Actitud rock & roll
Numerosos garitos y tiendas con aroma roquero mantienen activa esta cultura musical y de vida Si los setenta y ochenta fueron sus a?os dorados, sus actuales seguidores no se rinden
En 1977 nac¨ªa la denominada primera ola punk. La juventud deseaba salirse de unos roles sociales establecidos y dio una vuelta de tuerca al estilo musical conocido como rock. El rugido sustituy¨® a los acordes cl¨¢sicos, y grupos provenientes de Norteam¨¦rica o Inglaterra como The Ramones, New York Dolls, Sex Pistols o The Clash colonizaban los altavoces de cualquier jarana con aroma rockero. En Espa?a, varias bandas comenzaban a sonar en circuitos reducidos. Ese mismo a?o, el escritor Jes¨²s Ordov¨¢s publicaba un libro llamado ?De qu¨¦ va el rollo? donde explicaba en qu¨¦ consist¨ªa ese magma que se coc¨ªa en nuestras ciudades: ¡°El rollo es una forma de escape de la maquinaria social de la muerte, un veh¨ªculo de expresi¨®n a pasotas roqueros, homosexuales, emporrados y tronketesneur¨®ticos¡±.
M¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s ¡ªy con un nuevo contexto de comercializaci¨®n musical y de crisis econ¨®mica¡ª decenas de tiendas y bares de la ciudad mantienen activa lo que se conoce como rock and roll actitud.
Una condici¨®n que traspasa lo musical y se convierte en forma de vida. Salvando las distancias hist¨®ricas y pol¨ªticas, as¨ª es como lo define Ordov¨¢s: ¡°Muchos estudiantes pasean su miseria por las calles cur¨¢ndose en salud por los futbolines, en los guateques o en las plazas y esquinas de los barrios de las afueras. Una especie de subcultura en la que el rock hace las veces de rito y pretexto para satisfacer necesidades emocionales y sexuales¡±.
Geograf¨ªas urbanas que, a lo largo de todos estos a?os, se han ido trasladando de la periferia al centro. Eso es lo que cree Marcos Paredes, uno de los responsables de Holy Cuervo. Esta tienda del barrio de Malasa?a atesora todo tipo de parafernalia del rock: ropa, discos y libros que van desde c¨®mics hasta biograf¨ªas. ¡°Quer¨ªamos vender lo que nos gusta ver a la gente puesto¡±, indica. Para eso reformaron un local a pocos pasos de la plaza del 2 de Mayo y montaron un espacio con esencia roquera donde tambi¨¦n acogen actuaciones. ¡°Hay rock en casi todas las esquinas¡±, aduce mientras limpia y pincha otro vinilo, ¡°y estamos viviendo una tercera juventud de esta cultura: la primera fue en los ochenta, con la movida, y la segunda en los noventa con las peleas entre tribus urbanas¡±. ¡°Este barrio siempre ha sido un basti¨®n¡±, coincide en la calle paralela Alfredo, vendedor de postales y carteles de m¨²sica y pel¨ªculas en un peque?o cub¨ªculo llamado Cine Gilda. ¡°Aunque ¨²ltimamente se haya llenado m¨¢s de gente joven, alternativa, pintores, artistas¡±, explica mientras muestra una foto de Marlon Brando con una chupa encima de la moto: ¡°?Hay algo m¨¢s roquero?¡±.
As¨ª parece certificarse unos pasos m¨¢s all¨¢. Entre mallas de leopardo y camisetas importadas de Alemania u Holanda, un comprador curioso de pobladas patillas y pelo engrasado baraja varios vinilos. ¡°Tenemos algunos clientes fijos como Alaska y Mario Vaquerizo¡±, dice Iv¨¢n P¨¦rez, el encargado de la tienda, Chopper Monster, ¡°pero tambi¨¦n mucha gente que se pasa para preguntar por bares o actuaciones¡±. Este leon¨¦s lleva 8 a?os afincado en la capital vistiendo a los clientes con un atuendo que va desde las chaquetas de instituto americanas o el cuero hasta prendas de lucha libre. Elvis Presley vigila los probadores y varias bicicletas estilo Chopper se exponen dentro y fuera del local.
Los estilos son tan variados como los bares en donde se pueden escuchar. Sin salirnos de esta manzana nos encontramos el Groovie Bar. Aqu¨ª tiran m¨¢s por lo cl¨¢sico: rock de los cincuenta y los sesenta para algunos coleccionistas y nost¨¢lgicos. ¡°El rock respira bien, aunque se est¨¢ comercializando y hay poca renovaci¨®n. El rollo es un poco m¨¢s moderno¡±, opina Germ¨¢n, el propietario.
Seg¨²n ¨¦l, las nuevas generaciones les ven ¡°un poco mayores¡± y el cambio de paradigma a la hora de escuchar m¨²sica o de conocer gente ha provocado que reduzcan la apertura del bar a cuatro d¨ªas por semana: ¡°Ya no es necesario reunirse aqu¨ª para compartir gustos musicales¡±, dice con l¨¢stima.
No lo cree as¨ª David Parra. Este treinta?ero regenta desde hace tres a?os otro local con nombre propio en el circuito, el Rock and Roll Radio. ¡°Hab¨ªa un gran vac¨ªo en la zona, pero est¨¢n resurgiendo muchos sitios¡±. Corrobora esta afirmaci¨®n Fernando Cobo, uno de los trabajadores de la antol¨®gica tienda de instrumentos montada por Pedro Leturiaga, que acaba de reabrir tras cuatro a?os cerrada. ¡°Cumplimos 50 a?os, pero es dif¨ªcil mantenerse¡±, confiesa quien considera el lugar como ¡°la historia del rock en Madrid¡±. ¡°Por aqu¨ª han pasado los Brincos, F¨®rmula V, Los Secretos¡ que sent¨ªa devoci¨®n por el fundador. ?Y Rosendo, Tontxu o Amaral son como de la familia!¡±, exclama el m¨²sico, que tambi¨¦n ¡°toca y rebuzna¡± versionando canciones con la Bloody Mary Rock and Roll Band.
Unos apuros financieros que tambi¨¦n ahogan a sitios tan m¨ªticos como el Rock Palace. En este estudio ¡ªmontado entre calles residenciales del sur de la ciudad por Nora Finley, l¨ªder de Pleasure Fuckers¡ª reconocen existe una crisis econ¨®mica y cultural tremenda. ¡°Hace unos a?os yo iba de concierto todas las noches¡±, se?ala Andreu Muntaner, gestor de la sala y miembro de Los Trogloditas. ¡°Esto funciona mal porque estamos en este pa¨ªs¡±, reconoce por su parte Andr¨¦s, el contable de Gruta 77, ¡°y la gente empieza a recortar en ocio, como hago yo¡±. Seg¨²n revela, a esta sala de conciertos situada cerca del metro Oporto se acerca la gente exclusivamente para los espect¨¢culos.
Algo que le pasa al Cocodrilo Rock Bar, en Lucero. Esta caseta, decorada con posters de grupos legendarios y su ineludible futbol¨ªn, la mont¨® en 1988 Johnny Cifuentes, cabeza de Burning tras la muerte de Pepe Risi. ¡°Viv¨ª en una buhardilla de Malasa?a 14 a?os, hasta que llegaron los babies¡±, explica. ¡°Luego me mud¨¦ aqu¨ª y se dieron varios factores determinantes para que montara algo relacionado con mi pasi¨®n¡±, resume el ¨²nico integrante de la banda que no era de La Elipa, sino de Carabanchel. ¡°Somos de oros, copas, espadas y bastos: Lou Reed, los Stones, Bowie y los Kinks¡±, contin¨²a. ¡°Madrid est¨¢ lleno de sitios. Yo me quejo en ciudades m¨¢s peque?as, en las que me cuesta encontrar un bar donde tomar cerveza y escuchar buena m¨²sica¡±. ¡°A muchos j¨®venes les pasa lo mismo. Por eso, vienen aqu¨ª chavales que pasan de la electr¨®nica y a los que, influenciados por sus padres, les mola el rock¡±.
Una isla que hasta hace poco se reproduc¨ªa en otro barrio de leyenda: Vallecas. Ahora, seg¨²n explica Leonardo Cebri¨¢n, responsable de la tienda virtual Rock and Roll Children, especializada en ropa para beb¨¦s, se ha creado un circuito que incluye bares de comida o antros con solera como el Pub Hebe. El Rock and Tacos o el Hot Rock aderezan esta ruta que se puede hacer andando: ¡°Es una ciudad muy roquera, aunque no salga en los medios¡±, protesta Cebri¨¢n.
Quiz¨¢s, como en aquellos a?os de los que habla Jes¨²s Ordov¨¢s, Madrid siga siendo ¡°gris, muerta, aburrida¡± donde no hay ¡°nada que hacer¡±. Quiz¨¢s, por eso, ¡°los estudiantes, gentes sin curro, m¨²sicos, pintores, rockers¡± sigan formando ¡°la bohemia que se enrolla con los jipis yanquis para intercambiar ideas, fumar la yerba, beber y hablar de c¨®mo pod¨ªa ser el mundo¡±. Lo cierto es que muchos habitantes de esta ciudad nunca han decepcionado a Loquillo y no han ni olvidado ni traicionado su actitud rock and roll.
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