Un ¡®Trovatore¡¯ a todo gas
La soprano norteamericana Angela Meade triunfa en el papel protagonista del t¨ªtulo verdiano
![Misha Didyk, Angela Meade, el director Roberto Rizzi Brignoli y Leo Nucci en el Festival de Peralada con 'Il Trovatore'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FHAPRR3CKUNOLQM6734SHPGBKE.jpg?auth=28af391d576f3866401e874f727ba67c8a7e2935473467ff1e22d85b41e48332&width=414)
El Festival de Peralada repiti¨® apuesta: el a?o pasado abri¨® de facto con Joan Manuel Serrat y concedi¨® el t¨ªtulo de concierto inaugural a una versi¨®n en concierto de un t¨ªtulo verdiano, Nabucco. Este a?o, abri¨® el martes pasado con Serrat y Sabina, y volvi¨® a dar honores de inauguraci¨®n a otro Verdi en concierto, Il trovatore. El a?o pasado la apuesta funcion¨®, y este a?o, tambi¨¦n, pero algo menos.
Aunque desde que los hermanos Marx la elevaron en su pel¨ªcula Una noche en la ¨®pera (1935) a paradigma de todos los t¨®picos del g¨¦nero y cueste escuchar el coro de gitanos sin buscar con la mirada a Harpo huyendo de la polic¨ªa disfrazado entre los cantantes, y aunque argumentalmente la obra no vaya m¨¢s all¨¢ del tradicional el tenor se quiere tirar a la soprano, pero el bar¨ªtono no quiere, lo cierto es que Il trovatore es una ¨®pera redonda, uno de los grandes t¨ªtulos verdianos y una gozada si se cuenta con grandes cantantes para hacer justicia a las alt¨ªsimas exigencias vocales de los papeles principales.
La joven soprano norteamericana Angela Meade se revel¨® como una Leonora de enorme calidad, una verdadera soprano verdiana de voz l¨ªrica, pero con cuerpo, capaz de apianar arriba, con potente proyecci¨®n en el centro, flexibilidad y ligereza en los pasajes de agilidad, y agudo impecablemente atacado, redondo y bien timbrado. Ella fue la gran triunfadora de la noche. La mezzosoprano, tambi¨¦n norteamericana, Marianne Cornetti compuso con voz poderosa y timbrada, y con alguna truculencia, una Azucena importante y plenamente satisfactoria.
El veterano Leo Nucci siempre estuvo en el personaje
En el equipo masculino hubo algunos problemas. El veterano Leo Nucci, con 45 a?os en el negocio, es un verdadero prodigio y una lecci¨®n de saber verdiano en el fraseo, en el conocimiento del estilo. ?l fue el ¨²nico que no hizo una versi¨®n de concierto pues, aun sin decorado, siempre estuvo en el personaje, movi¨¦ndose a sus anchas por el escenario. Su voz, sin embargo, empieza a pasar apuros para cumplir con las inclementes exigencias que Verdi impone a sus bar¨ªtonos, en especial al siniestro y oscuro Conte di Luna.
Al tenor ucraniano Misha Didyk le cay¨® el encargo de ocuparse de Manrico, el trovatore, el protagonista de la obra. La voz, globalmente, era la del personaje, pero el hombre se apretaba arriba de mala manera y sufr¨ªa y hacia sufrir; el fraseo era extra?o, poco natural, fuera de estilo, y la dicci¨®n italiana, deficiente. Como es tradici¨®n, intent¨® acabar el c¨¦lebre Di quella pira arriba, pero el sobreagudo, desga?itado, pas¨® por fuera, rozando el larguero.
El director Rizzi Brignoli supo actuar como un ¡®condottiero¡¯ eficaz
La direcci¨®n de todo esto recay¨® en Roberto Rizzi Brignoli. El encargo no era f¨¢cil: montar en poco tiempo un Trovatore al aire libre, que funcione a partir de una orquesta no oper¨ªstica (la OBC) y que no tiene la obra en repertorio, con un coro de c¨¢mara ampliado (Cor de Cambra del Palau de la M¨²sica Catalana) que tampoco tiene la obra en repertorio y a partir de un equipo vocal diverso y disperso configurado ad hoc, requiere m¨¢s un condottiero, un organizador eficaz, pr¨¢ctico, que tome decisiones y las transmita con claridad, que un director convencional preocupado por filolog¨ªas, sutilezas y purezas de estilo.
Rizzi Brignoli fue ese condottiero eficaz. Puso la orquesta a todo gas, quiz¨¢ demasiado, y esta, disciplinada, respondi¨®; con gesto claro indic¨® al coro lo que quer¨ªa y el coro se lo dio. Su Trovatore no pasar¨¢ a la historia, casi ning¨²n condottiero pas¨® tampoco a la historia; sin embargo, eran ellos los que les sacaban las casta?as del fuego a los se?ores y en ellos confiaba la tropa que sab¨ªa que su comandante no les dejar¨ªa tirados en el momento crucial. Gran m¨¦rito el de Rizzi Brignoli.
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