Nazis sueltos
Quienes desde el espa?olismo acusan a CiU de etnicismo, no han le¨ªdo el programa del PP
El recurso forma parte del arsenal del espa?olismo desde hace d¨¦cadas: se podr¨ªa confeccionar una gruesa antolog¨ªa con todas las alusiones al car¨¢cter totalitario, etnicista y excluyente del nacionalismo catal¨¢n hechas por adversarios pol¨ªticos y, sobre todo, intelectuales ¡ª?ay, ese ¡°respeto por las opiniones dispares¡± que s¨®lo ahora echa de menos el colega Jordi Gracia!¡ª durante el ¨²ltimo cuarto de siglo.
As¨ª las cosas, era inevitable que, en el actual escenario, las referencias al nazismo se convirtiesen en un fil¨®n. Fue pionero en explotarlo cierto pugnaz acad¨¦mico que compar¨® el Camp Nou la noche del ¨²ltimo Bar?a-Madrid con el estadio de Nuremberg donde escenificaba sus congresos el Partido Nazi. Luego vino a mitinear Marcelino Iglesias y solt¨® eso de que ¡°los hipernacionalismos¡± han causado en Europa ¡°muchos desastres y m¨¢s de cien millones de muertos¡±¡, talmente como si Hitler, Stalin, Franco y Milosevic fuesen los mentores ideol¨®gicos de Converg¨¨ncia. Y anteayer, en un encuentro ¡°casual¡± con Albert Rivera (?bendida casualidad!), Jos¨¦ Bono sostuvo que, bajo el Tercer Reich, ¡°cuando tener dos identidades, (¡) cuando ser alem¨¢n y jud¨ªo empez¨® a ser sospechoso, las cosas empezaron a ir mal¡±. No, se?or Bono: no hubo problema alguno de identidades, porque los jud¨ªos alemanes de esos a?os s¨®lo ten¨ªan una, la alemana. Fue el delirio racista el que, con argumentos biol¨®gicos, les excluy¨® de la comunidad, empuj¨¢ndoles al exilio o al exterminio. ?Qu¨¦ hay ah¨ª de com¨²n con la situaci¨®n en Catalu?a?
Pero, mientras unos confunden el culo con las t¨¦mporas, otros cardan la lana. Verbigracia, el programa electoral del PP catal¨¢n; apenas 15 folios de esponjado texto en cuyo ep¨ªgrafe Una sociedad m¨¢s justa, y concretamente en el punto 97, puede leerse: ¡°Priorizaremos, en la definici¨®n y delimitaci¨®n de los contingentes, la inmigraci¨®n que proviene de pa¨ªses hispanoamericanos¡±. Dado que el documento del PP no ofrece m¨¢s explicaciones, es l¨®gico interrogarse sobre el porqu¨¦ de tan rotunda preferencia, y s¨®lo vienen a la mente dos motivos: porque los hispanoamericanos son, en general, cat¨®licos; y porque todos ellos hablan castellano o espa?ol. Y bien, ?no puede rastrearse ah¨ª una actitud islam¨®foba, y en todo caso abiertamente etnicista? ?No es discriminatorio priorizar por principio a un ecuatoriano sobre un senegal¨¦s o un marroqu¨ª a la hora de admitirlo como inmigrante?
Una cosa es segura: si algo de este jaez se hubiese colado en los programas electorales de Esquerra, Converg¨¨ncia, Solidaritat o la CUP, tendr¨ªamos armada una zapatiesta descomunal, y el columnismo madrile?o no hablar¨ªa de otro asunto que del inveterado racismo de los separatistas catalanes. Pero ha sido el PP, y ni siquiera los m¨¢s avezados pescadores de perlas de campa?a lo hab¨ªan detectado.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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