Huellas dactilares
Es la primera vez en mucho tiempo que hablar de Galicia es hablar de la prima de riesgo
D¨ªvar se fue a Marbella, el Rey volvi¨® de Bostwana, y Rajoy a la Eurocopa. Ciertos movimientos explican la entrop¨ªa del movimiento o, mejor dicho, la anunciada trayectoria de muchos de ellos.
Todo el mundo se mueve pero nadie encuentra el centro de gravedad permanente, aquel que Cop¨¦rnico y Franco Battiato predicaron como heterodoxos de la cultura. Se mueve el suelo de los terremotos en Italia, se mueve el parqu¨¦ de la Bolsa, se mueve la Torre de H¨¦rcules y la de Pisa, se mueve el 9 espa?ol en Gdansk, aquella ciudad donde antes se movi¨® Solidarnosk, y en cambio el mundo permanece inalterable pendiente del cortafuegos del FMI, pendiente de la tragedia griega con esos nazis griegos que reparten cera en directo mientras Karagounis hace grande al pueblo heleno. Y nosotros nos preguntamos ad¨®nde lleva tanto movimiento y tanto cortafuegos.
A Rajoy se le mueve el pelo en la foto de Los Cabos, Rajoy no quiere un debate del Estado de la Naci¨®n, por vez primera, quiz¨¢s pensando que aqu¨ª ya no hay naci¨®n posible salvo la estelada que un independentista catal¨¢n agita en el estrado. Incluso se ver¨¢n con los chinos en el puerto franco de Tenerife a ver si los chinos nos compran unas autopistas, unos ferrocarriles, unos bancos de buen ver. Los chinos. Chungo verano de comparsas con Trillo de embajador en Londres (y Gibraltar en su roca) y Ana Botella que predica que en mi ciudad no van a recoger la basura los domingos, que ya bastante hacen todos los d¨ªas de la semana y eso que me han puesto unos contenedores en la puerta de mi casa, yo ciudadano, que pago el basurazo de Gallard¨®n, el ministro de Justicia al que nadie escucha.
Vamos, que adem¨¢s de Paul Krugman y el Hombre Ara?a pocos tienen un discurso con los pies en el suelo porque ya el mundo se sube por la paredes. Es la primera vez en mucho tiempo que hablar de Galicia es lo mismo que hablar de la prima de riesgo o no hablar de Galicia por mucho que aqu¨ª en el pa¨ªs de la patata sigan pasando facturas los recortes y que estos vayan dejando a ni?os sin herencia, a la gente sin escuela, a los dependientes sin dependencia y los medicamentos sin botica.
El sentimiento es tan soez y grosero que solo Del Bosque parece que sigue en su sitio apostando al resultado m¨ªnimo, ese que nunca se dio en Espa?a y que ahora vale su peso en oro. El s¨¢bado contra la franceses fue una guerra napole¨®nica y la Merkel asisti¨® al ¨²nico partido al que en teor¨ªa no debi¨® asistir, el que enfrent¨® a Alemania con Grecia. Bendito sea el opio del pueblo.
Solo el f¨²tbol parece mitigar la melancol¨ªa de los d¨ªas y con el Celta y el Depor en Primera parecemos emerger de un t¨²nel que tanto nos gustaba y que nos deja una lecci¨®n muy gallega y parad¨®jica: parec¨ªamos estar a gusto en segunda, porque como dec¨ªa el gran Jack London mejor perro vivo que le¨®n muerto.
Galicia, por lo dem¨¢s, ha marcado con huellas dactilares un grotesco cap¨ªtulo en los anales de la burbuja: un dedo de analfabeto, una huella de buena fe ha servido en alg¨²n caso para embarcarse en la carrera de las preferentes, ese ¨¢lgebra perversa que los corredores de Bolsa explican a los campesinos en las tabernas ante una raci¨®n de callos. Ni en el viejo Oeste, donde los banqueros y telegrafistas llevaban pistolas pero ten¨ªan un c¨®digo de honor sobre el funcionamiento de la caja fuerte, hab¨ªan llegado a tanto. Deber¨ªan pedirse medidas ya sobre estas personas que como un ej¨¦rcito de miserables han sembrado el p¨¢nico y la duda sobre esa vara de medir artificial que es el euro, que siempre debi¨® dormir debajo del colch¨®n.
Estamos jodidos pero en plena forma, roban el cobre de las l¨ªneas del tel¨¦fono pero nos comunicamos mejor, tenemos banda ancha y custodia compartida y hasta el amigo Ant¨®n Reixa preside la SGAE, que es como un Vaticano de flamencos y autores de zarzuela.
Nada que temer. Mientras Amacio Ortega siga siendo el hombre m¨¢s rico de Europa siempre tendremos una gabardina para el invierno y unas zapatillas hechas en Vietnam para salir pitando.
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