La soluci¨®n de M¨¹nchhausen
Feij¨®o tiene que acertar con la fecha electoral y trabajar duro hasta para lograr un modesto triunfo
La pol¨ªtica comparada indica que los efervescentes l¨ªderes de derechas que no parecen de derechas se consumen velozmente. Instalado en el top ten del Partido Popular, N¨²?ez Feij¨®o marcaba tendencia y se ofrec¨ªa como el chico de oro que hac¨ªa bien todo lo necesario para la canonizaci¨®n de su gobierno de austeridad y eficiencia tecnocr¨¢tica. Era la figura m¨¢s cotizada y glamurosa del star systemneoconservador: incisivo con Zapatero; arrollador en su feudo electoral; severo e hiriente con su oposici¨®n parlamentaria; brillante en los medios amigos y cautivador en los discrepantes; ilimitado en sus ambiciones...
El sue?o de una hegemon¨ªa duradera pasaba por clonar mil y una veces a Feij¨®o, aguerrido l¨ªder de filas y deslumbrante promesa de gobernante audaz y eficaz. Con todo, en el ¨²ltimo a?o, su irresistible atractivo se empantan¨® en una penosa gesti¨®n de impotencias gubernamentales, depauperados ¨¦xitos econ¨®micos y existenciales dudas electorales. A los hagi¨®grafos comienza a temblarles la pluma y las convicciones, les puede el v¨¦rtigo del presente y el miedo al futuro. Su carisma presidencial se marchita y temen que se iniciase ya la metamorfosis crepuscular de Feij¨®o: de hollywoodense golden boy a galaica negra sombra.
Al presidente le gusta compadecerse confes¨¢ndonos que su virtud se impuso modestamente al oportunismo pol¨ªtico y que, de haber convocado las auton¨®micas entre las exitosas municipales del 22-M y el irresistible triunfo del 20-N, el tsumani conservador le habr¨ªa otorgado una victoria hist¨®rica; a saber, Feij¨®o habr¨ªa quebrado el techo electoral de los 43 diputados conseguidos en 1993, cuando el fraguismo estaba en pleno apogeo. Sea en oto?o de este a?o o en marzo de 2013, incluso los m¨¢s devotos del PPdeG aceptan con resignaci¨®n que los n¨²meros van a peor y que no ser¨¢n suficientes para que cuaje la institucionalizaci¨®n del modelo de gobernanza de la derecha hardcore: el presidencialismo de partido ultrahegem¨®nico de Fraga o Esperanza Aguirre.
La Gran Victoria ya no se producir¨¢. Y Feij¨®o no se enga?a, sabe que tiene que acertar con la fecha de la cita electoral y que, si no quiere sufrir en la noche del recuento, habr¨¢ que trabajar muy duramente para conseguir incluso una modesta victoria. Los estrategas conservadores se muestran inseguros y elevan la moral de combate de los militantes con arengas sobre las calamidades del BNG, que devora la fidelidad de sus electores m¨¢s moderados con el abuso de un relato ultraizquierdista, y del PSdeG que en vez de primarias parece que va a iniciar una guerra civil. Y proliferan estimaciones que inspiradas en la tribolog¨ªa, la sesuda ciencia que estudia el roce, el desgaste y la lubricaci¨®n, concluyen que la oposici¨®n parlamentaria y social no erosiona la solidez electoral del PPdeG.
En los libros de liderazgo, que le recomiendan a Feij¨®o, se subraya que despreciar a los competidores solo es bueno para abonar desagradables sorpresas. Aguijoneado por la presumible concurrencia electoral de Compromiso por Galicia y el NPC de Beiras, en el BNG se impondr¨¢ el pragmatismo y se tocar¨¢ en sordina la melod¨ªa antisistema para maximizar sus apoyos en las zonas tibias del espectro electoral. Y los ojeadores de futuros del PPdeG tambi¨¦n pueden ir atemperando las euforias sobre los desgarros intestinales en el PSdeG. Si en las primarias Pachi V¨¢zquez se enfrenta a un s¨®lido retador de la casta de Blanco o cualquier otro con un poder¨ªo homologable, pueden estar seguros de que es porque sus prospectivas electorales se?alan posibilidades de ¨¦xito; de lo contrario, nadie querr¨¢ disputar con el secretario general el liderazgo de una nueva derrota electoral.
Las posibilidades de la ahora ilusoria Gran Victoria, de compensarla con un triunfo menor o de que produzca una inesperada derrota de Feij¨®o dependen en gran medida de la velocidad con la que se popularice entre los gallegos la cruda ecuaci¨®n del economista Andrea Fumagalli: ¡°El precio que las futuras generaciones tendr¨¢n que pagar es inversamente proporcional a su capacidad de movilizaci¨®n y conflicto¡±. En el ecosistema de la crisis, el principal desgaste de la credibilidad de Feij¨®o procede de las improductivas contrarreformas y recortes sociales de Rajoy. Para poder ganar con holgura, Feij¨®o debe vencer el efecto Rajoy que amenaza con transformar el malestar ciudadano en conflicto y voto de castigo. Si quiere que le sonr¨ªa el ¨¦xito, nuestro presidente tendr¨¢ que hacer como el bar¨®n de M¨¹nchhausen y tirar hacia arriba de su propia coleta para salir ¨¦l y su partido del pantano electoral en el que Rajoy lo hunde lentamente. No ser¨¢ sin esfuerzo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.