La met¨¢fora comestible
Peter Kubelka completa hoy su paso por el festival S8 de A Coru?a con una clase magistral de seis horas
Adem¨¢s de cineasta, te¨®rico, archivista y cocinero, Peter Kubelka (Viena, 1934) es un apocal¨ªptico amable y espartano. Jura que cada una de sus pel¨ªculas es ¡°necesaria¡±, y que eso, sumado al precio del celuloide y su natural pereza, explica una filmograf¨ªa que apenas alcanza una hora. Odia tanto los subt¨ªtulos que ni el documental que ha protagonizado para Martina Kudl¨¢cek, Fragments of Kubelka, se ha podido ver estos d¨ªas en el festival S8 de A Coru?a m¨¢s que en ingl¨¦s y alem¨¢n. Tampoco consiente que su obra se difunda en soporte digital, aunque sabe que circula por la Red. ¡°Si llego a saber que eso iba a pasar¡±, murmulla, ¡°no la habr¨ªa hecho¡±.
¡°Vivimos en un a?o oscuro para el cine¡±, pronostica. ¡°La industria es tan cruel e inconsciente que ha digitalizado las salas de proyecci¨®n poniendo en peligro cien a?os de pensamiento a trav¨¦s del celuloide. El v¨ªdeo no podr¨¢ reemplazar al cine, ni imitarlo. Es un medio fant¨¢stico, pero es otro medio. El cine es la ¨²ltima forma arcaica de arte. Necesita que el espectador se entregue, sin interactividad ni distracci¨®n, y que eso suceda adem¨¢s en el entorno m¨¢s maravilloso que ha creado el hombre: la sala oscura y silenciosa frente a la pantalla¡±.
Kubelka saca un iPad de su malet¨ªn y presume de las aplicaciones m¨¢s recientes, entre ellas un diccionario de gallego. Es su manera de dejar patente que acaba de salir de las cavernas. ¡°Ser¨ªa rid¨ªculo ver una pel¨ªcula de Bu?uel en esta pantalla¡±, dice. ¡°El iPad, el ordenador, son muebles, y la escala es importante. Porque la medida del universo sigue siendo el hombre, y tienen que existir cosas m¨¢s peque?as que nosotros, cosas ligeras y banales como Facebook o Twitter, y cosas m¨¢s grandes, como el cine¡±.
Salvo por la an¨¦cdota que retrata al joven cineasta fascinado por un anuncio que ense?a a convertir el polvo de un sobre en una apetecible tarta de vainilla, las cuatro horas de Fragments of Kubelka no consiguen revelar el enigma de este hombre. C¨®mo el creador de artefactos arrebatadores como Arnulf Reiner (1960) o Unsere Afrikareise (1966) lleg¨® hasta su m¨¢s popular patente: la met¨¢fora comestible. En qu¨¦ momento el cofundador de los Anthology Film Archives de Nueva York se hizo titular de la primera c¨¢tedra de cine y cocina.
¡°Cuando llegu¨¦ a Estados Unidos¡±, recuerda, ¡°me invitaron a dar conferencias. Tuve que teorizar mi idea del cine como lenguaje aut¨®nomo, y vi que su gram¨¢tica es an¨¢loga a la de la cocina. Ambas trabajan con la met¨¢fora y tienen que gustar y alimentar¡±. Hoy lo explicar¨¢ en una clase magistral de seis horas en el centro ?gora, adonde se mud¨® el S8. ¡°Es una pena que no se haga ya en la antigua c¨¢rcel¡±, dice. ¡°La gente quiere vivir sin pasado. Es un error¡±.
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