El mec¨¢nico de la fragata declara que la Armada intent¨® tapar una negligencia
Gago acusa a los mandos de ignorar su recomendaci¨®n de apagar la caldera. ¡°Me ningunearon. Priorizaron la navegaci¨®n y no la seguridad del personal¡±
A Jorge Miguel Gago Chao le toc¨® revivir ayer el accidente que le cambi¨® la vida y trunc¨® su carrera militar despu¨¦s de muchos a?os de sacrificios. Perdi¨® a dos compa?eros en una explosi¨®n que ¨¦l todav¨ªa est¨¢ completamente convencido de que se pod¨ªa haber evitado apagando la caldera del buque cuando los registros de cloro se dispararon.
As¨ª volvi¨® a asegurarlo ayer ante un tribunal militar de A Coru?a, en la segunda sesi¨®n del juicio oral por el accidente de la fragata Extremadura que le cost¨® la vida a dos marineros de 20 y 28 a?os al explotar la caldera de popa el 19 de diciembre del 2005. Declar¨® durante algo m¨¢s de una hora para explicar como detect¨® niveles anormales de cloro y recomend¨® renovar el agua contaminada. El buque estaba atracado en el Arsenal Militar de Ferrol y sal¨ªa de maniobras esa ma?ana. La caldera (1B) revent¨® a las 2.20 de la madrugada y la explosi¨®n abras¨® a dos militares, Erik Noval G¨®mez y Francisco Javier P¨¦rez Castrill¨®n, que murieron quemados por la nube de vapor a 500 grados que sali¨® de una tuber¨ªa vieja y agrietada.
¡°Me ningunearon. No atendieron mis recomendaciones y priorizaron la navegaci¨®n a la seguridad del personal¡±, explica Gago, que era el mec¨¢nico de guardia. ¡°Acert¨¦ y la caldera explot¨®", se lamenta. El cabo primera Gago, retirado del Ej¨¦rcito, es uno de los 40 testigos que desde el lunes declaran en un juicio muy esperado por las familias de las dos v¨ªctimas, que se han pasado siete a?os peleando para que la responsabilidad del accidente se dirimiese en un tribunal.
En el banquillo de los acusados se sienta Pablo Varela S¨¢nchez, oficial a cargo de la sala de m¨¢quinas de la Extremadura la noche de siniestro, que ignor¨® las advertencias de sus subordinados y se qued¨® en casa mientras la caldera se calentaba hasta reventar. El fiscal y la acusaci¨®n particular lo acusan de negligencia con dos delitos contra la eficacia del servicio y piden para ¨¦l penas de uno a tres a?os de c¨¢rcel y la suspensi¨®n de empleo. Defensa, que atribuye el accidente a la fatiga de los materiales de una fragata construida en los setenta, ascendi¨® al acusado a teniente de nav¨ªo y lo destin¨® al Hesp¨¦rides, el buque de investigaci¨®n oceanogr¨¢fica de la Armada.
El cabo primera Gago ha sido una pieza clave de una partida judicial que ha llegado hasta el Tribunal Supremo para evitar que el caso se archivase en septiembre de 2009. Desde el primer d¨ªa, Gago denunci¨® que una mano negra en la Armada pretend¨ªa tapar el siniestro y pasar p¨¢gina sin buscar culpables por el estado de un buque deteriorado que segu¨ªa navegando.
Su desacato le cost¨® un expediente disciplinario y una condena de tres meses en una prisi¨®n militar de la que se salv¨® en el ¨²ltimo momento despu¨¦s de que su madre se saltase las barreras de seguridad durante un desfile militar en Ferrol para entregarle una carta a la Reina Sof¨ªa en la que ped¨ªa clemencia para su hijo. Defensa termin¨® por archivar la sanci¨®n en octubre de 2008.
¡°Me quisieron escarmentar y hundir porque desmont¨¦ su teatro¡±, dice el exmilitar. Cuenta que el accidente le rob¨® el sue?o, la salud y un futuro en el Ej¨¦rcito. Pudo apagar la caldera pero no lo hizo, cuenta, porque sus superiores no lo permit¨ªan. Insisti¨® en que los niveles de contaminaci¨®n por cloro eran alarmantes pero sus s¨²plicas cayeron en saco roto mientras el oficial al mando pasaba la noche en su casa y dirig¨ªa las maniobras por tel¨¦fono. ¡°En este juicio hay amnesia generalizada. Muchos dicen que no recuerdan nada, pero yo s¨ª. A¨²n vivo en ese barco y arrastro las secuelas¡±, insiste. La tuber¨ªa revent¨® y se llev¨® por delante dos vidas. La decisi¨®n que no tom¨® le atormenta y le ha costado una depresi¨®n y mucha medicaci¨®n.
Gago, de 39 a?os, abandon¨® la Marina despu¨¦s de 14 a?os de servicio y cinco condecoraciones y vive desde 2009 ¡°como un pensionista m¨¢s¡± al cuidado de su hija de 7 a?os. ¡°La Armada merece ser condenada por esto¡±, concluye.
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