Dos en tierra de nadie
El pianista dominicano Michel Camilo forma con Tomatito una sociedad musical a medio camino entre el jazz y el flamenco. Ma?ana act¨²an en el Auditorio Nacional para hacer lo que mejor saben: mezclarse
Llevan 15 a?os juntos, y lo que les queda. Michel Camilo (Rep¨²blica Dominicana, 1954), piano, y Tomatito (Jos¨¦ Fern¨¢ndez Torres, Almer¨ªa, 1958), guitarra flamenca, interpretar¨¢n ma?ana en el Auditorio la m¨²sica de su tercer disco conjunto todav¨ªa sin grabar. ¡°Madrid es nuestra base de operaciones¡±, reconoce Camilo. ¡°Aqu¨ª nos reunimos cuando nuestras agendas nos lo permiten para ensayar y ponernos al d¨ªa¡±. Los int¨¦rpretes han dedicado la ¨²ltima semana a afinar motores: ¡°Somos dos privilegiados¡±, reconoce Tomatito. ¡°Tengo compa?eros en el flamenco que lo est¨¢n pasando mal porque no hay trabajo. En cambio yo, si no toco flamenco, estoy tocando con Michel y si no es en un festival de guitarra toco en uno de jazz. Y Michel, lo mismo¡±. Tomatito asegura no haber encontrado cantaor al que acompa?ar desde la muerte de Camar¨®n: ¡°He tocado con el mejor de todos los tiempos, ?ad¨®nde voy a ir despu¨¦s de eso?¡±.
?En solo un mes, el pianista ha encadenado dos giras: con la Sinf¨®nica de Euskadi interpretando a Gershwin, y con su tr¨ªo de jazz por Europa, antes de embarcarse en una nueva gira con Tomatito que les llevar¨¢ a Jap¨®n, Turqu¨ªa, Israel¡ ¡°Nos sigue asombrando el poder que tiene el d¨²o de conectar con grandes masas¡±, afirma el dominicano.
Su particular historia de amor es fruto de la casualidad. Michel Camilo y Tomatito coincidieron en el Festival de Jazz de Barcelona de 1997, cada cual con su propio espect¨¢culo: ¡°Se nos ocurri¨® montar rapidito tres n¨²meros tocando juntos y result¨® que la gente se volvi¨® loca, y de ah¨ª salieron conciertos en Suiza y Jap¨®n, y esos dieron lugar a otros¡¡±.
Dos a?os m¨¢s tarde vino el disco Spain, grabado a instancias de Fernando Trueba y premiado con un Grammy a la mejor producci¨®n de jazz latino. Cuando les preguntan si hacen jazz o flamenco, Camilo sostiene que ¡°ni una cosa ni otra. Yo lo llamo tierra de nadie¡±. Cada uno trae su propio equipaje musical del lugar del que procede, yo de Am¨¦rica, Tomate, de Europa, y nos encontramos en medio del Atl¨¢ntico para intercambiar lo que hemos tra¨ªdo, y lo que sale es algo nuevo, diferente, un sonido original que ha perdurado 15 a?os¡±.
Hoy no necesitan excusas para seguir subi¨¦ndose al escenario. ¡°Los dos tenemos nuestra vida al margen del d¨²o, y eso hace que nos echemos de menos y que cuando nos juntamos es como si fuera el primer d¨ªa¡±. Quince a?os despu¨¦s, ni el uno ni el otro pretenden pasar por lo que no son: ¡°Si yo quisiera un guitarrista de jazz llamar¨ªa a George Benson¡±, manifiesta el pianista. ¡°A m¨ª lo que me interesa precisamente es ese mestizaje de ideas, cuando ¨¦l viene y toca una escala flamenca encima de un acorde de jazz que le he dado yo y aquello misteriosamente funciona. Es algo m¨¢gico¡±.
En su concierto de ma?ana Camilo y Tomatito prometen emociones fuertes, incluyendo un repertorio remozado con temas de Piazzolla y Erik Satie y el inevitable repaso a los cl¨¢sicos, ¡°si no los tocamos, nos matan¡±, apunta Tomatito. La parte del le¨®n se la llevar¨¢ la improvisaci¨®n: ¡°Nos conocemos tan bien que no importa por d¨®nde agarre uno, el otro lo acaba pillando¡±, sentencia Camilo. ¡°Es el tipo de reto que motiva al artista y hace crecer a la m¨²sica. Si alguien se pregunta cu¨¢l es nuestro secreto, esa es la respuesta¡±.
Michel Camilo y Tomatito. Domingo 4. Auditorio Nacional. 20.00.
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