Un torpedo contra el PSC
Otro Maragall, Ernest, se ha ido del PSC. Lo ha hecho dos a?os despu¨¦s que su hermano Pasqual, el exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat, el gran director de la modernizaci¨®n de la capital catalana y promotor del Estatuto de Autonom¨ªa de 2006
Otro Maragall, Ernest, se ha ido del PSC. Lo ha hecho dos a?os despu¨¦s que su hermano Pasqual, el exalcalde de Barcelona y expresidente de la Generalitat, el gran director de la modernizaci¨®n de la capital catalana y promotor del Estatuto de Autonom¨ªa de 2006. Casi al mismo tiempo, el 20 de septiembre, destacadas figuras de lo que d¨¦cadas atr¨¢s hab¨ªa sido la intelectualidad socialista, como Xavier Rubert de Vent¨®s, Salvador Giner y Jaume Sobrequ¨¦s, compon¨ªan la fila cero de la manifestaci¨®n convocada para aplaudir al presidente Artur Mas en la plaza de Sant Jaume, a su retorno de recibir el no de Mariano Rajoy a la demanda catalana de pacto fiscal.
Que estas personalidades anta?o orgullo de PSC aparezcan ahora alineadas con un nacionalista neoliberal como Artur Mas no significa que este partido se haya quedado sin catalanistas. Tampoco es que se haya convertido al nacionalismo espa?olista, en cuyas filas le echan siempre en falta el PP y su coro medi¨¢tico. Es algo peor. Es que se ha desdibujado, ha perdido su perfil. Es la expresi¨®n de una indefinici¨®n. De varias crisis a la vez, superpuestas, simult¨¢neas. La crisis de la socialdemocracia europea, aplastada por el neoliberalismo; la del PSOE como partido de gobierno, ayer mismo rotundamente preterido por los electores vascos y gallegos; la del municipalismo progresista catal¨¢n, reducido a la m¨ªnima expresi¨®n; la del federalismo en Catalu?a y no digamos ya en la Espa?a hegemonizada por el nacionalismo conservador; la del conjunto de la izquierda catalana como alternativa al centro derecha nacionalista y, ahora, infantilmente independentista.
Estos abandonos en la militancia del PSC expresan una frustraci¨®n pol¨ªtica particular que est¨¢ en el origen del avance del independentismo en Catalu?a. El objetivo hist¨®rico del PSC, por decirlo en palabras de su primer l¨ªder, Joan Ravent¨®s, en la d¨¦cada fundacional, la de 1970, era constituirse en eje vertebrador de la sociedad catalana. Era erigirse en un polo de atracci¨®n con potencia suficiente como para unir en su seno, en un gran bloque socio-electoral progresista, a la gran mayor¨ªa ciudadana interesada en combatir las injusticias sociales y la desigualdad econ¨®mica y, por supuesto, en garantizar las libertades nacionales, fuera cual fuera la identidad nacional de cada cual. La oferta nac¨ªa federada con el proyecto paralelo desplegado por el PSOE y, por todo ello, generaba una fuerza de gravedad suficiente como para atraer tanto a catalanes de ra¨ªz como de adopci¨®n. Un factor decisivo, este ¨²ltimo, en una Catalu?a que llevaba un siglo recibiendo inmigraci¨®n del resto de Espa?a en condiciones de muy dif¨ªcil integraci¨®n.
El rechazo por el Tribunal Constitucional del modelo de desarrollo auton¨®mico que representaba el Estatuto de Autonom¨ªa de 2006 dej¨® al proyecto socialista sin oferta de autogobierno para los catalanes en Espa?a y mostr¨® que la federaci¨®n con el PSOE no era, en absoluto, garant¨ªa suficiente en este ¨¢mbito. Desde entonces, 2010, el PSC estaba al albur de que la derecha nacionalista retomara la iniciativa pol¨ªtica. Esto es lo que ha hecho Artur Mas con el se?uelo del concierto econ¨®mico, luego transmutado en reclamaci¨®n de pacto fiscal. Y a continuaci¨®n con el brindis al sol del independentismo.
Tanto da que ambas apuestas sean inviables, como obviamente son. A los efectos del PSC, lo que cuenta es que su direcci¨®n se ha dividido dram¨¢ticamente cuando se ha visto obligada a responder a este desaf¨ªo en votaciones en el Parlament sobre las condiciones para un pacto fiscal y sobre los varios eufemismos con que se presenta la campa?a independentista: derecho a decidir, a la autodeterminaci¨®n, ley de consultas populares, referendos, etc¨¦tera.
El hecho mismo de que estas votaciones se hayan planteado en el Parlament indica una derrota del proyecto del PSC. Pero, adem¨¢s, certifican la inutilidad del propio partido. Un destacado dirigente socialista lo explica as¨ª: el PSC naci¨® para que quienes compart¨ªan el proyecto no tuvieran que ¡°escoger entre su padre y su madre¡±, es decir, entre Catalu?a y Espa?a, porque el lazo federal es integrador. Lo que ha ocurrido es que, cuando CiU ha lanzado sobre la sociedad catalana su apuesta por la independencia, el PSC ha dejado de tener sentido. No ha logrado impedir que, dentro o fuera del partido, se fuerce a elegir entre padre y madre y que, llegado el caso, cada cual se vaya por su lado.
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