El chicle del PP y los inmigrantes
?C¨®mo puede denostar tanto la derecha a quienes tanto los utiliza?
He le¨ªdo en un diario de ¨¢mbito nacional, en v¨ªsperas de la elecciones griegas, que ¡°muchos griegos van a votar hoy por un pa¨ªs sin albaneses ni chinos¡±. Constituye, sin duda, una raz¨®n demasiado mezquina para acudir a votar y hacerlo en un sentido u otro. Los inmigrantes son rechazados en demasiados sitios si son pobres, pero son llamados para que vengan si son ricos. Est¨¢ cundiendo, adem¨¢s, un lenguaje soez hacia ellos, como si no fueran personas, como si no tuvieran ese sentimiento inherente a la especie humana. Junto a la derechizaci¨®n ideol¨®gica ha proliferado la insensibilidad social.
Las gentes que debieran mostrar maneras de expresi¨®n, y educaci¨®n, respetuosas y refinadas, han descubierto que venden mejor su despreciable producto con palabras contundentes, nada humanas y muy hirientes. El alcalde de Badalona, del PP, ha dicho en relaci¨®n a los inmigrantes de su ciudad, que son much¨ªsimos, que ¡°o aceptan nuestros valores o que se vuelvan por donde han venido¡±. De ese modo tan contundente consigui¨® que se aprobara su ponencia en el congreso del PP catal¨¢n por un terrible 997 a 11. No es extra?o que a los once disidentes les llamara ¡°traidores¡±.
La disculpa es sencilla. El alcalde de Badalona ha recurrido a una reflexi¨®n demasiado simple: el dinero no se puede estirar como un chicle. La perversi¨®n de este razonamiento se debe al hecho de que las posibilidades de que el chicle se pueda estirar m¨¢s aumentan cuando la masa de chicle es mayor. A ¨¦l solo se le ha ocurrido expulsar a sus semejantes, a sus convecinos inmigrantes.
M¨¢s ac¨¢ tambi¨¦n se ha suscitado el debate hace poco tiempo. Basagoiti aplaudi¨® la decisi¨®n del Gobierno Rajoy de ¡°restringir¡± la tarjeta sanitaria para los inmigrantes no legalizados. Lo hizo con un argumento ruin para el que no se necesita tener estudios: ¡°Sanidad para todos pero primero para los de casa¡±. Tan ruin es el argumento, teniendo en cuenta que se trata de alguien que quiere ser lehendakari, que muy pronto tuvo que salir a puntualizar, y lo hizo con obviedades. Las cosas fueron a m¨¢s cuando afirm¨® que ¡°el colectivo (inmigrante) es v¨ªctima de un sistema dominado por los excesos de los inmigrantes irregulares y por la irresponsabilidad de los gobernantes que han dado alas a los irregulares¡±. Esto no solo es falso sino que responde a una intencionalidad miserable que complementa con la coletilla que el PP viene utilizando en torno a que ¡°el dinero no da para todo¡±.
A esta especie de laxitud que denuncia Basagoiti la llama ¡°buenismo¡± Convendr¨ªa que explicara qu¨¦ entiende por tal. Convendr¨ªa tambi¨¦n que preguntara en C¨¢ritas, en las sedes de las Organizaciones Sociales o en las Oficinas municipales de Servicios Sociales si lo que se hace con los inmigrantes, regulares o irregulares, es buenismo est¨¦ril, o emergencia necesaria, o gesti¨®n responsable de los recursos. Deben saber quienes pregonan sus ocurrencias con esa ligereza que la crisis que utilizan para justificar sus dr¨¢sticas medidas, incide sobre todo en los colectivos m¨¢s vulnerables, como es el de los inmigrantes que, al verse obligados a trabajar en condiciones precarias e irregulares, encuentran grandes dificultades para su inclusi¨®n social fuera de las ayudas sociales. No solo las medidas de control de fraude en las ayudas son meticulosas sino que el Gobierno vasco ha elaborado un Pacto Social y un Plan de Inmigraci¨®n, Ciudadan¨ªa y Convivencia, que re¨²ne m¨¢s de 120 medidas a favor de la integraci¨®n social de los inmigrantes y de una convivencia saludable.
No es necesario profundizar porque las declaraciones de Garc¨ªa Albiol, Basagoiti y el PP se desacreditan solas. S¨ª es necesario subrayar que los inmigrantes, regulares o irregulares, no solo hacen los trabajos para los que no est¨¢n dispuestos los naturales, sino que se ven obligados a admitir contratos irregulares y condiciones laborales y econ¨®micas precarias para sobrevivir. Y es bueno (nada de buenismo, por cierto) subrayar que vienen desarrollando, al menos, tres funciones fundamentales en nuestras vidas acomodadas: cuidan y educan a nuestros ni?os, cuidan y entretienen a nuestros padres mayores y limpian, ordenan y proporcionan confort y comidas en nuestros hogares. ?C¨®mo puede ser que puedan ser tan denostados por la misma derecha que tanto los utiliza, regular o irregularmente?
Dicho esto, conviene aclarar que el control de las ayudas sociales que perciben ha de ser firme y minucioso. El fraude social debiera ser igualmente perseguido que el fraude fiscal, ?es as¨ª en la realidad? Lo cierto es que son demasiados los que se regodean con las noticias y las frases de Basagoiti que nunca ha diseccionado el fraude fiscal con el mismo empe?o. ?Ser¨¢ porque sus partidarios son m¨¢s art¨ªfices del fraude fiscal? ?Ser¨¢ porque seg¨²n los c¨¢lculos efectuados el fraude fiscal es cuatro veces superior al social? Si tuviera en cuenta el fraude fiscal a la hora de cuantificar la masa del chicle a estirar, se dar¨ªa cuenta de que, estir¨¢ndola, llegar¨ªa para mucho m¨¢s, para casi todo. En realidad, lo que la derecha no acepta es aportar de lo que les sobra para engordar el chicle que ha de alimentar a lo que les falta lo m¨¢s b¨¢sico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.