Con 87 tampoco bastar¨ªa
El d¨ªa siguiente al de las elecciones result¨® ser peor que el d¨ªa antes para el presidente que las convoc¨®, Artur Mas.
El d¨ªa siguiente al de las elecciones result¨® ser peor que el d¨ªa antes para el presidente que las convoc¨®, Artur Mas. Las hab¨ªa adelantado nada menos que dos a?os para sacar el autogobierno de Catalu?a del callej¨®n sin salida en que a su juicio se halla. Ayer, Mas admiti¨® que ha salido debilitado del envite, pero al mismo tiempo sostuvo que de las urnas ha salido tambi¨¦n ¡°un programa ganador, aunque no bastante ganador¡±.
Este es ahora el quid de la cuesti¨®n en el debate pol¨ªtico catal¨¢n. El punto esencial del programa aludido por Mas es la celebraci¨®n de una consulta soberanista durante la nueva legislatura. Es lo que CiU quer¨ªa llevar a cabo con la mayor¨ªa extraordinaria que pidi¨® a los electores y que ¨¦stos le negaron. Con la nueva composici¨®n del Parlament podr¨ªa quiz¨¢ llevarse a cabo con el concurso de otras fuerzas, singularmente Esquerra e Iniciativa Verds, si lo ¨²nico que se quiere tener en cuenta ahora es la aritm¨¦tica parlamentaria. Son 87 esca?os, record¨® Mas.
Pero disponer de una aritm¨¦tica favorable es condici¨®n imprescindible en toda operaci¨®n pol¨ªtica, aunque no siempre suficiente. Est¨¢ claro que la consulta soberanista puede seguir siendo el gran objetivo de CiU y desde luego de Esquerra. Pero no tiene por qu¨¦ serlo para Iniciativa Verds, por ejemplo. En realidad hay otras formas de enfrentarse al vaciamiento del modelo constitucional auton¨®mico emprendido por el PP desde el Gobierno de Espa?a. Y, seg¨²n como se negocie en Catalu?a, podr¨ªa alcanzarse un acuerdo que incluyera tambi¨¦n a los socialistas. El PSC ha dicho que aceptar¨ªa celebrar una consulta siempre que fuera negociada y legal. ?Es que podr¨ªa ser de otra forma?
Lo prudente, tras el batacazo electoral, ser¨ªa tantear con todas las fuerzas catalanistas si existen o no posibilidades para un acuerdo m¨¢s amplio que el de los soberanistas estrictos. El Estatuto de Autonom¨ªa de 2006, estaba apoyado por el 89% de los diputados del Parlament. Puede argumentarse, con raz¨®n, que al fin y al cabo aquella tan ampl¨ªsima mayor¨ªa result¨® insuficiente y que lo que a fin de cuentas fall¨® fue la capacidad o la voluntad del aliado espa?ol del momento, el Gobierno del PSOE. que los otros aliados, Izquierda Unida y PNV, tampoco bastaban.
Pero estos aliados existieron y precisamente por esto y porque el PSOE ha corregido su posici¨®n y ahora propone una reforma federalista de la Constituci¨®n, ser¨ªa una grave imprudencia desde?ar esta posibilidad. Para el catalanismo es una necesidad vital plantear sus batallas por el autogobierno en una clave que no sea la confrontaci¨®n Catalu?a-Espa?a. CiU y Esquerra son libres de interpretar como quieran el resultado de las elecciones, pero ser¨ªa un error no comprender que uno de los mensajes emitidos el domingo por el cuerpo electoral catal¨¢n es que no quiere una ruptura con Espa?a. O que, en su caso, el peso de los que no la quieren no puede ser ignorado.
El catalanismo necesita aliados y, vistos los antecedentes inmediatos, ser¨ªa ilusorio esperar comprensi¨®n o buena voluntad hacia sus propuestas en el partido espa?ol que luch¨® contra el Estatuto catal¨¢n de 2006, y que ahora est¨¢ vaciando el modelo auton¨®mico desde su mayor¨ªa absoluta en las Cortes, el PP. Una de las consecuencias del reto independentista lanzado por Mas tras su entrevista con el presidente Mariano Rajoy el 20 de septiembre es que ha sacado de la botella al genio del ultranacionalismo espa?ol m¨¢s intransigente y es del inter¨¦s general de Catalu?a que vuelva a ella.
Los autores de la estrategia soberanista de CiU debieran comprender que acaban de perder su gran primera batalla. Y que la han perdido por un error de planteamiento. Que el error es llevar al catalanismo por la v¨ªa de la ruptura con Espa?a. Y que este es el punto a corregir. Por el bien de Catalu?a e incluso por el de CiU. En puridad, el batacazo electoral debiera conllevar dimisiones en la c¨²pula del partido. Seguir con el programa que le ha hecho perder un 8% de sus votos les llevar¨¢ a otro fracaso.
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