Catalu?a y Barcelona
?Queremos ser independientes para ser mod¨¦licos en recortar, mantener privilegios y abandonar a los m¨¢s vulnerables? ?O queremos ser independientes para conseguir una Catalu?a m¨¢s justa, avanzada y solidaria?
Se ha iniciado un proceso crucial, pero antes de dar grandes pasos hace falta recapitular y redefinir objetivos. La fuerza de Barcelona durante siglos, y sobre todo tras la revoluci¨®n industrial, se ha basado en ser una capital sin Estado, sumamente activa, creativa, productiva y culta, aunque, parad¨®jicamente, se haya borrado su memoria industrial y obrera para mutarse en descafeinada ciudad de servicios y turismo. Y hoy, en Catalu?a, el territorio social y productivo cuya capital es Barcelona, avanza el sentimiento nacionalista. No olvidemos, sin embargo que durante 23 a?os el mismo partido que se ha puesto a la cabeza de la operaci¨®n por la independencia fue el que intent¨® debilitar todo lo que pudo a la Barcelona socialdem¨®crata y a su roja ¨¢rea metropolitana.
Por ello, hay muchas preguntas que plantear: ?Barcelona y Catalu?a suman o tienen horizontes matizadamente distintos? Antes de decidir si queremos ser independientes del Estado espa?ol, ?no ser¨ªa previo decidir si queremos ser el parque tem¨¢tico que estamos siendo: la Barcelona de hoteles y escaparates, y la Catalu?a de playas y pueblos para turistas; una Catalu?a de camareros, en la que nuestro futuro, decidido por el centro y el norte de Europa, est¨¢ entre la sangr¨ªa y la paella, entre Gaud¨ª y Dal¨ª, entre Eurovegas y Barcelona Word? ?No tenemos otros deseos y valores que actualicen nuestra tradici¨®n cultural, social y productiva?
Al conseguir la independencia, ?nuestro nuevo pa¨ªs se llamar¨¢ Catalu?a o Barcelona? ?Su nombre ser¨¢ el Estado de Barcelona-Catalu?a o viceversa? Hace poco el MNAC tante¨® llamarse Museo Nacional de Arte de Barcelona, ya que este nombre atraer¨ªa m¨¢s visitantes; ciertamente, en el mercado mundial la marca Barcelona vende bien.
Es cierto que no queremos formar parte de una Espa?a cada vez m¨¢s centralista, autoritaria y represora, con un Estado de las autonom¨ªas fracasado y agotado
Es cierto que no queremos formar parte de una Espa?a cada vez m¨¢s centralista, autoritaria y represora, con un Estado de las autonom¨ªas fracasado y agotado, pero ?queremos que este proceso de transformaci¨®n lo lideren los mismos pol¨ªticos, tan aplicados en los recortes (incluidos los del Estatuto) y tan h¨¢biles en escuchar a los que dicen lo que ellos esperan y en silenciar y hacer o¨ªdos sordos a los que se quejan de unos recortes que amenazan derechos, logros y calidad de vida? Estamos ahorrando solo para pagar los intereses de la deuda y la nefasta gesti¨®n de los bancos. No olvidemos que las grandes cat¨¢strofes, como Bhopal o Chern¨®bil, vinieron a ra¨ªz de recortes en mantenimiento. Recortar en sanidad mata. Recortar en educaci¨®n, universidades e investigaci¨®n nos hace ignorantes e incompetentes. Recortar en servicios sociales nos hace m¨¢s fr¨¢giles. ?Queremos ser independientes para ser mod¨¦licos en recortar, mantener privilegios y abandonar a los m¨¢s vulnerables? ?O queremos ser independientes para conseguir una Catalu?a m¨¢s justa, avanzada y solidaria?
La relaci¨®n entre Catalu?a y Barcelona no es una cuesti¨®n menor ante la pulsi¨®n soberanista. La situaci¨®n actual solo se ha podido dar con la propuesta socialista ausente y con un Ayuntamiento de Barcelona sin proyecto, servil a lo que dicta el Gobierno de la Generalitat. Ambos son del mismo color y ambos han conseguido aprobar planes y leyes con el apoyo del partido que gobierna en Espa?a y nos amenaza con solo que nos atrevamos a convocar un refer¨¦ndum.
Nuestras aspiraciones han sido frustradas por una p¨¦sima gesti¨®n estatal. Sin embargo, cuando ya hace d¨¦cadas que el Estado naci¨®n se debilita por la presi¨®n de la globalizaci¨®n, las multinacionales, las agencias financieras y las condiciones de la deuda, ?a lo que aspiramos es a ser un Estado naci¨®n como los que se conformaron en el siglo XIX? ?El objetivo final de Barcelona, despu¨¦s de siglos sin Estado, es llegar a tenerlo? La regi¨®n metropolitana barcelonesa aspira a ser una gran capital de la megarregi¨®n del Mediterr¨¢neo, mirando al mundo, por fin, sin tener que depender de Madrid, que no hemos de confundir con Espa?a. Quiz¨¢s la independencia nos pueda ayudar a conseguirlo. Sin embargo, cuando Catalu?a avanza para decidir si apuesta por la independencia, Barcelona ha de recuperar su liderazgo, redefiniendo, en las nuevas coordenadas, su proyecto de ciudad creativa de referencia en el panorama internacional. Ha de decidir si lo supedita todo a conseguir la independencia.
Josep Maria Montaner es arquitecto y catedr¨¢tico de la ETSAB-UPC
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