El espectro de la movida

La movida madrile?a, vista con curiosidad y fascinaci¨®n, pero con la misma distancia con la que la generaci¨®n de la movida ve¨ªa a los jipis. En La ceremonia de la confusi¨®n,Mar¨ªa Velasco, autora de 28 a?os, ofrece una retrospectiva de aquella ¨¦poca a trav¨¦s de los integrantes de un grupo musical, reunidos 30 a?os despu¨¦s en un tanatorio, ante su exl¨ªder, reci¨¦n fallecido. En ese marco f¨²nebre, met¨¢fora de que de todo aquello qued¨® apenas la persistente nostalgia de alguno de sus protagonistas, Velasco enfrenta dial¨¦cticamente a Olga, exicono pop inasequible al desaliento; Fabio, devenido padre de familia; Roberta, transexual, y Pau, novio del difunto, que anda por la edad de la autora.

En el texto, el pasaje po¨¦tico de largo aliento se entrevera con el apunte documental, el flash musical y el drama, en un equilibrio inestable de materiales que la direcci¨®n de Jes¨²s Cracio decanta hacia lo dram¨¢tico, quiz¨¢ porque resulte dif¨ªcil sustentar una puesta en escena de otro tipo sin un dise?o m¨¢s elaborado de luz, espacio e imagen: para sus montajes producidos dentro del programa Escritos en la escena, el Centro Dram¨¢tico Nacional no ha contratado escen¨®grafo, iluminador ni figurinista, cosa que procede corregir para la temporada pr¨®xima. La pl¨¢stica no puede dejarse de lado. La idea de Escritos en la escena es crear obras en el roce entre actores, director y autor, en lugar de partir de un libreto: en este caso, seg¨²n se aclar¨® en un coloquio tras la funci¨®n, no ha sucedido as¨ª (por razones que no cabe aqu¨ª exponer), lo que contradice frontalmente el esp¨ªritu de teatro de laboratorio que anima la idea inicial.

El texto de La ceremonia de la confusi¨®n tiene el lirismo que caracteriza a esta pujante joven autora, que no ha escapado a la tentaci¨®n de insertar citas sobradamente conocidas: las dos referencias al alcalde Tierno Galv¨¢n son su manida frase: ¡°El que no est¨¦ colocao, que se coloque¡±, y su citad¨ªsima foto junto a Susana Estrada, con una teta al aire.

Cuanto m¨¢s se glosa la liberalidad y el ¨ªmpetu de la movida (prendi¨® por combusti¨®n espont¨¢nea, pero la municipalidad la avent¨® a pleno fuelle), m¨¢s echo en falta que se se?ale cu¨¢n distra¨ªdos nos mantuvo de lo que se estaba cociendo pol¨ªticamente: la generalizaci¨®n de los contratos temporales con la reforma laboral de 1984, la ley Boyer de alquileres de 1985, aventadora de la gran burbuja inmobiliaria de 1986-1990; la congelaci¨®n de las ampliaciones de la red de Metro, que facilit¨® al PP la llegada al poder regional y local¡­

Los actores hacen un trabajo de calidad todos, no siempre fiel al esp¨ªritu de la escritura: caben destacar las versiones de Groenlandia y de ?Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como este?, que Richard Collins-Moore lleva a un lugar insospechado, y la verosimilitud labrada al detalle con que Miquel Insua encarna al transexual.