e inamovibles pensadores que trazaron para Espa?a una amarga reflexi¨®n basada en el estudio minucioso de un modelo de sol y ladrillo, de invernadero y tapeo que hab¨ªa tenido su momento m¨¢gico en los a?os ochenta del pasado siglo pero que no iba a durar. Hoy, pasada la bonanza, volvemos al consabido juego de tronos: Portugal en bancarrota, Galicia al borde de la quiebra, Catalu?a flirtea con el bono basura que ya es mucho decir y el reino de Valencia se declara con necesidad de un boca a boca¡ Dicen que los que toman la temperatura del enfermo atienden malamente sus razones y siguen ¨®rdenes de otra galaxia, pero es dif¨ªcil no echar un vistazo a esas cruces que adornan el cad¨¢ver con que van pregonando el rating los enterradores.
Escribo estas l¨ªneas en un escondrijo californiano y el surf me lleva a pensar en ese milagro en equilibrio que es siempre sobrevivir a la crisis y gobernar la cresta de la ola, administrar el triunfo y la derrota. Observo el escepticismo con el que Estados Unidos mira a Obama como un mal menor y tuerce el morro cuando sabe que un 8% de la poblaci¨®n activa est¨¢ buscando trabajo ?C¨®mo explicarle a esta gente que en Espa?a el porcentaje que busca el ansiado man¨¢ est¨¢ ya camino del 25% y que el Estado sigue su cruzada pensando no en crear empleo sino debatiendo qui¨¦n debe pagar las medicinas? ?C¨®mo explicarles que el presidente sigue vivo?
Surfismo hay tambi¨¦n en Hollande que se presenta al mundo con una tabla de bellos dibujos republicanos sobre el oleaje que se cierne sobre Europa, Hollande que parece ya anticipar en una semana lo que le ocurre a aquellos pol¨ªticos de izquierdas que se moderan a la vista del tendido y pierden el equilibrio por falta de valent¨ªa; Hollande que pasaba por ah¨ª entre el machismo que alej¨® a Segol¨¦ne del El¨ªseo y el eclipse de Sarkozy y le lleg¨® su hora como otro de esos mandatarios europeos que no puede levantar m¨¢s esperanzas que las de un tedioso cambio de inquilino porque su vida est¨¢ marcada, como la de Rajoy, por un protagonismo secundario y cansino, no un discurso alternativo, no una corriente o una ilusi¨®n que ya no caben en pol¨ªtica, que incluso dan al traste con aquel calambre que recorri¨® el mundo cuando Obama lleg¨® a ser presidente de Estados Unidos. Todos so?amos con un presidente negro hasta que vimos las miserias del sistema que dominan Am¨¦rica y el mundo: los ricos siguen siendo cada vez m¨¢s ricos y no quieren pagar por ello.
Basta de improvisados presidentes de rep¨²blicas que pasaban por ah¨ª o de reyes enfermos de melancol¨ªa: el mundo necesita otra energ¨ªa, necesita otra corriente, el realismo contable nos est¨¢ ahogando en un pozo de tristeza. Nadie piensa que hay que tocar fondo sino que hace tiempo que estamos en el fondo del pozo. No es de extra?ar que en el cine de la Avenida den la en¨¦sima pel¨ªcula de superh¨¦roes y que los dormitorios del Ej¨¦rcito de Salvaci¨®n no tengan ninguna cama libre esta noche. Alguna vez California tambi¨¦n fue la Tierra Prometida.
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