Un hogar en la acera

Desde hace dos semanas, la calle de Cea Berm¨²dez se ha convertido en el improvisado hogar de una familia en apuros, la de Carmen Castilla, de 77 a?os, y sus tres hijas: Aurora (49), Rosa (45) y Antonia (44), que tiene la visi¨®n muy reducida. Pasan el d¨ªa en una esquina de la calle, entre bolsas y maletas con sus cosas, y por las noches se mudan al portal de una tienda de la misma calle. Y ah¨ª duermen, las tres hijas sobre el suelo y la madre en una silla. M¨¢s su perro Toby. Para asearse usan los ba?os p¨²blicos de Bravo Murillo y se alimentan de bocadillos y lo que les dan los vecinos: ¡°Nos bajan galletas, el otro d¨ªa un chico nos trajo filetes rusos. No pod¨ªamos tener mejores vecinos¡±.

?Las cuatro viv¨ªan en la porter¨ªa de un edificio de la calle de O¡¯Donnell de la que su marido y padre era el encargado. Al fallecer ¨¦l, compraron la vivienda. La hipoteca, de 1.000 euros, se les hizo pronto cuesta arriba. El banco les concedi¨® tres a?os de carencia. Cumplido el plazo, vendieron el piso y alquilaron otro en la calle de Pablo Iglesias. ¡°Hasta que se nos acab¨® el dinero¡±. En abril, fueron desahuciadas. Servicios Sociales les dio cobijo dos semanas. ¡°Despu¨¦s, nos causaron baja¡±, dice Antonia con un manotazo. Desde entonces est¨¢n en Cea Berm¨²dez. ¡°Al menos conocemos el barrio¡±.

Su intenci¨®n, dicen, es alquilar un piso, pero con sus ingresos ¡ªla pensi¨®n de viudedad de 600 euros de Carmen, la de invalidez de 320 de Antonia y los 250 euros que saca Aurora limpiando porter¨ªas¡ª han calculado que solo pueden permitirse pagar 400 euros mensuales. ¡°Porque tambi¨¦n hay que comer, vestirse... Juntando nuestros sueldecillos podemos vivir, pero por m¨¢s que miramos no encontramos nada barato donde quepamos¡±, dice Rosa, que hace poco perdi¨® su empleo cuidando a una anciana. El Ayuntamiento les ha dado 1.200 euros como ayuda al alquiler. ¡°Un parche¡±, seg¨²n Rosa. Y esperan respuesta a una solicitud de vivienda que presentaron en el Ivima. Mientras tanto, siguen en la calle.