La mejor respuesta
El ¨²nico Gobierno fuerte, estable, es el formado por nacionalistas y socialistas
La misma noche de las elecciones particip¨¦ en una emisora de radio en una tertulia cuya misi¨®n era comentar, analizar y sacar conclusiones de los resultados electorales. Compart¨ª mesa con el moderador, un t¨¦cnico avezado en interpretar resultados electorales y prever los resultados definitivos a mitad de escrutinio, y cuatro tertulianos que reflexion¨¢bamos conforme los resultados se iban convirtiendo en definitivos. Cada uno de nosotros pertenec¨ªa a uno de los cuatro partidos que han resultado ser los m¨¢s votados.
Mi impresi¨®n de aquel d¨ªa no ha variado ni un ¨¢pice en el momento actual: los resultados no sacaban a nadie de la incertidumbre, porque ninguna victoria era suficiente y ninguno de los ¨¦xitos cosechados era definitivamente eficaz a tenor de las previsiones de futuro. Incluso las derrotas y fracasos tampoco cerraban todas las puertas del futuro ni eclipsaban todas las esperanzas. Ahora, una semana despu¨¦s, todo contin¨²a del mismo modo y ya, apagadas las euforias, el mag¨ªn de los l¨ªderes que concurrieron a los comicios anda deambulando por la senda de las especulaciones buscando el camino m¨¢s expedito para garantizar la estabilidad y la eficacia que han de concurrir en el nuevo Gobierno para el nuevo tiempo.
Mi escueto resumen de aquel d¨ªa afirmaba claramente la victoria del PNV; subrayaba que EH Bildu no hab¨ªa cubierto todas sus expectativas, porque seguir¨ªa mirando al nacionalismo desde demasiado atr¨¢s; arrumbaba el debate pol¨ªtico y la pol¨ªtica de acuerdos y alianzas hacia una encrucijada cuya elecci¨®n requer¨ªa valent¨ªa y claridad de ideas, y pretend¨ª hacer una sencilla s¨ªntesis final definiendo el momento como ¡°supeditado a una importante pregunta que, a mi modo de entender, s¨®lo ten¨ªa una respuesta posible¡±. Como nadie me pregunt¨® por la pregunta, ni por la respuesta, all¨ª qued¨® mi reflexi¨®n y yo me llev¨¦ conmigo la respuesta.
Pudiera ser que el paso del tiempo, o los pasos dados por los l¨ªderes durante esta semana me hubieran bajado del burro, hubieran diluido la pregunta y hubieran clarificado la respuesta. Pero no, nada de eso.
La pregunta permanece, implacable: ?cu¨¢l ser¨¢ la composici¨®n del nuevo Gobierno vasco? Y la respuesta m¨ªa tampoco ha variado nada: el ¨²nico Gobierno fuerte, estable y con garant¨ªa para solucionar problemas y perge?ar planes de futuro es el formado por los nacionalistas y los socialistas.
La pacater¨ªa de unos y otros lleva a proposiciones extra?as. Hay quien propone un frente ¡°independentista¡± ¡ªque no abertzale ni nacionalista¡ª, entre el PNV y EH Bildu, sin pararse a interpretar que buena parte de los votos cosechados por el PNV ¡ªy procedentes de otras militancias y simpat¨ªas partidistas¡ª lo han sido s¨®lo para derrotar los delirios de EH Bildu. Y hay quienes hablan de ¡°geometr¨ªa variable¡±, sin darse cuenta de que ambas palabras no resultan compatibles entre s¨ª.
Es tiempo de liderazgos consistentes y de alianzas vocacionalmente firmes e inquebrantables. Los liderazgos son m¨¢s consistentes cuando afrontan riesgos, mucho m¨¢s que cuando ocultan la cabeza bajo el ala para no ver las dificultades. Las alianzas son m¨¢s firmes e irrompibles cuando resultan comprensibles y fijan debidamente sus objetivos reales y ¨²ltimos.
PNV y PSE tienen razones consistentes para pactar con solo leer e interpretar algunas de sus andanzas m¨¢s recientes. El PNV debe recordar los derroteros a los que se fue ¡°condenando¡± tras echarse al monte con un plan de corte soberanista ¡ªPlan Ibarretxe¡ª que naci¨® abocado a la derrota y al abandono. El PSE a¨²n debe tener m¨¢s reciente su error, tras firmar un acuerdo con el PP vasco no solo rencoroso con todo lo vasco, sino proclive a la ¡°espa?olizaci¨®n¡± (versi¨®n Wert), dise?ada en las m¨¢s oscuras cuevas del viejo r¨¦gimen. Por si fuera poco, un acuerdo tan burdo como inconsistente que no solo ignoraba la victoria electoral de 2009 tal como se hab¨ªa producido, sino que estaba obligado a la ruptura prematura en base a la escasa lealtad mostrada por el PP durante su periodo de vigencia.
As¨ª que, a falta de otros datos, dej¨¢ndome llevar por mi intuici¨®n y mis reflexiones me permito proponer un acuerdo PNV-PSE como la mejor garant¨ªa de que el futuro nos pueda ofrecer seguridades y no incertidumbres.
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