Coplas de jazz franc¨¦s
El cuarteto madrile?o Ol¨¦ Swing recrea en ¡®Swing ib¨¦rico¡¯ grandes cl¨¢sicos espa?oles en clave parisiense
Las ideas brillantes son chispazos de imaginaci¨®n que acontecen en los lugares y circunstancias m¨¢s inveros¨ªmiles. Lo saben bien Paco Rivas (Almer¨ªa, 1963) y Fernando Bellver (Madrid, 1959), dos guitarristas enamorados del jazz flamenco franc¨¦s que canalizaban su pasi¨®n por Django Reinhardt o Stephane Grappelli en una banda denominada Lapomp. ?Y si hici¨¦ramos esto mismo con El emigrante, de Juanito Valderrama?, se preguntaron una noche traviesa en el local de ensayo. La probatura se materializ¨® en el siguiente bolo, en un garito de Soria. Y aconteci¨® lo inesperado: el repertorio galo fue muy aplaudido, s¨ª, pero aquel expatriado h¨ªbrido y mestizo recibi¨® la mejor de las ovaciones. ¡°Les gust¨® tanto que los promotores acabaron invit¨¢ndonos a cenar¡±, desvelan entre risas.
El experimento soriano signific¨® la cerilla en la mecha de lo que hoy es Ol¨¦ Swing, una de las formaciones m¨¢s at¨ªpicas y agradecidas en el circuito madrile?o de clubes. Paco, Fernando y sus dos nuevos socios, el violinista Ra¨²l Fern¨¢ndez (Zaragoza, 1977) y el contrabajista Gerardo Ramos (M¨¢laga, 1973), resultan singulares hasta en el estilismo: sombreros elegantones, barbas m¨¢s o menos generosas, americanas sin corbata, incluso unos tirantes tricolores con la bandera de nuestros vecinos transpirenaicos.
¡®Swinguear¡¯ a Bach en el Conservatorio
Solo uno de los cuatro integrantes de Ol¨¦ Swing, Gerardo Ramos, tiene formaci¨®n musical acad¨¦mica: es licenciado en contrabajo por el Conservatorio Superior de Navarra. Sus dem¨¢s compa?eros son autodidactos o, como gusta decir Fernando Bellver, "tocan de zorrer¨ªa". Pero las tradicionales fronteras entre cl¨¢sicos y populares, por fortuna, se van difuminando poco a poco. El propio Ramos y el violinista M¨¢rquez acaban de impartir en el Conservatorio Profesional de Getafe unas clases magistrales sobre swing. "Ense?amos a los alumnos a swinguear el Concierto en re menor para dos violines,de Bach", detalla Gerardo, "y les encontramos encantados y receptivos. Homenajeamos al bueno de Juan Sebasti¨¢n con aires callejeros y nadie consider¨® que estuvi¨¦ramos profanando nada".
Todo contribuye a apuntalar la idea matriz: repasar grandes cl¨¢sicos de la copla espa?ola (Ojos verdes, Ay pena penita pena, La bien pag¨¢) bajo los par¨¢metros r¨ªtmicos y t¨ªmbricos del gypsy jazz, esa m¨²sica noct¨¢mbula, bailable y eminentemente canalla que se alumbr¨® en las madrugadas del Hot Club y otros templos de la bohemia parisiense. El resultado: diez interpretaciones encapsuladas en un flamante primer disco, Swing ib¨¦rico, que acaba de poner en circulaci¨®n el peque?o e imaginativo sello discogr¨¢fico Youkali Music.
Los aficionados m¨¢s doctos suelen referirse a este g¨¦nero como jazz manouche, pero, ciertamente, los creadores de Ol¨¦ Swing prefieren eludir el vocablo por su escasa implantaci¨®n ib¨¦rica. ¡°Yo figuraba entre los organizadores del I Ciclo de Jazz Manouche de Madrid, en 2005, pero no conseguimos volverlo a organizar nunca m¨¢s¡±, anota con humor resignado Gerardo Ramos. Su compa?ero Bellver tambi¨¦n se sinti¨® muchos a?os ¡°un incomprendido¡± mientras intentaba divulgar las excelencias jazz¨ªsticas de nuestros vecinos franceses, solo o en compa?¨ªa del guitarrista gaditano Tito Alcedo.
Ahora, en cambio, ese ritmo ¨¢gil y contagioso de la p¨²a que rasga las seis cuerdas hace fortuna en alianza con aquellas melod¨ªas andaluzas que endulzaron a millones de espa?oles la gris traves¨ªa del franquismo. ¡°La cultura del jazz europeo prendi¨® mucho m¨¢s en Par¨ªs que en Madrid¡±, asume Paco Rivas, ¡°pero aqu¨ª podemos presumir de la copla como un g¨¦nero incomparable. Por esa cadencia flamenca, por la originalidad de las melod¨ªas o por esos compases irregulares, la copla es un tesoro¡±.
Con edades comprendidas entre los 35 y 53 a?os y curr¨ªculos muy ecl¨¦cticos, a estos cuatro m¨²sicos desprejuiciados les sorprende (y divierte) abanderar un proyecto con un t¨¦rmino como Ol¨¦ en su cabecera. ¡°Puede que al principio nos pareciera una palabra un poco tab¨²¡±, admite M¨¢rquez, el violinista, ¡°pero todos hemos picoteado alguna vez del flamenco y de ni?os nos familiarizamos con el mundo de los pasodobles y las verbenas. Yo mismo crec¨ª junto a la panader¨ªa de Utrillas, en Teruel, yendo a ver bailar a las mozas en las fiestas¡¡±. Por eso este nuevo cuarteto suena inequ¨ªvocamente callejero ¡°y hasta un poco golfo¡±, en palabras de Bellver. Todos lo asumen con naturalidad. ¡°Yo mismo soy m¨²sico porque mi madre me compr¨® una bandurria para matricularme en la rondalla¡±, revela Paco Rivas, un hombre que ha acabado ejerciendo como productor y colaborando junto a luminarias como Tomatito o Ni?o Josele.
Para mayor singularidad, Ol¨¦ Swing resucita esa alma coplera que todos llevamos dentro desde un formato instrumental, salvo por un par de colaboraciones: Eva Dur¨¢n les acompa?a en la desgarradora Te lo juro yo y Toni Zenet no tiene apuro alguno en asumir una personalidad femenina para La bien pag¨¢. ¡°En el fondo¡±, reflexiona Bellver, ¡°que hagamos copla sin apenas cantar forma parte de nuestras peculiaridades. Quer¨ªamos que los originales se reconocieran sin necesidad de una voz¡±.
La inclusi¨®n de Te lo juro yo (Lola Flores) en el disco origin¨® un peque?o debate interno por su l¨ªrica tremebunda. ¡°Ponme liga¨²ras y hasta esc¨²peme / ?chame en los ojos un pu?ao de arena (¡) pero qui¨¦reme¡±, le suplicaba La Faraona a su esquivo amor. ¡°En las coplas a veces quedan huellas de aquel sometimiento, de la resignaci¨®n femenina y la rigidez del r¨¦gimen¡±, reconoce Rivas. Pero sus valores musicales y po¨¦ticos (¡°Por ti yo contar¨ªa la arena del mar¡±) compensan otros vestigios menos reivindicables. ¡°Era la expresi¨®n misma de la pasi¨®n y la entrega¡±, resume M¨¢rquez, el m¨¢s joven de la banda. Y remacha, solemne: ¡°la copla es una tradici¨®n m¨¢gica¡±.
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