Desnudos de ciudad
El artista Aitor Ortiz presenta una retrospectiva de su obra fotogr¨¢fica en la sala Canal de la Comunidad de Madrid, todo un universo de erotismo arquitect¨®nico en blanco y negro
Hay algo pornogr¨¢fico en esas fotograf¨ªas de Aitor Ortiz (Bilbao, 1971). Casi todo son desnudos de ciudad, arquitecturas despojadas de cualquier vestimenta o adorno penetradas por la luz, espacios abiertos a la intemperie, deseos de hormig¨®n frustrados, y hasta construcciones prostituidas, abrasadas en una fr¨ªa madrugada de invierno, marchitadas hasta el derribo, como el edificio Windsor de Madrid. Tambi¨¦n hay retazos de sensualidad, oquedades, curvas y protuberancias sugerentes¡ Todo un universo de erotismo arquitect¨®nico en blanco y negro.
Desde el pr¨®ximo 31 de enero podr¨¢ verse esta retrospectiva de 50 obras del artista vasco en la Sala Canal (Santa Engracia, 125). La ha titulado Verweilen, un t¨¦rmino alem¨¢n que significa permanecer, y que para el artista alude a lo descubierto con una mirada minuciosa. La de Ortiz es una mirada deconstructiva, como si mirara a las estructuras con los ojos con los que Jacques Derrida miraba un texto, y rebuscara hasta el ¨¢tomo en esas edificaciones as¨¦pticas y, una vez encontrado el elemento clave, esa fragmento esencial, lo utilizara para construir su propia obra. La arquitectura, a fin de cuentas, no es m¨¢s que una excusa, un punto de partida circunstancial, un lenguaje con el que hablar.
¡°Yo no intento documentar la arquitectura sino sugerir otras experiencias desde ella. Lo que me interesa precisamente son esos espacios entre la representaci¨®n y lo representado. Lo que, si no miramos con intenci¨®n, no se ve a simple vista¡±, explica cuando la exposici¨®n est¨¢ en pleno montaje en ese dep¨®sito de agua del Canal de Isabel II, ya convertido en una sala circular de cuatro alturas. El espacio parece hecho ad hoc de la muestra, o al rev¨¦s. Las grandes im¨¢genes, las esculturas y las instalaciones encajan a la perfecci¨®n en ese cilindro de hormig¨®n por el que se asciende con escaleras de hierro. Hasta el punto de que, como viene siendo habitual en este artista ¡ªgran premio de honor de la Bienal de arte de Alejandr¨ªa (Egipto) y primer premio Villa de Madrid de fotograf¨ªa¡ª, Ortiz le rinde su particular homenaje.
En la primera planta puede contemplarse una fotograf¨ªa de la c¨²pula del dep¨®sito y de su imponente estructura met¨¢lica radial. En la ¨²ltima, la obra de Ortiz es la misma imagen pero en tama?o real, ya que lo que ha hecho es convertir el suelo en un gigantesco espejo. De tal modo que el visitante ver¨¢ lo mismo mirando hacia arriba y hacia abajo.
¡°Trabajar en blanco y negro me genera una distancia, una asepsia para observar las im¨¢genes¡±, comenta. ¡°Y tampoco quiero que se perciban los elementos arquitect¨®nicos como algo ef¨ªmero. Estamos viendo hormig¨®n, piedra, pura estructura y la informaci¨®n del color, lejos de aportar algo, contamina y distrae¡±, asegura.
La exposici¨®n, comisariada por el editor, cr¨ªtico de arte y comisario David Barro, incluye piezas correspondientes a diferentes series con las que Ortiz ya ha visitado otros grandes centros como el Guggenheim o el Swedish Museum of Photography (2012). Hay piezas de la serie Destructuras (1995), en las que mostraba un inter¨¦s por la arquitectura, centr¨¢ndose plenamente en la propia forma. Tambi¨¦n de Modular (2002), a partir de la uni¨®n de varias fotograf¨ªas. De Muros de luz (2006), centrada en el m¨¢rmol, que aparece como protagonista de escenarios ficticios. Otras de Amorfosis (2007), en la que se mezclan las visiones del material a fotografiar como arquitectura, escultura e instalaci¨®n. La serie Millau (2008), de im¨¢genes que realiz¨® en el viaducto del Millau sobre el r¨ªo Tarn, en el sur de Francia. Y Espacio latente (2008) y la ¨²ltima serie, Net, en la que trabaja fotografiando (anal¨®gicamente) mallas met¨¢licas y que presenta por primera vez.
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