El drama de los desahucios dispara el negocio de los ¡®pisos de patada¡¯
En San Crist¨®bal los vecinos denuncian la ocupaci¨®n de 500 viviendas vac¨ªas por los desalojos Las tienen mafias que las realquilan ilegalmente
Cuando Esther Sanz supo que iba a ser desahuciada comenz¨® a movilizarse a trav¨¦s de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Tambi¨¦n acudi¨® al p¨¢rroco del barrio de San Crist¨®bal, en el distrito de Villaverde. En ese momento, dos personas le abordaron en plena calle con una oferta alternativa: ¡°Sabemos que te van a desahuciar y sabemos la fecha y la hora. Si nos das 600 euros te abrimos una casa ese mismo d¨ªa¡±. No es la ¨²nica a la que se lo han ofrecido. Aqu¨ª los pisos vac¨ªos no duran ni un d¨ªa.
Los bancos se desentienden de sus pisos una vez desahuciados, y a veces ni siquiera pagan la comunidad
La ola de desalojos de los ¨²ltimos cuatro a?os, que ha golpeado con especial intensidad a San Crist¨®bal, se ha convertido en un caldo de cultivo ideal para que florezcan las ocupaciones y quienes hacen negocio con ellas. De un parque de 6.000 viviendas, la asociaci¨®n de vecinos contabiliza 500 pisos de patada, como se les conoce. Sus propietarios, los bancos, se desentienden de las propiedades una vez ejecutan el desahucio y en algunos casos ni siquiera pagan las cuotas de la comunidad vecinal. Estas quedan a merced del abandono y de quienes se lucran con la desgracia de otros.
Esther Sanz denuncia con rabia la existencia de ¡°mafias organizadas¡± que ¡°saben de antemano cuando se va a producir un desahucio y van a intentar captar a familias que ya est¨¢n hundidas en la miseria¡±. Afirma que controlan incluso qu¨¦ pisos se quedan libres una temporada. Ese fue el caso de Juan, nombre ficticio de un ciudadano de Santo Domingo que march¨® por unos meses a Almer¨ªa y, al volver, se encontr¨® con la cerradura forzada; una familia se hab¨ªa instalado en su casa. Puso la correspondiente denuncia, pero de eso hace dos a?os, y hace apenas un mes que recuper¨® su vivienda. ¡°Ese es el problema¡±, critica Mar¨ªa del Prado, presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de San Crist¨®bal desde 1991. ¡°Se dan mucha prisa en echar a familias que no pueden hacer frente a la hipoteca, pero luego los procesos de desalojar a los ocupas se alargan dos a?os o m¨¢s, y el conflicto social se queda en el barrio¡±.
¡°Se dan prisa en echar familias pero no en desalojar ocupas, y el conflicto social se queda en el barrio¡±
Hay casos que rozan el esperpento. Mar¨ªa Serna, colombiana de 51 a?os, fue desalojada el pasado 11 de julio. Su casa, en la cuarta planta de un bloque cercano al de Esther Sanz, la compraron en 2008 por 135.000 euros. 20 d¨ªas despu¨¦s de firmar el contrato, su marido se qued¨® en paro. En el momento de ejecutarse el desahucio la familia deb¨ªa a Bankia 22.000 euros, que subieron a casi 60.000 entre intereses de demora y pago de la derrama por la reforma comunitaria del piso. Cuenta que fue un desahucio ¡°violento¡± por la excesiva presencia policial. En el mismo edificio otro piso se desocup¨® ese mismo d¨ªa. All¨ª viv¨ªan varios marroqu¨ªes que se asustaron al ver tanta polic¨ªa y pusieron pies en polvorosa. En esa vivienda de la primera planta vive hoy Mar¨ªa con sus dos hijas, su marido y su sobrina. Se lo encontraron ¡°destrozado, sin puertas, sin plato de la ducha¡±, pero trajeron lo que pudieron salvar escaleras arriba. Su antiguo piso de la cuarta planta no tard¨® en convertirse en piso de patada. Ella no sabe qui¨¦n lo ocup¨®, ya que apenas sale de casa. ¡°Pensamos en regresarnos a Colombia¡±, cuenta entre l¨¢grimas, ¡°pero con las ni?as en pleno curso escolar no sabemos qu¨¦ hacer. Cada vez que llaman a la puerta se me para el coraz¨®n¡±.
Paro y falsos derribos
San Crist¨®bal ostenta la tasa de paro m¨¢s alta de la Comunidad de Madrid, cercana al 30%. De sus 18.000 habitantes, el 37% son extranjeros. Tambi¨¦n es elevado el porcentaje de gitanos, debido principalmente a los realojos de los a?os 80 desde las chabolas de la periferia. En la mayor¨ªa de estos pisos de patada viven hoy personas de etnia gitana, pero no son los ¨²nicos. Hay casos de inmigrantes como Abrahim, un marroqu¨ª de 40 a?os que fue enga?ado para meterse a ocupar: ¡°Un dominicano me asegur¨® que la casa era suya y me pidi¨® 2.000 euros de fianza a cambio de las llaves. Me dijo que volver¨ªa para firmar el contrato y nunca m¨¢s le he vuelto a ver¡±. Y tambi¨¦n hay casos como el de una joven espa?ola de 28 a?os que no da su nombre, pero no tiene reparos en reconocer que lleva m¨¢s de dos a?os ocupando con su novio y su beb¨¦. En este tiempo no han recibido citaci¨®n alguna, pero corrobora que las ofertas alternativas est¨¢n a la orden del d¨ªa en el barrio. ¡°Si me vienen a desalojar seguro que se enteran y ah¨ª est¨¢n, ofreci¨¦ndose a abrirme otro piso por dinero¡±.
En 1999 San Crist¨®bal se declar¨® ?rea de Rehabilitaci¨®n Preferente, y m¨¢s de un millar de viviendas fueron marcadas para ser derribadas y construidas de nuevo. En lugar de derruirse, muchas se vendieron a precios astron¨®micos de 192.000 euros de media. ¡°Los compraron familias vinculadas a la construcci¨®n, muchas de ellas inmigrantes¡±, explica Mar¨ªa del Prado. Recientemente los vecinos han recogido 5.000 firmas pidiendo el amparo de las instituciones: ¡°Hace cuatro a?os hab¨ªa 68 de estas ocupaciones, y hoy estamos en 500. Seis desahucios a la semana. ?Qu¨¦ Madrid estamos viviendo?¡±.
Esther Sanz nunca fue desahuciada; lleg¨® a un acuerdo para pagar un alquiler social de 350 euros. No hay muchos casos como el suyo en San Crist¨®bal. Por su implicaci¨®n en la PAH, a Esther le paran por el barrio personas como Cymien Valero. El desahucio de este camerun¨¦s de 38 a?os est¨¢ previsto para el 4 de diciembre. Con una nena de tres meses y sin un lugar a donde ir, tiene claro que buscar¨¢ un techo. A cualquier precio.
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