Antes de tirarse a la piscina....

En el tema de la independencia hay que actuar como en la piscina. Antes de tirarse es conveniente mirar si hay agua.

Y la decisi¨®n escocesa de convocar un refer¨¦ndum para octubre de 2014 va a obligar a resolver una cuesti¨®n que resulta fundamental para tirarse o no la piscina de la independencia, escocesa o de cualquier otra parte: saber si la nueva entidad independiente seguir¨¢ autom¨¢ticamente como un Estado m¨¢s de la Uni¨®n o, si por el contrario, el nuevo estado se coloca fuera de la UE y debe pedir y negociar su ingreso, lo que supone un largo per¨ªodo de negociaciones y adem¨¢s necesita el voto un¨¢nime de los 27 actuales estados. No hace falta ser un experto para pronosticar, que salvo los partidarios del dogma de la indisoluble unidad nacional o los irredentos convencidos de que fuera de la independencia no hay vida posible, lo normal es que el apoyo ciudadano a una din¨¢mica independentista dependa de la respuesta.

Hasta la iniciativa escocesa, el futuro estatus del nuevo ente independiente era un asunto que se manten¨ªa en la penumbra. Ni los Gobiernos estatales ni los partidos nacionalistas con posibilidades de plantear la votaci¨®n de independencia han querido nunca tener una respuesta clara e inequ¨ªvoca sobre esa cuesti¨®n, por miedo a las consecuencias: si el nuevo ente sigue dentro de la Uni¨®n el voto independentista ser¨ªa masivo en Flandes, Catalu?a o Euskadi, digan lo que digan las constituciones internas de esos Estados, pero si la decisi¨®n es que se queda fuera, la credibilidad de los respectivos partidos independentistas quedar¨ªa muy afectada. Porque la gente solo salta a la piscina si hay agua. As¨ª que Escocia va a forzar a la claridad.

El Gobierno escoc¨¦s dice tener informe jur¨ªdicos basados en el Convenio de Viena que avalan la tesis de que Escocia independiente no se saldr¨ªa de la UE. Por su parte, alg¨²n portavoz del Gobierno ingl¨¦s ya ha emitido su opini¨®n de que Escocia se quedar¨ªa fuera, como tambi¨¦n lo piensa el Gobierno de Rajoy respecto a Catalu?a y Euskadi. Pero, afortunadamente, la decisi¨®n final no depende de los Gobiernos sino que depende de los tribunales de la UE, ¨²nicos que pueden interpretar el contenido jur¨ªdico de los Tratados.

As¨ª lo l¨®gico es a lo largo del a?o 2013 tanto el Gobierno escoc¨¦s como el brit¨¢nico expongan oficialmente sus tesis contrapuestas. Como consecuencia, uno de ellos, o los dos, solicitar¨¢ un pronunciamiento oficial de la Comisi¨®n Europea, la cual dir¨¢ una cosa o la contraria. Frente a este decisi¨®n de Comisi¨®n, la parte discrepante la recurrir¨¢ ante los tribunales de justicia europeos, quienes terminar¨¢n fijando la soluci¨®n en uno u otro sentido.

A riesgo de equivocarme me atrevo a pronosticar que el refer¨¦ndum escoc¨¦s se atrasar¨¢ hasta que se conozca esa decisi¨®n de los tribunales europeos, porque sin ese dato tan importante no cabe decidir seriamente sobre la futura moneda de Escocia o sobre su viabilidad econ¨®mica como estado, es decir si tendr¨¢ balanza de pagos equilibrada, si habr¨¢ d¨¦ficit p¨²blico y del sistema de pensiones etc, que son las cuestiones que los escoceses, y los vascos, necesitan saber para saber si hay agua en la piscina.

Y en paralelo a esa discusi¨®n escocesa, veremos aflorar en Euskadi, tambi¨¦n en Catalu?a, discusiones sobre nuestra balanza de pagos (actualmente exportamos un poco mas al mundo que al resto del Estado, aunque seguimos importando m¨¢s del resto del estado que del mundo), sobre la parte de la deuda del Estado que deber¨ªa imputarse a la hipot¨¦tica nueva Euskadi independiente, sobre el futuro d¨¦ficit p¨²blico y del sistema de pensiones etc. Es decir, pasar¨ªamos de hacer teolog¨ªa sobre la unidad espa?ola o sobre la independencia vasca a la prosaica actividad de medir el agua de la piscina.