Camposancos pierde su memoria
El antiguo colegio de los Jesuitas de A Guarda, campo de concentraci¨®n en la Guerra Civil, languidece entre maleza
¡°Los pueblos no se toman por tel¨¦fono¡±. A Brasilino ?lvarez, miembro del Partido Galeguista y alcalde de A Guarda por el Frente Popular, no le tembl¨® la voz tras las amenazas golpistas que, desde el Gobierno Civil de Pontevedra, le exig¨ªan la renuncia a su cargo. Pero los enormes pinos que el Comit¨¦ en Defensa de la Rep¨²blica atraves¨® en las carreteras del Baixo Mi?o aquel julio de 1936 no fueron suficiente freno para el avance de la Escuadra del Amanecer. Contra las tapias del cementerio de Sest¨¢s, la milicia falangista fusil¨® repetidamente la libertad sin compasi¨®n ni remordimiento. Al grito de ¡°Espa?a s¨ª, Rusia no¡±, primero mataron a los cuadros pol¨ªticos y sindicales de la localidad. Despu¨¦s, a decenas de j¨®venes asturianos y leoneses capturados en alta mar tras el derrumbe del Frente Norte.
El antiguo Colegio Ap¨®stol Santiago de los Padres Jesuitas de Camposancos, germen de las universidades de Deusto y Comillas a finales del siglo anterior, se hab¨ªa convertido en la prisi¨®n central de la provincia. Tras los primeros meses del golpe, camionetas procedentes del puerto de Baiona abarrotaron con presos las mismas aulas en las que se hab¨ªan formado desde presidentes del Gobierno, como Portela Valladares, hasta fil¨®sofos como Ant¨®n Losada Di¨¦guez, En 1938, el traslado a sus dependencias del Tribunal Militar n¨²mero 1 de Asturias lo convirti¨® en uno de los principales campos de concentraci¨®n de Galicia. Casi 3.000 presos convivieron con el hambre, la tuberculosis y un fren¨¦tico ritmo de cuatro consejos de guerra al d¨ªa hasta su clausura tres a?os despu¨¦s.
Aunque el paso del tiempo y la oscuridad de las noches envalentonaron furtivas flores en la fosa com¨²n del camposanto guard¨¦s, la memoria de los represaliados se conserv¨® en el dolor privado de sus familias durante casi cincuenta a?os. En el colegio, la posguerra devolvi¨® sus llaves a la Compa?¨ªa de Jes¨²s y nuevos alumnos, ajenos por imposici¨®n a lo all¨ª sucedido, sufrieron los rigores del invierno en las mortecinas salas del edificio. Fue el fin de la dictadura y el empe?o de supervivientes del genocidio los que socializaron el relato ¨ªntimo del sufrimiento acumulado. En 1986, la bandera tricolor volv¨ªa a ondear junto al humilde monumento de m¨¢rmol que parientes y vecinos irguieron en recuerdo de los 174 asesinados en el cementerio de A Guarda.
El exfutbolista Karpin quiso convertirlo en una urbanizaci¨®n de lujo
Pero ahora, la maleza vuelve a enzarzar el olvido sobre su dignidad. Fallecidas ya pr¨¢cticamente todas las voces protagonistas y testimoniales de aquellas penurias, el decr¨¦pito colegio es la ¨²ltima herida palpable de la opresi¨®n franquista. Aunque all¨ª ya nada lo sugiera. Sobre la corro¨ªda estructura del edificio de tres torreones, plantado al borde de la hoz del Mi?o, la desidia carcome fachadas, suelos y una se?orial galer¨ªa de 82 metros de longitud. Mientras el viento siembra salitre por las enormes hendiduras de paredes y ventanas, la humedad se vuelve charco en aquellas estancias en las que los tejados dejaron de ejercer como tales hace ya tiempo. Desde los noventa, cuando las ¨²ltimas reformas se llevaron a cabo, la finca permanece condenada al m¨¢s cruel ostracismo. En los despachos del Ayuntamiento guard¨¦s incluso aseguran desconocer a qui¨¦n pertenece la propiedad.
Pero lo cierto es que en 2006 exist¨ªan grandes planes para ella. La mercantil Valery Karpin, SL hab¨ªa llamado a la puerta del consistorio con una propuesta de convenio urban¨ªstico para actuar sobre los terrenos de los religiosos. La corporaci¨®n municipal, gobernada en minor¨ªa por el PP, encarg¨® entonces el estudio de la oferta a la consultora Mur&Clusa Associats. El informe sobre la viabilidad econ¨®mica del proyecto, centrado en la construcci¨®n de una lujosa urbanizaci¨®n de viviendas unifamiliares, destacaba su ¡°singularidad como producto inmobiliario¡± por tratarse de una actuaci¨®n sita ¡°en la mejor ubicaci¨®n¡± del municipio y, por tanto, ¡°con las mejores expectativas de precios futuros¡±. A cambio, la empresa se compromet¨ªa a asumir la conservaci¨®n de ¡°las ruinas existentes y el muro perimetral de f¨¢brica¡± as¨ª como ¡°las especies arb¨®reas de gran porte existentes¡± al ser integrantes del patrimonio cultural del municipio.
La desidia carcome fachadas, suelos y una se?orial galer¨ªa de 82 metros
Con aquel suculento horizonte, a cinco d¨ªas de las elecciones municipales de 2007, PP y PSOE sacaron adelante el convenio urban¨ªstico con el que se modificaba la categor¨ªa de la parcela del antiguo colegio, de 71.000 metros cuadrados de suelo calificado como r¨²stico, en dos zonas de suelo urbano consolidado, de 14.000, y no consolidado, de 57.000. La recalificaci¨®n supon¨ªa un gran incremento de la edificabilidad en los terrenos, de entre el 65% y el 100%, justificada por populares y socialistas como compensaci¨®n por los gastos de rehabilitaci¨®n y ejecuci¨®n de dotaciones p¨²blicas a cargo de la promotora, y tachada de ilegal por el BNG ¡°por incumplir la Lei do Solo¡±.
M¨¢s all¨¢ de la pol¨¦mica, la materializaci¨®n del proyecto requer¨ªa la incorporaci¨®n posterior del convenio al nuevo Plan Xeral de Ordenaci¨®n Urban¨ªstica. Pero cinco a?os y varias modificaciones despu¨¦s, este sigue sin aprobarse. Seg¨²n Jos¨¦ Manuel Dom¨ªnguez Freitas, regidor socialista de A Guarda desde 2007, el proyecto se presentar¨¢ en pleno para su aprobaci¨®n inicial ¡°en los pr¨®ximos meses¡±, incluyendo el convenio vigente con la promotora dado que ¡°sigue existiendo inter¨¦s en el Ayuntamiento por el desarrollo urban¨ªstico¡±. Mientras, desde las oficinas de Valery Karpin, SL la ¨²nica respuesta es la de su contestador autom¨¢tico.
El jesuita Benito Santos, cura en la parroquia viguesa de San Francisco Javier, aclara, sin embargo, que nada prev¨¦ cambios en la calamitosa situaci¨®n actual. ¡°Existi¨® una negociaci¨®n entre la Compa?¨ªa de Jes¨²s y la inmobiliaria del exfutbolista en la que se apalabraron 1.200 millones de las antiguas pesetas, pero las cosas se complicaron. Al final, la venta no se realiz¨® ni tiene visos de producirse¡±. Sin nadie preocupado por su mantenimiento ni conservaci¨®n, la identidad de una ¨¦poca se derrumba en silencio: ¡°Es un verdadero milagro que a¨²n no haya ardido todo¡±.
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