El negro horizonte de la Dependencia

Catalina Tejero pasa las horas sentada en un sill¨®n frente a la ventana. No muestra mucho inter¨¦s por lo que acontece fuera. Tampoco se entretiene con la televisi¨®n y responde con monos¨ªlabos a preguntas b¨¢sicas. ¡°Ha perdido el inter¨¦s por todo¡±, resume su hija Julia Mangas. Con el semblante tranquilo y la mirada un tanto perdida, Catalina atiende a las instrucciones de Juan Jos¨¦ Mangas, su marido. ¡°?l es su principal cuidador, la trata con mimo, siempre est¨¢ pendiente de ella. Jam¨¢s se han separado y as¨ª siguen, lo suyo es un amor de los que no quedan¡±, explica orgullosa la hija.

Catalina tiene 81 a?os y padece demencia cognitiva. Hace cinco a?os que los servicios sociales evaluaron su nivel de dependencia como severo y desde entonces tiene una ayuda econ¨®mica de 330 euros. Su situaci¨®n ha empeorado notablemente en el ¨²ltimo a?o, pero su familia no se plantea reclamar que se reeval¨²e su caso porque est¨¢n seguros de que, con la crisis econ¨®mica, su petici¨®n quedar¨ªa en un caj¨®n. ¡°Aunque pidiera el cambio de grado, no iban a venir¡±, vaticina Julia.

Los recortes de la Ley de Dependencia acordados por el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) el pasado verano, han pospuesto hasta 2015 la incorporaci¨®n de nuevos usuarios de Grado 1, considerados dependientes moderados. En Andaluc¨ªa hay 40.000 personas a quienes se les ha suspendido el reconocimiento de este nivel de dependencia. La ayuda a domicilio, por ejemplo, ha descendido de 90 a 70 horas mensuales como m¨¢ximo. A 109.000 personas les han bajado un 15% su prestaci¨®n econ¨®mica.

¡°Lo que m¨¢s ha afectado ha sido la eliminaci¨®n de las cotizaciones a la Seguridad Social de 53.000 personas, un 99% de mujeres que hist¨®ricamente cuidaban a sus familiares¡±, afirma Jes¨²s Huerta, director gerente de la Agencia de atenci¨®n a la dependencia de la Junta de Andaluc¨ªa. La implacable tijera ha dejado sin efecto un convenio por el que el Estado asum¨ªa sus cotizaciones y les permit¨ªa, cuando llegara la hora de jubilarse, tener una pensi¨®n digna gracias a esta labor. Desde septiembre, se han perdido m¨¢s de la mitad de las cuidadoras que cotizaban, han pasado de 53.000 a 25.900 personas. ¡°Este convenio supon¨ªa un reconocimiento a su labor, dignificaba el papel de la mujer. Ahora, si deciden cotizar, se quedan pr¨¢cticamente sin nada de la ayuda¡±, a?ade.

Julia no cotiza como cuidadora porque tambi¨¦n trabaja en una empresa familiar. Hace unos tres a?os decidi¨® que sus padres vivieran en su casa de M¨¢laga para poder ayudarles con las tareas dom¨¦sticas y tenerles m¨¢s cerca. ¡°La ayuda no da para pagar a una persona, as¨ª que lo utilizamos para compensar los recortes¡±, dice. Su madre recibe una pensi¨®n de 530 euros por sus a?os de trabajo en el campo de su Rute (C¨®rdoba) natal.

Una buena parte del dinero se les va en pa?ales, un producto ¡°muy caro¡±, pero imprescindible para una persona dependiente, y que tambi¨¦n les han racionado. ¡°Se ha pasado de cuatro pa?ales para el d¨ªa a tres, una persona mayor no hace el d¨ªa con esa cantidad¡±, asegura la hija. Desde verano, la prestaci¨®n de Catalina ha bajado 35 euros y adem¨¢s tiene que pagar 8 euros mensuales por las medicinas. Antes no pagaba nada.

El borrador del decreto de copago, todav¨ªa pendiente de aprobaci¨®n, hace que la Junta de Andaluc¨ªa tema que la situaci¨®n se agrave mucho m¨¢s. Ya han realizado una serie de simulaciones de c¨®mo puede afectar lo previsto. Esos nuevos recortes hacen, por ejemplo, que un pensionista jubilado que cobre 618 euros y tenga una vivienda con valor catastral de 90.000 euros, pase de pagar 462 euros por una plaza en una residencia a 892 euros. Otra de las simulaciones estima que un jubilado que cobre 900 euros y reciba 60 horas de ayuda a domicilio, pase de pagar los 39 euros actuales, a 244 euros.

¡°El Gobierno del PP intenta impulsar el concepto de servicios sociales m¨¢s ligado a la caridad que a los derechos, pero esa no es la mentalidad de la Junta¡±, precisa Jes¨²s Huerta.