No habr¨¢ paz para los votantes
Galicia ya est¨¢ en campa?a. M¨¢s que ganar, los tres candidatos buscan no perder m¨¢s electores
Las elecciones est¨¢n convocadas aunque a¨²n no nos lo hayan comunicado oficialmente. El aire trae ese melanc¨®lico perfume a expedientes parados, pasillos desangelados y papel oficial amontonado tan t¨ªpico durante los finales de una legislatura. El Gobierno no est¨¢ en crisis, est¨¢ en pausa. Ya es campa?a electoral en Galicia. Parad¨®jicamente los tres candidatos m¨¢s destacados la afrontan presionados por una urgencia com¨²n. Recuperar a los electores ya perdidos o a punto de perderse en brazos de la abstenci¨®n o las ofertas de la competencia. M¨¢s que ganar, se trata de no perder m¨¢s. Se busca votante, preferiblemente vivo; recompensa, Monte P¨ªo.
La Democracia Feijoniana est¨¢ pagando dos veces la misma factura. Es cierto. La cuenta de la crisis y la factura de un Gobierno central al que solo le falta ya encomendarse en cuerpo y alma a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, para ver si Ella arregla algo. Cuando gobernaban los socialistas en Madrid, Feij¨®o nos promet¨ªa implementar lo contrario a Zapatero mientras esper¨¢bamos el advenimiento marianista. Ahora que mandan los populares, nos promete hacer lo contrario que Rajoy mientras esperamos el siguiente aldraxe del p¨¦rfido comisario Almunia. La vida sigue igual. Aunque como en la canci¨®n, las obras quedan y las gentes se van. El problema de la democracia feijoniana es que carece de obras, as¨ª que las elecciones gallegas empiezan a parecer una rifa para un viaje hacia la oposici¨®n donde Feij¨®o anda comprando todas las papeletas.
No debe resultar tarea precisamente sencilla pedir la reelecci¨®n cuando casi todo lo que tienes que contar son cosas que no has hecho, o que has deshecho. Ni siquiera la poderosa m¨¢quina de filtraciones que maneja WikiRueda puede camuflar eficazmente un balance tan pobre. Para acabar de arreglarlo, episodios como la heroica nacionalizaci¨®n de Bankia, sin reparar en gastos y con todo incluido, contribuyen a evidenciar el grado de inanici¨®n pol¨ªtica de una democracia feijoniana a quien ni siquiera le permiten asistir como mero espectador a la subasta de los restos del naufragio del glorioso sistema financiero gallego.
Las encuestas en Galicia predicen lo mismo que en el resto de Espa?a. Cuatro de cada diez votantes populares aquel 20-N no repetir¨ªan. A eso a?adan el desgaste evidente de un presidente que ha pasado cuatro a?os dando solo malas noticias, gestionando una crisis que devora gobiernos como palomitas en un cine. Se dice por ah¨ª que Feij¨®o anda desaparecido de un tiempo a esta parte. Que a¨²n se mueva parece simplemente un milagro. Demuestra su inestimable capacidad de resistencia ante la adversidad.
Los socialistas a¨²n contin¨²an nadando para alcanzar la costa tras el tsunami que los arras¨® como los efectos especiales de una superproducci¨®n de Hollywood. Ahora que van rematando estos tediosos ajustes de cuentas locales que nadie entiende y suponen una banalidad absoluta ante la gravedad de los problemas de la gente normal, seguramente podr¨¢n empezar a concentrar tanta energ¨ªa y habilidad conspirativa en tratar de recuperar el apoyo social y la presencia pol¨ªtica que disputa cada d¨ªa Pachi V¨¢zquez, en un entorno tan hostil que mantenerse vivo y en pie supone un m¨¦rito que alg¨²n d¨ªa se le reconocer¨¢.
Pero sin duda, el caso de electorado perdido m¨¢s intrigante lo aportan los nacionalistas. No pueden poner la excusa de estar gestionando o haber gestionado la crisis. Los votantes se han ido por puro aburrimiento e incapacidad para seguir las incomprensibles peleas din¨¢sticas frentistas, propias de un gui¨®n donde se mezclasen Juegos de Tronos y la renacida Dallas con Paco Rodr¨ªguez en el papel de JR. Sumen a semejante pesadez un debate ideol¨®gico que habr¨ªa estado muy bien¡ hace veinte a?os. Ya solo faltaba Beiras haciendo lo que siempre ha hecho: primero ¨¦l, y ya, si tal ma?ana, el BNG. Menos mal que el nacionalismo est¨¢ acostumbrado a encontrar su camino en medio de tanto ruido.
@antonlosada
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