Alma negra en la vieja meseta
The Sweet Vandals es un quinteto madrile?o que ha grabado un cuarto trabajo, 'After all'
Haciendo buena toda la literatura sobre profetas y tierras propias, The Sweet Vandals es un quinteto madrile?o que grab¨® sus tres primeros discos con una discogr¨¢fica alemana y ha girado por el viejo continente sin que desde aqu¨ª les prest¨¢semos apenas atenci¨®n. La oportunidad para invertir este historial centr¨ªfugo surge ahora con un cuarto trabajo, After all, editado con sello propio y presentado anoche, a horas golfas (efectos colaterales de la clausura de la Caracol), en una sala Cats expectante y progresivamente tan sudorosa como alborozada.
Nadie debe exigir partida de nacimiento ni acreditar un color de piel para tocar soul o funk, as¨ª que los Vandals han sabido sacudirse complejos y abrazan las mejores ense?anzas de la m¨²sica negra de los sesenta. Su caso recuerda al de otro paisano, Juan Zelada, que ha terminado rubricando su soul blanco desde Londres y bajo el paraguas de una multinacional. Aventureros los ha habido siempre, antes de que alguna luminaria gubernamental los incluyera en el cap¨ªtulo de las excusas sonrojantes.
Nuestros Dulces V¨¢ndalos comparecen trajeados y encorbatados, como marca la etiqueta cl¨¢sica del g¨¦nero. La voz sigue siendo patrimonio de la expeditiva Mayka Edjo, que aporta color y temperamento con la soltura de quien lleva muchas millas pilotando la nave. Su garganta es poderosa, aunque le falte ese definitivo punto avasallador de las arethas y dem¨¢s grandes. A ello a?adiremos la eterna duda de qu¨¦ suceder¨ªa si una banda as¨ª se expresara en la misma lengua que utiliza para presentar sus canciones. Puestos a romper barreras, tambi¨¦n pueden dinamitarse los tab¨²es idiom¨¢ticos.
El nuevo repertorio, en cualquier caso, refrenda a los Vandals como una formaci¨®n muy s¨®lida y la gran alternativa a los gerundenses The Pepper Pots para el cetro del soul peninsular. El armaz¨®n que aporta el bajista Santi Sweetfingers Mart¨ªn permite erigir el edificio completo, con el delicioso aullido retro del Hammond. Y la f¨®rmula acaba de burbujear cuando, en momentos como Old souls o la estupenda Whether you like it, se incorporan los metales, un tr¨ªo de partituras m¨¢s elegantes que efectistas.
Todo ello es as¨ª sin restar m¨¦rito al quinteto titular, que provoca los primeros gritos de alborozo cuando Mayka deja a los chicos que se explayen en una pieza de t¨ªtulo apropiad¨ªsimo, Burning, con el h¨¢bil Santiago Vallejo alternando ¨®rgano y la trompeta. La doliente What about love sigue siendo una baza poderosa y Our rulers acent¨²a su esp¨ªritu cr¨ªtico y mestizo con la steel guitar del hiperactivo Jairo Zavala (Depedro), otro madrile?o doctorado en fronteras. La noche ya no entend¨ªa para entonces de pigmentaciones cut¨¢neas: el alma negra se hab¨ªa definitivamente adue?ado de la vieja meseta. Vieja pero, pese a quien pese, cada vez menos inm¨®vil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.