Fortalecimiento rec¨ªproco
Para un ciudadano espa?ol el poder pol¨ªtico con el que se relaciona de manera diaria es el poder que porta la comunidad
Un Estado pol¨ªticamente descentralizado ¨²nicamente puede operar de manera razonablemente satisfactoria y alcanzar una razonable estabilidad bajo la premisa de que el fortalecimiento de las unidades de descentralizaci¨®n del Estado no supone el debilitamiento del mismo. El fortalecimiento de las partes, ll¨¢mense estados, l?nder o comunidades aut¨®nomas, no puede suponer el debilitamiento del todo, ll¨¢mese Federaci¨®n, Bund o Estado. El fortalecimiento simult¨¢neo del todo y de las partes es condici¨®n sine qua non para la existencia estable de todo Estado pol¨ªticamente descentralizado.
La construcci¨®n del Estado auton¨®mico es un buen ejemplo. Las comunidades aut¨®nomas se han convertido en unos centros de poder formidables. Para un ciudadano espa?ol el poder pol¨ªtico con el que ¨¦l se relaciona de manera diaria es el poder del que es portador la comunidad aut¨®noma. Ha nacido en un hospital gestionado por su comunidad y ser¨¢ un centro sanitario de dicha comunidad el que le administrar¨¢ las vacunas durante su infancia y el que lo atender¨¢ a lo largo de su vida; estudiar¨¢ en una escuela, un instituto o una universidad de la comunidad; la ordenaci¨®n del territorio en el que vive y el urbanismo de la ciudad en la que habita es competencia de la comunidad; las carreteras por las que transita son en gran parte de titularidad auton¨®mica¡ El ciudadano espa?ol se relaciona b¨¢sicamente con el Estado a trav¨¦s de la comunidad aut¨®noma, que, justamente por eso, tambi¨¦n es Estado. De una manera distinta a como lo es el Estado que se relaciona con las comunidades aut¨®nomas. Pero tambi¨¦n es Estado.
Como consecuencia de ese contacto tan directo y tan intenso con los ciudadanos, las comunidades aut¨®nomas han adquirido un enorme poder. Pero dicha adquisici¨®n ha sido compatible con el aumento del poder del Estado, que ha sido capaz de afirmarse en las relaciones internacionales en general y las europeas en particular en unos t¨¦rminos desconocidos desde hace algo m¨¢s de tres siglos. El Estado auton¨®mico ha sido el Estado espa?ol m¨¢s s¨®lido, tanto hacia dentro como hacia fuera, de los ¨²ltimos trescientos 50 a?os.
As¨ª ha sido de manera ininterrumpida desde los Pactos Auton¨®micos de 1981. Con dichos pactos se impuso una interpretaci¨®n del derecho a la autonom¨ªa con base en el principio de igualdad, que ha permitido la territorializaci¨®n ¨ªntegra del Estado en 17 comunidades aut¨®nomas, que ejercen un derecho a la autonom¨ªa de la misma naturaleza, tienen una arquitectura institucional parecida y un nivel competencial similar. Hay una correspondencia entre la unidad pol¨ªtica del Estado y la homogeneidad pol¨ªtica de las unidades de descentralizaci¨®n del mismo.
En esta trayectoria de fortalecimiento simult¨¢neo del todo y las partes es en la que est¨¢n apareciendo grietas. Las primeras hicieron acto de presencia en la segunda legislatura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno. Se har¨ªan m¨¢s visibles en los procesos de reformas estatutarias vasca y catalana, con el Plan Ibarretxe primero y con la reforma aprobada por el Parlamento de Catalu?a despu¨¦s. Se acentuar¨ªan con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la reforma estatutaria catalana. Y est¨¢n adquiriendo dimensiones amenazantes con el impacto de la crisis econ¨®mica.
Esta preocupaci¨®n es la que est¨¢ detr¨¢s de las palabras con las que el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa inici¨® sus respuestas a las preguntas de Mabel Mata el pasado mi¨¦rcoles en Canal Sur. La fortaleza de Espa?a fue el punto de partida de su intervenci¨®n. No podemos pensar en el fortalecimiento de Andaluc¨ªa sin el fortalecimiento de Espa?a y a la inversa. Lo contrario nos lleva directamente al fracaso. Ya hemos tenido demasiados en nuestra historia.
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