?M¨¢s ideas contra la corrupci¨®n?
Hace mucho tiempo que las noticias sobre la corrupci¨®n perturban, inquietan, hast¨ªan e irritan a la gente. Y como todos se muestran indignados, los pol¨ªticos no pueden ser menos. Por eso ahora brotan como setas sus iniciativas institucionales, oficiales, de repulsa y condena. Reuniones, propuestas, proyectos legislativos, nuevas ideas, en fin, surgen como si hasta hoy no hubieran tenido instrumentos suficientes para combatir la corrupci¨®n.
Ahora el vaso de la indignaci¨®n parece haberse colmado con las ¨²ltimas noticias, tan odiosamente abundantes. Pero no seamos desmemoriados. Recu¨¦rdese Banesto, Filesa, Rold¨¢n, Gil y Gil, etc¨¦tera. Entonces, en 1995, el esc¨¢ndalo ya parec¨ªa haber llegado a su c¨¦nit.
La idea para hacer frente al esc¨¢ndalo, m¨¢s que a la corrupci¨®n, fue crear una Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Eso s¨ª, con recursos lo bastante escasos como para no inquietar, y con funciones lo bastante amplias como para acallar las quejas y aplazar procesalmente los problemas. Solo la imprevista tenacidad y eficacia de los fiscales desbord¨® y transfigur¨® aquel ambiguo proyecto inicial.
Pero la corrupci¨®n no ha cesado. 18 a?os despu¨¦s siguen apareciendo a borbotones los casos de corrupci¨®n. El esc¨¢ndalo, unido ahora a la crisis, adquiere caracteres de indignaci¨®n. Otra vez hacen falta nuevas ideas para acallarla.
Algunos pol¨ªticos lanzan iniciativas contra la corrupci¨®n, como si no hubieran estado en sus cargos mientras se produc¨ªa
Una idea, de UPyD, ha sido la propuesta de meter en el C¨®digo Penal a los partidos pol¨ªticos y a los sindicatos. A partir de mitad de enero, seg¨²n la reciente reforma legal, se les podr¨¢ imponer penas de multa, y de disoluci¨®n, hasta cinco a?os de suspensi¨®n, clausura de locales, prohibici¨®n de recibir subvenciones, intervenci¨®n judicial, etc¨¦tera.
Estas penas se aplicar¨¢n cuando sus responsables o representantes, vali¨¦ndose de la instituci¨®n, cometan delitos tales como corrupci¨®n, tr¨¢fico de influencias, estafas, alzamiento de bienes, blanqueo de capitales, delitos urban¨ªsticos, sobornos, delitos contra la Hacienda P¨²blica. Y se aplicar¨¢n al partido o sindicato, adem¨¢s de las penas de c¨¢rcel que puedan corresponder a los dirigentes.
Era dif¨ªcil apoyar una iniciativa tan claramente insuficiente, precipitada y populista, contradictoria con otras leyes, como la de Partidos Pol¨ªticos, y por todo ello de problem¨¢tica aplicaci¨®n. Pero habr¨ªa sido todav¨ªa m¨¢s problem¨¢tico rechazarla. Porque o se estaba a su favor, o a favor de una descarada autoexculpaci¨®n, de una especie de corporativismo interpartidario, de mutuo encubrimiento, real o figurado, pero en todo caso necesariamente rechazable.
Como tantas veces, cuando no se sabe o no se quiere abordar un problema, lo m¨¢s f¨¢cil y barato es acudir a la ley penal. El origen del problema, de la corrupci¨®n, no se toca. Y, evidentemente, la indignaci¨®n contin¨²a.
El President Mas tuvo otra idea. Convoc¨® recientemente en Barcelona a los m¨¢ximos responsables del Poder Judicial, junto con otros responsables institucionales, para que aportaran ideas para la prevenci¨®n y persecuci¨®n de la corrupci¨®n. Fue una ocurrencia difusa e insustancial, de la que no sali¨® nada, salvo la foto. Adem¨¢s, fue una iniciativa inoportuna e improcedente. Tambi¨¦n en este caso era problem¨¢tico rechazar la iniciativa, esta vez por razones de cortes¨ªa institucional. Pero pocas ideas nuevas pod¨ªan aportar los convocados. Ellos ya saben lo que deben decir o hacer desde su responsabilidad institucional, con su imparcialidad e independencia, y con sus limitados recursos. Por eso la iniciativa fue, adem¨¢s, in¨²til.
Sin embargo, no se ha o¨ªdo ni una palabra, al ilustre convocante, sobre la limpieza, tan necesaria, de su propia casa. Mal comienzo para atajar la corrupci¨®n ajena. Nada se ha o¨ªdo sobre mayores dotaciones de recursos para la actuaci¨®n de las instituciones que deben prevenir, investigar y perseguir la corrupci¨®n. Por eso, la difusa ocurrencia no llegar¨¢ a acallar la indignaci¨®n. Solo es humo ante el vendaval de los esc¨¢ndalos y de la irritaci¨®n general.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mena es exfiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a.
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