Enso?ar, so?ar... dormir
Los norteamericanos Beach House se citaron con su p¨²blico barcelon¨¦s en el Apolo
La m¨²sica que a ellas gusta tiene todos los n¨²meros de acabar gustando a ellos. Puede que s¨®lo sea por estar donde ellas est¨¢n, pero la cuesti¨®n es que la importancia del p¨²blico femenino resulta tan incuestionable como la atracci¨®n de la flauta de Hamel¨ªn. No. no se piense en una concepci¨®n reduccionista del ¨¦xito, o de la existencia de una m¨²sica con ADN masculino o femenino, que en cierto modo existir, existe, sino en una explicaci¨®n a las expresiones emocionadas que llenaron el Apolo en el primero de los dos triunfales d¨ªas en que los norteamericanos Beach House se citaron con su p¨²blico barcelon¨¦s.
Era el reino de la mirada tierna, los ojos cerrados en busca de la paz interior mecida por la enso?adora m¨²sica de Beach House, del tenue balanceo en pos de ese instante de comunicaci¨®n c¨®smica propuesto por el pop de Victoria Legrand y Alex Scally. Fumata pop.
La iconograf¨ªa de la banda mantuvo las esencias: un tr¨ªo centrado en Victoria, su teclado, esas melenas a lo Ramones que gasta y esa voz id¨®nea para preguntar por el peso de las nubes. Sentado, con los pies descalzos para poder manejar mejor la pedalera, Scally rememoraba los sonidos de guitarra de Robin Guthrie mientras un bater¨ªa fijaba con chinchetas r¨ªtmicas los extremos de las canciones en el lado opuesto del escenario.
Hasta Other people todas las luces fueron proyectadas desde detr¨¢s del tr¨ªo, que as¨ª recortaba siluetas frente al p¨²blico arracimado f¨¬sica y emocionalmente ante el grupo.
Los cl¨¢sicos del grupo articularon un repertorio de hora y media que ya en su inicio presentaba algunos de sus cl¨¢sicos, como Norway para regalar m¨¢s tarde Silver soul, Zebra, Whises, Take care, Walk in the park, Myth y otras gemas, casi todas ellas espacio para que la voz de Victoria musite esos gemidos tan et¨¦reamente carnales que caracterizan la construcci¨®n de sus letras.
Belleza ralentizada de canciones perezosas que no por resultar epid¨¦rmica dej¨® de cautivar apelando a una suerte de espiritualidad enso?adora que ahora llaman dream pop. Pop para so?ar, pop para dormir.
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