Extra?a y m¨ªtica pareja
Serrat y Sabina se entregan durante tres horas en su reaparici¨®n conjunta en Madrid
A ratos como Walter Matthau y Jack Lemmon, otras como Zipi y Zape, como ri¨¦ndose de su sombra, aparec¨ªan Serrat y Sabina, esa nada extra?a pareja, esos mitos entregados a la autoparodia en su regreso conjunto a los escenarios. Conscientes de su suerte activa, con m¨¢s respeto que nunca a las malas pasadas, saben que Madrid no es cualquier cosa. Aunque la ciudad es tan de uno como del otro, en la capital suman ambos quiz¨¢s m¨¢s actuaciones que en cualquier otro lugar del planeta. Y les impone¡
La peque?a patria de barrio donde Sabina vive y Serrat tiene ya casa les recibi¨® con los brazos abiertos en su lleno del Palacio de los Deportes, pero tambi¨¦n con cierta frialdad inicial, que se desvaneci¨® cuando Sabina puso en pie al respetable con su adorada y agujereada por los picos, Princesa. De eso quiz¨¢s tuvo la culpa una escrupulosa puntualidad que no dej¨® acomodar a parte del p¨²blico.
Pasados solo siete minutos de las 9.30 saltaron al escenario envueltos en su iconograf¨ªa de bodega del Titanic y precedidos por esos dos p¨¢jaros dibujados que nadie va a cargarse de un tiro ni de dos. Entre el mon¨®logo bien trabado y los di¨¢logos ocurrentes, estos dos artistas brillaron en sus dotes teatrales, en su gracia para la pulla y el perfumado veneno de su iron¨ªa, entremezclada con medida de chef tres estrellas Michelin con sus mejores ¨¦xitos.
Entre mon¨®logos y di¨¢logos recurrentes brillaron con sus dotes teatrales
Ocupen su localidad mezclado con Hoy puede ser un gran d¨ªa abr¨ªa el espect¨¢culo entre luces de music hall y mesas de cabaret con los excelentes m¨²sicos liderados por el maestro Ricard Miralles, Pancho Varona y Antonio Garc¨ªa de Diego situados escalonadamente junto a sus compa?eros. La orquesta del Titanic ofreci¨® aires sugerentes y renovados al repertorio y a las canciones del disco que ambos se han decidido a grabar producidos por ese mago de los estudios que es Javier Lim¨®n.
Sus temas del naufragio presente se mezclaban naturalmente con glorias pasadas. Y as¨ª zurc¨ªan novedades como Cuenta conmigo con las eternidades de sus ba¨²les inmortales, de Sin embargo a Mediterr¨¢neo, de Esos locos bajitos a 19 d¨ªas y 500 noches, de El bulevar de los sue?os rotos a Tu nombre me sabe a hierba, cab¨ªa toda su esencia.
Reconocidos y agradecidos por el esfuerzo de quienes se hab¨ªan gastado los cuartos para verlos en mitad de ¡°esta puta crisis¡±, que dijo Sabina, la pareja se despach¨® y disfrut¨® de una noche en la que se les not¨® emocionados y midiendo fuerzas despu¨¦s de una gira, Dos p¨¢jaros contraatacan, que les tiene dando tumbos entre Espa?a y Am¨¦rica desde el mes de marzo.
Pero en casa estaban anoche, en casa y bien a resguardo. Sin cargar las tintas, homenajeando a sus cl¨¢sicos, de Jos¨¦ Tom¨¢s a Chavela Vargas y acord¨¢ndose lo justo de Rajoy para no amargar demasiado la fiesta; elegantes, dispuestos, generosos y conscientes de su suerte tras d¨¦cadas de carrera sin fin, sin descanso y sin tregua. ¡°Ni en mis m¨¢s locos, melodram¨¢ticos y et¨ªlicos sue?os, pens¨¦ que iba a regresar a este escenario con el maestro Serrat¡±, coment¨® Sabina.
Homenajearon a sus cl¨¢sicos, Jos¨¦ Tom¨¢s y Chavela Vargas
Pero lo hizo. En forma, muy en forma, ech¨¢ndose un baile de claqu¨¦ y rumbero como casi siempre, con sombrero ambos y un cambio de vestuario que no les despojaba de su personalidad ni cuando se colocaban la pajarita o se plantaba Sabina su querida camiseta de gondolero.
¡°La vida le ha tratado mal¡ Aunque ¨¦l a la vida¡¡±, soltaba Serrat cuando su amigo desaparec¨ªa del escenario. La gente se retorc¨ªa con los ataques y las r¨¦plicas: ¡°Me duele un poco que le r¨ªan las gracias, en Barcelona, lo acepto, pero aqu¨ª¡¡±, se medio quejaba Sabina. ¡°Una cosa nos separa: mi envidia y su talento¡±.
Y as¨ª, en ese plan, de hermanos bien avenidos dieron una patada al malestar y a la desgana y al des¨¢nimo entre los acordes de la canci¨®n del Pirata, de esos amores imposibles que resuenan tras Contigo, adaptando m¨¢s a la crisis que al pacifismo Algo personal, con la pelota de Esos locos bajitos, entre los Cantares machadianos y la necesaria memoria de Miguel Hern¨¢ndez cuando Para la libertad es tan necesaria ahora como en los negros tiempos del pasado.
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