Historia de una traici¨®n generacional

El Festival de Oto?o en Primavera no solo acoge a?o tras a?o a figuras mundiales del teatro como Peter Brook, Robert Lepage, Simon McBurney, Patrice Ch¨¦reau¡­ Tambi¨¦n abre sus puertas a los autores contempor¨¢neos de la dramaturgia espa?ola. Buena prueba de ello es el estreno hoy, en el teatro de la Abad¨ªa, de Alemania, de Ignacio Amestoy, quien la define como ¡°la historia de una traici¨®n¡±. No solo la de un hombre a una mujer, sino tambi¨¦n la traici¨®n de una generaci¨®n, la de Amestoy, a la de los j¨®venes sin futuro. La obra muestra c¨®mo la joven profesional tiene que irse a Alemania para poder trabajar, como hizo su abuelo, desde Salamanca, en los a?os sesenta del pasado siglo y tambi¨¦n c¨®mo ¡°los vendedores del arte¡± vampirizan a mujeres j¨®venes llenas de talento.

La obra, ganadora del Premio Ciudad de Pamplona en 2011, est¨¢ dirigida por Mariano de Paco e interpretada por el veterano actor Juan Calot y la joven Olalla Escribano. ¡°Quiere ser un espejo de esta realidad que vivimos, golpeada por la crisis econ¨®mica, que es tambi¨¦n una crisis de valores¡±, sostiene el autor.

La generaci¨®n del 68, la m¨ªa, hemos derrochado libertad y prevaricado

La historia es la de una arquitecta joven y brillante y un arquitecto veterano e ilustre. Ambos viven una situaci¨®n dram¨¢tica en lo profesional y en lo personal y terminan siendo dos fracasados. ¡°Como el Ave F¨¦nix, ellos han de renacer de sus cenizas¡±, explica Amestoy, nacido en Bilbao en 1947 y autor encuadrado en la generaci¨®n de la Transici¨®n que en 2002 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura Dram¨¢tica. ¡°He tenido como primera idea ver c¨®mo se est¨¢n yendo de Espa?a j¨®venes preparad¨ªsimos¡­ Hab¨ªa que tocar ese tema desde el teatro¡±, dice Amestoy.

El protagonista masculino es un arquitecto que pertenece a esa generaci¨®n del 68 que ha sido irresponsable y fracasada: ¡°Es mi generaci¨®n, en la que nos hemos comportado como nuevos ricos y nos hemos cre¨ªdo que val¨ªa todo, que el fin justificaba los medios y hemos fracasado en relaci¨®n a la generaci¨®n siguiente, m¨¢s preparada que nunca, pero a la que se obliga a marcharse porque los j¨®venes no pueden realizarse como personas y como profesionales¡±, reconoce el dramaturgo.

Con tono serio entona un mea culpa que hace extensible a sus pares: ¡°Hemos sido la generaci¨®n de la libertad, y hemos derrochado y malgastado esa libertad; de alguna forma hemos prevaricado, en el sentido de saber que lo est¨¢bamos haciendo mal y lo hac¨ªamos; lo vemos claramente en el ¨¢mbito econ¨®mico, donde sufrimos las consecuencias y tambi¨¦n, en el desarrollo abusivo de las instituciones democr¨¢ticas. Con ese estar siempre con el qu¨¦ hay de lo m¨ªo, hemos sido derrochadores, y ahora toda una generaci¨®n extraordinariamente preparada ve c¨®mo les fallamos, y la soluci¨®n de irse al extranjero no va a ser la misma que en los sesenta, porque, ahora, tal vez no vuelvan¡±.

El autor de Alemania reclama una reflexi¨®n sobre el problema de la identidad: ¡°Lo tenemos tambi¨¦n en el universo del teatro, donde el espectador que era ciudadano se ha convertido en consumidor; hay que reflexionar sobre la identidad, no situada en un tiempo y en un espacio, sino sobre la identidad del ser humano, como ser social¡±. En esta obra deja una puerta abierta; sus personajes tendr¨¢n que empezar otra vez de nuevo: ¡°Para que vuelvan al compromiso, a comprometerse con ellos mismos y con los dem¨¢s¡±.