Las once fr¨ªas sonrisas de Alex Katz
La pinacoteca muestra por primera vez su serie 'Smiles' del pintor figurativo neoyorquino Los popes del pop y su legado centran la tercera selecci¨®n explicativa de la colecci¨®n del museo
¡°Me gusta pintar mujeres¡±. Directo y circunspecto, Alex Katz (Nueva York, 1927) alude as¨ª a su serie Smiles (1993-94), once retratos en gran formato de otras tantas mujeres que sonr¨ªen fr¨ªamente, a veces tensas, sobre un fondo negro y neutro. La serie, que el Museo Guggenheim Bilbao incorpor¨® el a?o pasado a su colecci¨®n propia, se muestra ahora por vez primera al p¨²blico como principal atractivo de la tercera de las selecciones que desde hace tres a?os lleva organizando la pinacoteca para explicar y contextualizar las piezas de su colecci¨®n, que actualmente suma 124 obras de 70 autores.
Son los de estas mujeres ¡ªsu esposa Ada, a quien ha retratado de forma repetida a lo largo de cuatro d¨¦cadas, y algunas de sus amigas, o personajes m¨¢s c¨¦lebres como la actriz Lauren Hutton¡ª rostros sin volumen, de colores sobreexpuestos que los acercan a la fotograf¨ªa. Katz parte del retrato figurativo, uno de los m¨¢s cl¨¢sicos de los g¨¦neros pict¨®ricos, y lo lleva a su terreno con esos fondos y colores planos o una composici¨®n que lleva la imagen del torso hacia abajo como en una imagen de fotomat¨®n. ¡°La influencia de lo fotogr¨¢fico est¨¢ ah¨ª, aunque Katz es muy tradicional y su t¨¦cnica pict¨®rica lleva todo un proceso muy estructurado. Es muy t¨¦cnico y minucioso¡±, recalca a EL PA?S ?lvaro Fominaya, conservador del Solomon R. Guggenheim de Nueva York y comisario de la muestra, que se completa con una selecci¨®n de piezas de los grandes popes del arte pop.
Katz ha renegado siempre quienes le han querido adscribir a ese movimiento pict¨®rico, al que se le podr¨ªa vincular en todo caso m¨¢s por t¨¦cnica que por est¨¦tica y por haber plasmado en su carrera tambi¨¦n esos momentos determinados de los a?os sesenta que el pop convirti¨® en referenciales.
¡°En el desarrollo de la serie ¨¦l notaba peque?as diferencias t¨¦cnicas, que iba perfeccionando¡±, comenta Fominaya que le relataba el pintor. Pese a su car¨¢cter figurativo, pese a que cada mujer que sonr¨ªe en el ¨®leo queda identificada por su nombre propio, el artista no busca hacer introspecci¨®n psicol¨®gica, no quiere indagar en su personalidad, sino abrir una reflexi¨®n m¨¢s detallada sobre la naturaleza de la representaci¨®n pict¨®rica, la relaci¨®n entre fondo y forma y la percepci¨®n de las im¨¢genes. Son las suyas unas sonrisas congeladas que intentan detener el tiempo, parar lo que sucede en la fracci¨®n de un instante, asume su creador.
Junto a estos once ¨®leos que se exhiben en la sala 103 del Guggenheim, esta Selecciones de la Colecci¨®n III que ma?ana, martes, se abre al p¨²blico prosigue en la inmediata sala 105 con siete piezas ya conocidas de los fondos del museo de autores como Warhol, Rauschenberg o Rosenquist, a las que ahora se ofrece en un nuevo contexto explicativo.
Bajo dos temas dominantes ¡ªel retrato y el autorretrato y la pintura de car¨¢cter hist¨®rico¡ª, estas siete piezas se contrapuntean y dialogan con 18 obras en formato cine y v¨ªdeo que no quieren servir solo como explicaci¨®n, sino adem¨¢s exhibir c¨®mo ¡°una mirada fundamentalmente pict¨®rica, que es la de la colecci¨®n, se puede imaginar en un universo real de interdisciplinariedad de los a?os sesenta y setenta¡±, comenta Fominaya. As¨ª, la monumental (10 metros de largo) y archiconocida Ciento cincuenta Marilyns multicolores (1979) de Warhol, queda acompa?ada por una decena de los m¨¢s de 500 screen test o pruebas de c¨¢mara que el nombre m¨¢s preclaro del pop realiz¨® casi cada d¨ªa a mediados de los sesenta. Son grabaciones en 16 mm en la que algunos de sus amigos posan durante cuatro minutos. ¡°Trabaja con una serie de personas que ahora las vemos como iconos, que ya no son individuos, sino personajes que forman parte de nuestro imaginario¡±, destaca el comisario. Iconos como Dennis Hopper, Lou Reed o John Cale.
Otros filmes llegados como los anteriores del Andy Warhol Museum de Pittsburgh (EE UU) son sendas grabaciones que aquel hizo de otro de los m¨¢s se?eros representantes del movimiento, James Rosenquist, de quien se muestra su tambi¨¦n monumental (m¨¢s de 20 metros cuadrados de lienzo) C¨¢psula flamenco (1970), dedicada a tres astronautas del programa Apollo muertos en un incendio fortuito en un entrenamiento tres a?os antes.
Rauschenberg, precursor de casi todo el arte americano de posguerra posterior al expresionismo abstracto, dise?¨® y ejecut¨® cinco performances entre 1963 y 1966 en las que investiga sobre la danza, la tecnolog¨ªa y la improvisaci¨®n. Es la primera vez que se puede ver la serie dentro de un marco y un contexto espec¨ªficos como el que ha preparado el Guggenheim. Con ellas est¨¢ presente en la sala Barcaza (1962-63), la m¨¢s grande de las serigraf¨ªas que realiz¨® y que incorpora muchos de los estilemas que repiti¨® en los trabajos que elabor¨® en ese formato, como los medios de transporte o las obras maestras de la historia del arte.
El museo presenta 18 piezas de cine y v¨ªdeo que sirven como contrapunto y explicaci¨®n de las obras
Grandiosa (en tama?o) es tambi¨¦n la composici¨®n fotogr¨¢fica Waking (1984), una de las obras m¨¢s conocidas de la pareja Gilbert&George, convertidos, una vez m¨¢s, en sus propias obras de arte. A su lado, en una pantalla se proyecta Retrato de los artistas como hombres j¨®venes, t¨ªtulo de inequ¨ªvocos ecos joyceanos para un v¨ªdeo de la colecci¨®n del Arts Council de Londres a ellos dedicado.
Completan la exposici¨®n obras de dos autores no directamente vinculados al movimiento pop, pero que con el que mantienen una relaci¨®n. Dos son trabajos de Jean-Michel Basquiat, quien llev¨® los grafitos de las paredes de las calles a las de los museos y fue uno de tantos protegidos de Warhol. De ¨¦l se exhiben sendas piezas claves en el desarrollo de su trabajo en los ochenta: Mois¨¦s y los egipcios y El hombre de N¨¢poles (ambos de 1982).
Y del pintor y fot¨®grafo alem¨¢n Sigmar Polke, en cuya carrera late una indagaci¨®n en torno a la pintura y un cuestionamiento sobre c¨®mo el arte representa la vida contempor¨¢nea similares a los interrogantes que se plantea el pop, cuelga en la sala el poli¨¦drico y metaf¨®rico collage La erecci¨®n matutina de Kathreiner (1969-79).
Toda esta selecci¨®n enmarca y referencia adem¨¢s la gran antol¨®gica ¡ªcasi 300 obras¡ª que el Guggenheim presenta desde finales de octubre pasado y con la que revisa la producci¨®n de los a?os sesenta de otro de los puntales del pop, Claes Oldenburg. La pinacoteca bilba¨ªna no hab¨ªa estrenado hasta ahora la serie de Katz desde que la sum¨® a su colecci¨®n, precisamente aguardando que sirviese a modo de paratexto a Oldenburg.
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