El l¨ªder de los Casuals afronta 53 a?os de c¨¢rcel por torturas a ¡®narcos¡¯
El fiscal relata la ¡°inhumana crueldad¡± del grupo liderado por Ricardo Mateo
Los Casuals, la facci¨®n m¨¢s violenta de los Boixos Nois ¡ªlos seguidores radicales del Bar?a¡ª se estrenaron como organizaci¨®n criminal robando y extorsionando a traficantes de drogas. Bajo el f¨¦rreo mandato de su l¨ªder, Ricardo Mateo, un grupo de hombres agresivos se uni¨® para dar palizas por encargo y apoderarse de la droga de los narcos haci¨¦ndose pasar por polic¨ªas. La pr¨®xima semana se sientan en el banquillo de los acusados por asociaci¨®n il¨ªcita, torturas y lesiones, entre otros muchos delitos. Como jefe de la banda, Mateo afronta la pena m¨¢s elevada: el fiscal solicita para ¨¦l 53 a?os de c¨¢rcel.
M¨¢s de la mitad de los acusados pertenecen a los Casuals y estuvieron en prisi¨®n provisional por aquellos asaltos. Pero las rejas no les impidieron seguir cometiendo delitos; por ejemplo, dando palizas en prisi¨®n. Al quedar en libertad, organizaron una red de extorsi¨®n que tuvo en jaque a decenas de due?os de discotecas de Barcelona. Los Mossos d¡¯Esquadra les detuvieron de nuevo en 2010 en un caso en el que hay m¨¢s de una treintena de imputados.
Los nombres se repiten en ambos casos: adem¨¢s de Mateo, entre los acusados hay viejos conocidos como Antonio Torn, alias Anto?ito, y Carlos Mu?oz. Anto?ito fue, presuntamente, responsable de las amenazas de muerte al expresidente del FC Barcelona Joan Laporta, despu¨¦s de que este vetara el acceso de los hinchas radicales al Camp Nou. Mu?oz fue condenado por el asesinato a pu?aladas de un joven a la salida de la discoteca Nick. Ocurri¨® en 2005, apenas seis meses despu¨¦s de dejar la c¨¢rcel.
El escrito de acusaci¨®n del fiscal Gerardo Cavero sit¨²a los asaltos a traficantes en torno a 2002. Los acusados ¡°aparentaban un despliegue policial¡± para apoderarse de la droga. Iban pertrechados con chalecos, uniformes y placas que les proporcionaba uno de ellos, Manuel Gonz¨¢lez, que entonces trabajaba en el servicio de informaci¨®n de la Guardia Civil de Girona. Los presuntos asaltantes ¡°amedrentaban¡± a los narcos con toda clase de armas ¡°con las que les inflig¨ªan palizas con una inhumana crueldad¡± y un trato ¡°despiadado¡±, relata el fiscal.
A principios de 2003, Mateo, el guardia civil y otro acusado abordaron a dos hombres en Cambrils (Baix Camp) y les detuvieron. Les mostraron placas de polic¨ªa, les sujetaron las mu?ecas con grilletes e incluso les leyeron sus derechos. Despu¨¦s les llevaron a un descampado y les introdujeron en una furgoneta, donde les propinaron golpes con objetos cortantes para que confesaran d¨®nde estaba la droga. Como una de las v¨ªctimas no hablaba, los acusados colocaron en su boca el ca?¨®n de una pistola y jugaron con ¨¦l a la ruleta rusa. Despu¨¦s amenazaron con cortarle los dedos. Los acusados, sigue el fiscal, blandieron un hacha, colocaron la mano derecha del traficante en una tabla de madera de carnicer¨ªa y le seccionaron por completo el dedo ¨ªndice.
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