¡®Mossos¡¯ con segundo indulto
Con el reindulto a cuatro ¡®mossos¡¯, CiU y PP han burlado el Estado de derecho
En plena guerra sobre borradores policiales fantasma con cuentas en Suiza o en Liechtenstein, ha asomado la oreja lo que une a PP y CiU por encima de ri?as identitarias. Ambas formaciones se han puesto de acuerdo para salvar los pilares del corporativismo policial y burlar los fundamentos del Estado de derecho. Solo as¨ª puede entenderse que el Gobierno central, a petici¨®n de los interesados y son el respaldo de la Generalitat, haya concedido un segundo indulto a cuatro mossos, una medida que echa por tierra dos sentencias condenatorias: de la Audiencia de Barcelona y del Tribunal Supremo. El Ejecutivo que preside Mariano Rajoy ha prestado o¨ªdos a la petici¨®n del consejero de Interior catal¨¢n, Felip Puig, y despu¨¦s de examinar concienzudamente la informaci¨®n disponible, ha visto la luz all¨ª donde los tribunales de justicia hab¨ªan encontrado iniquidad. Y ha concluido que los cuatro agentes se merec¨ªan la segunda oportunidad que persegu¨ªan. Mortales como son, los polic¨ªas se confundieron con tan mala pata que torturaron a un ciudadano rumano que ni siquiera era delincuente. Lucian Paduraru fue maltratado en 2006 y su esposa, entonces embarazada, recibi¨® un trato vejatorio por parte de cuatro agentes de la autoridad que no tuvieron ni el detalle de identificarse como tales antes de meterle una pistola en la boca al agredido. El apaleado decidi¨® volver a Ruman¨ªa, la patria de la Securitate. Paduraru debi¨® pensar que m¨¢s vale polic¨ªa rumano conocido que mosso por conocer.
Con la decisi¨®n del indulto, el Gobierno central ha tratado a buen seguro de corregir el proceder de la Audiencia de Barcelona. La instancia judicial consider¨® que los agentes deb¨ªan cumplir la condena entre rejas por razones ¡°de peligrosidad criminal, de repulsa y de alarma social¡±, a pesar de que el primer indulto concedido por el Gobierno central dej¨® a los polic¨ªas con penas a punto de caramelo, es decir de dos a?os. Justo para evitarles la c¨¢rcel, porque dos a?os es el techo para no ingresar en un establecimiento penitenciario. Pero no les tocar¨¢. Felizmente los polic¨ªas catalanes solo pagar¨¢n 10 m¨®dicos euros al d¨ªa durante dos a?os: 7.200 euros en total, gracias a ese segundo indulto, algo contra lo que la Audiencia de Barcelona ya advirti¨® que ¡°ser¨ªa una suerte de fraude de ley o abuso de derecho¡±.
El Gobierno central, sin embargo, ha hallado la luz all¨ª donde los tribunales ve¨ªan una pistola amenazante. Con la ayuda, eso s¨ª, de los sindicatos policiales y el Ejecutivo catal¨¢n. Felip Puig habl¨® con su hom¨®logo en el ministerio, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, quien asegur¨®: ¡°En la medida en que el Departamento de Interior y esos Mossos d'Esquadra planteen alguna petici¨®n, la vamos a estudiar con la mayor disponibilidad¡±. Pues dicho y hecho. Los agentes no han tenido que esperar al 10 de diciembre, d¨ªa en que la Audiencia de Barcelona hab¨ªa fijado para que ingresaran en prisi¨®n, para conocer el feliz desenlace.
Deben ser razones de austeridad las que han guiado al Ejecutivo a dictar que los polic¨ªas paguen 10 euros diarios por torturar a un rumano. Ahora que atravesamos un periodo de crisis ?se habr¨¢n planteado como medida solidaria la posibilidad de eliminar los tribunales de justicia? Si el Ejecutivo cuartea sentencias firmes, lo mejor es que dicte justicia directamente, as¨ª se ahorra m¨¢s que con la tradicional anticuada y engorrosa divisi¨®n de poderes y se entierra de una sola paletada a Locke, Rousseau y Montesquieu.
El indulto reci¨¦n aprobado permite ingresar en la galer¨ªa de hombres ilustres a cuatro agentes de la polic¨ªa catalana: Joan Salva, Manuel Farr¨¦, Fernando Cea y Jordi Periss¨¦. Ellos, junto a al fallecido Jes¨²s Gil y Gil y a Juan Hormaechea, expresidente de Cantabria, se han hecho merecedores de un segundo indulto para evitar la c¨¢rcel.
Resulta dif¨ªcil de imaginar lo que dir¨ªan ciertos medios que ahora pasan de puntillas sobre este asunto si un ciudadano catal¨¢n hubiera sido torturado en Ruman¨ªa e indultados sus maltratadores. Claro que en el lejano Este carecen de nuestro pedigr¨ª democr¨¢tico.
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