San Sebasti¨¢n 1813, versi¨®n c¨®mic
Josean Olabe recrea en ¡®La gloria impune¡¯ el incendio que asol¨® la ciudad en la Guerra de la Independencia La obra es un canto al antimilitarismo
¡°Alguien es apu?alado y robado: ?Qui¨¦n ha sido? ?Busquemos al asesino! Si esto mismo sucede en tiempos de guerra: Es la guerra... Qu¨¦ le vamos a hacer... Es la guerra... Bals¨¢mica expresi¨®n. Absolutoria. Matar se vuelve l¨ªcito, incluso obligatorio¡±. Josean Olabe (San Sebasti¨¢n, 1967) arranca as¨ª su primer c¨®mic, La gloria impune. San Sebasti¨¢n 1813. Una obraque ha nacido exclusivamente de su empe?o ¡ª ¡°soy el guionista, el ilustrador, el editor. Voy totalmente por libre¡±, explic¨® ayer al presentar su trabajo en la capital guipuzcoana¡ª, y con un esp¨ªritu claro: ¡°antimilitarista¡±.
Olabe, que abandon¨® su trabajo como t¨¦cnico electr¨®nico para dedicar m¨¢s tiempo a la pintura, no recuerda qu¨¦ le empujo a plasmar el incendio que asol¨® San Sebasti¨¢n el 31 de agosto de 1813, durante la Guerra de la Independencia, y del que el pr¨®ximo a?o se cumple su bicentenario. ¡°Era una cosa que ten¨ªa desde hace mucho tiempo interiorizada, que quer¨ªa contar y la verdad, a la hora de hacer un c¨®mic, no se me ocurri¨® otro tema que este¡±, reconoci¨® durante su intervenci¨®n.
Olabe en cambio si ten¨ªa muy claro qu¨¦ deb¨ªa contar y transmitir con sus vi?etas. No buscaba la exhaustividad hist¨®rica, cu¨¢ntas guarniciones o divisiones asaltaron la ciudad, qu¨¦ cuerpos militares la defendieron. S¨®lo buscaba transmitir todo lo que esconden las guerras, la miseria, el dolor, el sufrimiento, los saqueos, asesinatos arbitrarios y violaciones. Lo que cala en las entra?as del ciudadano, lo que nunca se le podr¨¢ olvidar.
El trabajo muestra el dolor, asesinatos y violaciones que sufri¨® el pueblo
El autor se top¨® durante la fase de documentaci¨®n con textos de la ¨¦poca en ¡°los que se detallaba la estrategia militar en 10 folios y luego se escrib¨ªa: entonces sucedi¨® aquello que la pluma se niega a escribir, o expresiones como la verg¨¹enza nos obliga a omitir aquellos detalles¡±, record¨®.
Unos detalles que el artista se niega a pasar por alto. Olabe concede que algunas escenas de su c¨®mic pueden ¡°resultar impactantes¡±, en referencia, por ejemplo, al cuerpo de una mujer abandonado en la calle con un pu?al clavado en la vagina, pero ¡°si lo hubiese omitido hubiera traicionado lo que quer¨ªa mostrar¡±, puntualiz¨®. ¡°Cosas peores vemos a diario en la televisi¨®n¡±, a?adi¨® el autor, que recomienda su obra para ni?os mayores de 13 a?os.
La gloria impune se articula en torno a la historia de dos chavales que viven en lo que hoy se considera la Parte Vieja de San Sebasti¨¢n y las reflexiones, narradas en primera persona, de un soldado franc¨¦s. La ingenuidad de los j¨®venes, que seg¨²n se suceden las vi?etas se esfuma, y los porqu¨¦s del militar, del que ya ha visto lo suficiente como para comprender el sinsentido de la violencia. ¡°Huir. Olvidar esta locura. ?Traici¨®n? ?Y qui¨¦n m¨¢s traidor a la fraternidad que el emperador? ?Qu¨¦ hago yo aqu¨ª?¡±, escribe el soldado en una carta a su hermana.
Olabe termin¨® el gui¨®n de su c¨®mic hace tres a?os, tras una primera fase ardua de investigaci¨®n. Buceando en hojas informativas de la ¨¦poca, en las que las localidades pr¨®ximas a San Sebasti¨¢n daban parte de los enfermos que cada d¨ªa llegaban de la capital y de su posterior muerte, o recabando datos de las obras de Luis Murugarren y Ferm¨ªn Mu?oz Echabeguren. Luego le lleg¨® el turno a la ilustraci¨®n. Una acuarela, una vi?eta. Escaneado y retoque. ¡°Eso fue muy divertido, ver como se iba aproximando el dibujo al resultado final¡±.
La obra s¨®lo est¨¢ disponible en castellano, seg¨²n explic¨® su autor, ante la imposibilidad de sacar una edici¨®n en euskera por falta de ¡°apoyo editorial¡±. ¡°Es un proyecto en el que estoy solo¡±, insisti¨® Olabe, que se ha encargado de distribuir su c¨®mic por varias librer¨ªas de San Sebasti¨¢n (el quiosco del Mercado de La Bretxa, Hontza, Metr¨®polis o Garazi) y para su difusi¨®n en el resto de Euskadi, Elkar.
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