Sansal, solo en Argelia
El escritor, amenazado por el islamismo radical, publica ¡®Rue Darwin¡¯, su obra m¨¢s autobiogr¨¢fica y repaso a la historia reciente de su pa¨ªs
La libreta hace de prost¨ªbulo; el servilletero, de bloque noble del complejo; y el vaso de enfrente, de la casita que era su casa. Boualem Sansal (Theniet El Had, Argelia, 1949) vivi¨® buena parte de su infancia en una especie de falansterio que ahora intenta reproducir en la mesa. Es todo un poco confuso, como lo fueron esos a?os de infancia, que le impiden saber a¨²n hoy qui¨¦nes fueron sus padres (baraja hasta tres madres) y cu¨¢ntos hermanos y hermanastros tiene. ¡°No es bueno convivir con los propios secretos, hay que cortarlos de ra¨ªz o morir¡±, escribe en Rue Darwin (Alianza), particular catarsis de uno de los pocos intelectuales que resisten en su pa¨ªs los embates del islamismo radical y que aprovecha para ofrecer un l¨²cido y hasta po¨¦tico retrato de la historia reciente de Argelia.
¡°Es imposible saber de verdad qui¨¦nes eran mis padres: a¨²n veo desfilar muchas caras y recuerdo muchos nombres. Aquello era tan grande y hab¨ªa tanta gente¡¡±, recita Sansal casi en un murmuro, rostro fatigado, evocando el particular imperio que reg¨ªa su supuesta abuela Dj¨¦da. A los 8 a?os sali¨® de ese matriarcado para ir a un barrio de Argel con su presunta verdadera madre, a la calle Darwin: ¡°Ah¨ª cerr¨¦ los o¨ªdos y me constru¨ª lo que fui, hasta que hace tres a?os muri¨® mi madre y reaparecieron todas las preguntas que nunca me quise hacer¡±.
Hay m¨¢s m¨¦dicos compatriotas en los alrededores de Par¨ªs que en todo mi pa¨ªs¡±
Por esos barrios m¨ªseros de Argel lleg¨® ver a Albert Camus. ¡°Iba con una decena de personas, era cuando la independencia y sufr¨ªa al ver al pa¨ªs partido en dos; propon¨ªa una tregua civil, pero no le dejaron ni hablar: le lanzaron piedras, tomates¡¡±. Es una an¨¦cdota en esa Batalla de Argelia que corre subterr¨¢nea por esta novela autobiogr¨¢fica, un episodio sucio, que quiz¨¢ entreabri¨® la ventana del fundamentalismo. ¡°Dentro del movimiento independentista hab¨ªa una direcci¨®n que centraba el proceso en lo pol¨ªtico y otro que quer¨ªa aprovecharlo para hacer de ¨¦l una guerra musulmana, para salvar la tierra de cristianos¡¡±.
A esa dualidad se a?adi¨® que fue una guerra sin honor. ¡°Hubo un momento en que los valores por los que se luch¨® ya no eran tales: la libertad mud¨® en ambici¨®n de poder y dinero; la lucha en favor de Dios pas¨® a favor de la del diablo¡; o sea, unos torturaban y otros tiraban bombas en los caf¨¦s; fue un gran deshonor¡±. En su opini¨®n, ¡°mi pa¨ªs paga hoy las consecuencias de la llamada Guerra de Argelia, el Frente Nacional de Liberaci¨®n se hizo con la idea de que el pa¨ªs ser¨ªa independiente a trav¨¦s de una rep¨²blica que funcionar¨ªa como una casa para todos; si la gente hubiera sido honesta, hubi¨¦ramos construido ese gran pa¨ªs, pero la sed de poder impidieron un debate que hoy se hace a trav¨¦s de las armas; ahora ya hay demasiados muertos para poder hacer una casa com¨²n¡±.
Porque los islamistas est¨¢n ah¨ª y Sansal lo sabe: uno de sus hermanos se alist¨® a la Yihad (¡°te mueves entre el dolor, el miedo y la tristeza¡±), pero es casi un mal menor comparado con la di¨¢spora del resto de la familia intelectualmente bien preparada pero esparcida por cuatro continentes. ¡°La marcha de las ¨¦lites es el verdadero drama de los pa¨ªses ¨¢rabes, as¨ª es imposible modernizar el pa¨ªs; ?sabe que hay m¨¢s m¨¦dicos argelinos en la conurbaci¨®n de Par¨ªs que en toda Argelia? La Primavera ?rabe no puede tener ¨¦xito, vamos hacia el invierno ¨¢rabe. ?Qu¨¦ milagro nos har¨¢ desarrollar la democracia y los derechos humanos sin intelectuales? ?Qui¨¦n crear¨¢ sistemas de intermediaci¨®n con la sociedad, como los sindicatos?¡±. Le preocupa porque, cree, es la pol¨ªtica anti¨¦tica a la que aplican los fundamentalistas. ¡°Ellos no paran de dialogar con la gente, reunirla, convencerla, volcar dinero, les forman predicando; de nosotros, ?qui¨¦n lo hace?¡±.
No tengo vida social ni me invitan a la televisi¨®n; se va a la mezquita por miedo
Que el islamismo se ha vuelto m¨¢s sutil es casi un axioma que el autor de La aldea del alem¨¢n vive en sus carnes. ¡°Rue Darwin se puede encontrar en algunas librer¨ªas de Argelia; antes hab¨ªa un servicio de censura; ahora ha desaparecido y depende de la reacci¨®n de los islamistas, que pueden comentarlo a miembros del gobierno y ¨¦ste actuar sin constar oficialmente¡±.
Premio de la Paz de los Libreros alemanes 2011, Sansal, se mantiene contra viento y marea en Argel, pese a haber sido apartado como alto cargo de Industria, sufrir amenazas de los islamistas y, como a su mujer maestra, dificultarle hallar trabajo. En el libro, uno de los personajes cita a Milarepa, asceta tibetano: ¡°Aqu¨ª vivo sin residir¡±. ?C¨®mo ¨¦l? ¡°Ni mi mujer ni yo trabajamos. S¨ª, en Argelia no tengo ya vida social: nadie me invita ni a la televisi¨®n ni a la radio; soy de los pocos que no voy los viernes a la mezquita como la mayor¨ªa, que va por miedo¡ ¡®?Qu¨¦ hago aqu¨ª?¡¯, me digo a veces, pero me quedo porque creo que no se puede hacer oposici¨®n desde el bulevar Saint Germain; hay que resistir¡ S¨¦ que las cosas requieren tiempo¡±. As¨ª en la pol¨ªtica como en los secretos de uno mismo.
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