La hora de Pikachu

Seguro que la querencia de algunas judicaturas por su recurrente irrupci¨®n estelar en precampa?as electorales es pura casualidad. El gusto por las pasarelas ya no resulta exclusivo de Tino Casal o Lady Gaga. Se ha democratizado. Figura en la declaraci¨®n universal de los derechos modernos de Andy Warhol: todo el mundo tiene derecho a sus 15 minutos de fama en la nueva sociedad multimedia. Adem¨¢s, ya dec¨ªa Voltaire que eso que llamamos casualidad solo es la causa ignorada de un efecto desconocido.

En su momento, el juzgado dir¨¢¡­. o no, dada esta megatendencia judicial tan fashion donde se arrancan espectaculares procesos empleando formatos que los convierten en un mezcla apabullante entre un episodio de CSI Miami y Los Soprano, para luego, cuando se van las c¨¢maras, acabar como Walking dead procesales, zombis judiciales vagando por los pasillos de salas, juzgados y audiencias sin que nadie los cierre, termine o archive. Incluso tanta estulticia procesal carece de importancia hoy. Da igual. Ahora no es la justicia, ¡°es la pol¨ªtica, est¨²pido¡±. A unos d¨ªas de las elecciones, lo que realmente cuenta de la Operaci¨®n Pok¨¦mon reside en su vertiente pol¨ªtica, en su potencial como arma de destrucci¨®n electoral masiva. Y aqu¨ª, amig@s, se acabaron las bromas. Que comiencen los juegos. El duelo es a primera sangre.

Dos alcaldes, dos pesos pesados, ponen a prueba el temple y la capacidad de los dos candidatos que aspiran a presidir la Xunta de Galicia. Pachi V¨¢zquez y N¨²?ez Feij¨®o. Al socialista Paco Rodr¨ªguez le otorga su relevancia presidir el consistorio de una de las cinco capitales. Al regidor de Boqueix¨®n, Adolfo Gacio, la categor¨ªa se la concede haber sido y ser el hombre de confianza del todopoderoso Romay Beccar¨ªa en el bien engrasado Partido Popular de A Coru?a.

El candidato que resuelva mejor y m¨¢s r¨¢pido su respectivo marr¨®n habr¨¢ puesto un pie en Monte P¨ªo. Es el momento para mostrarse el¨¦ctrico, audaz y valiente como el Pok¨¦mon m¨¢s famoso, el peque?o pero resuelto Pikachu. Vaya por delante que a ambos acusados no les queda m¨¢s remedio que abandonar sus puestos. Es pura ley de la gravedad. Ninguna democracia homologable puede soportar que permanezcan en sus cargos y en libertad bajo fianza dos acusados de delitos impropios de un servidor p¨²blico. Su final est¨¢ escrito. La cuesti¨®n es qui¨¦n lo redacta y c¨®mo se pone en escena.

El dilema de Pachi V¨¢zquez se plantea arriesgado. Tiene mucho que ganar y mucho que perder. Si logra forzar la dimisi¨®n del alcalde Rodr¨ªguez, habr¨¢ acreditado mando en plaza y dispondr¨¢ de un ariete para golpear directamente contra el pecho de la Democracia Feijoniana. Si tiene que tirar de autoridad, la inc¨®gnita residir¨¢ en ver c¨®mo lo encaja un partido que, como todas las organizaciones pol¨ªticas, prefiere siempre un enemigo exterior. La inacci¨®n no parece una alternativa tras todos los trabajos pasados por Pachi V¨¢zquez para llegar a la candidatura a la Presidencia. Se sustancia una cuesti¨®n de credibilidad en los mensajes de quien aspira a gobernar un pa¨ªs. Pachi V¨¢zquez tiene ante s¨ª una crisis, pero tambi¨¦n una oportunidad para visualizar ante mucha audiencia qu¨¦ tipo de presidente puede ser.

El dilema de N¨²?ez Feij¨®o se antojaba menos arriesgado, pero tambi¨¦n m¨¢s severo. Ten¨ªa poco que ganar ante la opini¨®n p¨²blica si entregaba o ejecutaba la cabeza de un alcalde desconocido. Pero pod¨ªa perder mucho ante los ojos vigilantes de un PP donde ese discreto regidor operaba como primus inter pares. Seguramente por eso le pidi¨® en p¨²blico al alcalde Gacio que reflexionase sobre su futuro y ha tragado con que siga de concejal. Un detalle fino y sensible que no tuvo con la fiscalidad creativa de su candidato por Ourense en 2009, Luis Carrera, o la afici¨®n a los coches deportivos del exdiputado Javier Escribano. Entonces ten¨ªa que ejecutar y ejecut¨® porque pudo. Si tard¨® en cazarlo fue porque la pieza pod¨ªa resistirse y se resisti¨®. La Democracia Feijoniana ha dado muestras de conocer sobradamente el precio de la inacci¨®n ante este tipo de l¨ªos turbios. En pol¨ªtica, como en la vida o en el amor, el tiempo siempre es el bien m¨¢s escaso.

@antonlosada