Quid pro quo

Una cosa a cambio de otra. Quid pro quo. Esa parece ser la f¨®rmula elegida por el presidente popular Alberto Fabra para intentar reconducir el cisma que el congreso regional ha abierto en el PP de la provincia de Valencia. Pero siempre que quede claro que del rey hacia abajo, ninguno.

Dicho de otra manera, Fabra est¨¢ dispuesto a frenar el esp¨ªritu b¨¦lico de su flamante secretario general, Seraf¨ªn Castellano, siempre que el presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, Alfonso Rus, d¨¦ entrada en el pr¨®ximo congreso provincial del PP a quienes acatan sin rechistar las decisiones de la direcci¨®n regional.

El malestar de los partidarios de Rus con la inclusi¨®n de Castellano como secretario general se tradujo el s¨¢bado en casi un 19% de votos blancos. Un porcentaje que empa?¨® el lustre de la victoria de Fabra (81%), que necesita un r¨¢pido control de toda la estructura partidaria para concentrarse en la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y la reconversi¨®n de la Administraci¨®n valenciana.

La composici¨®n de la nueva direcci¨®n regional demuestra que Rus, que cre¨ªa tener controlada la mayor parte de la provincia de Valencia, tiene flancos abiertos. En la nueva y ampl¨ªsima direcci¨®n regional de 48 ¨¢reas, Fabra ha incorporado a M¨¢ximo Caturla, miembro del equipo de gobierno de Rus en la Diputaci¨®n de Valencia, como n¨²mero dos del ¨¢rea de Organizaci¨®n. Y al presidente local del PP de X¨¤tiva, Vicente Parra, como secretario de Identidad Popular.

Si se lo propone, el presidente de

Dos mensajes claros de que, si se lo propone, el presidente de la Generalitat puede desmochar con la maza el poder de Rus, tal y como le pide el cuerpo a Castellano. Sin embargo, el presidente tambi¨¦n es consciente de que un enfrentamiento abierto podr¨ªa profundizar en la fractura a solo mes y medio del congreso y trasladar la crisis al ¨¢mbito institucional de la Diputaci¨®n de Valencia.

En ese contexto, la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, siempre m¨¢s posibilista, busc¨® ayer el puente entre Rus y Castellano al acabar el congreso regional, aunque puede que la soluci¨®n se alargue m¨¢s de lo previsto. El entorno del presidente de la Generalitat interpret¨® el gesto como un buen augurio, porque cree que Rus est¨¢ dispuesto a sentarse y negociar.

De momento, lo ¨²nico claro es que Fabra tuvo la suficiente cintura como para retocar el esquema de direcci¨®n regional del PP horas antes de la votaci¨®n. Ampli¨® cuanto fue necesario la estructura para garantizar a su vicepresidente, Jos¨¦ Ciscar, el control del partido en Alicante; content¨® a Carlos Fabra, sin excesos, para no retrasar su salida del PP provincial de Castell¨®n; y coloc¨® las piezas necesarias para evitar que Castellano se convierta en c¨®nsul plenipotenciario en Valencia. Del rey abajo, ninguno.