Un accidentado viaje a ?taca
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El viaje a la ?taca so?ada ser¨¢ mucho m¨¢s accidentado de lo que hab¨ªa previsto Artur Mas. Las elecciones catalanas convocadas por CiU en clave plebiscitaria han supuesto un duro rev¨¦s para la federaci¨®n nacionalista. Cuando Converg¨¨ncia decidi¨® subirse a la ola soberanista de la manifestaci¨®n de la Diada su objetivo era capitalizar ese impulso. Su intenci¨®n era convertirlo en un propulsor de voto, que llevara a la federaci¨®n a conseguir ¡°una mayor¨ªa extraordinaria¡±. Pero los resultados del 25-N indican que gobernar la nave no va a ser tan f¨¢cil y habr¨¢ riesgo permanente de motines a bordo.
A lo largo de la campa?a, CiU procur¨® curarse en salud. Primero Mas reclam¨® una mayor¨ªa extraordinaria, luego se conform¨® con aumentar ligeramente sus 62 diputados y, en la recta final, bastaba con triplicar en esca?os a la tercera fuerza pol¨ªtica. Pero los recortes sociales y la desconfianza de los sectores m¨¢s soberanistas en el historial de ductilidad nacional convergente han dado al traste con las intenciones de Mas. Parte del voto soberanista se ha centrifugado a opciones como Esquerra Republicana o la nueva Candidatura d' Unitat Popular (CUP).
Es cierto que la federaci¨®n nacionalista ha tenido que superar el juego sucio ¡ªel famoso informe fantasma policial¡ª alentado desde el Gobierno central. El pol¨¦mico texto a¨²n sin pruebas era veros¨ªmil en el contexto catal¨¢n; no en vano el juez del caso Palau impuso el pasado mes de julio una fianza de 3,3 millones a Converg¨¨ncia, que se vio obligada a pagar aportando su sede central. El objetivo que se persegu¨ªa desde las cloacas del Estado era evitar la mayor¨ªa absoluta de CiU, redistribuir el voto soberanista, complicando as¨ª la hoja de ruta que Mas persegu¨ªa con una c¨®moda mayor¨ªa absoluta. La federaci¨®n nacionalista emple¨® los ataques desde el PP como elemento cohesionador hac¨ªa su candidatura, en t¨¦rminos similares al caso Banca Catalana. Pero no gener¨® confianza, como tampoco la han cosechado los recortes sociales en estos dos a?os de corta legislatura. El Gobierno de Mas ha mostrado desde 2010 su inflexible voluntad de recortar: el compromiso de reducir el paro a la mitad se ha traducido en un mayor n¨²mero de desocupados, que han pasado de 686.000 a 821.000. Los 230.000 empleados p¨²blicos han visto mermar sus ingresos entre un 5% y un 15%; el n¨²mero de pacientes que est¨¢n en lista de espera ha subido de 56.000 a 80.000 personas; adem¨¢s, el Ejecutivo ha endurecido el acceso a la renta m¨ªnima de inserci¨®n, vetando el acceso al subsido a m¨¢s de 7.000 familias.
Los recortes y el recelo de los m¨¢s soberanistas han dado al traste con la apuesta de Mas
Ahora Mas no tiene un camino de rosas. La primera prueba ser¨¢ la investidura y luego los presupuestos. La hoja de ruta soberanista ser¨¢ mucho m¨¢s coral de lo que CiU hab¨ªa previsto y los recortes m¨¢s dif¨ªciles de aplicar.
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