A buenas horas mangas verdes
"El nefasto legado de Francisco Camps y su muchachada demanda una catarsis m¨¢s en¨¦rgica"
La delincuencia y la opacidad han sido, como es sabido, los dos grandes quebrantos que han arruinado el cr¨¦dito pol¨ªtico del PP valenciano. Al amparo de su hegemon¨ªa electoral y arrogancia, tanto el medro como la corrupci¨®n han alcanzado cotas escandalosas y el mutismo, cuando no la mentira, han sido a menudo la chulesca respuesta a las preguntas de la oposici¨®n. La feroz depresi¨®n econ¨®mica ha sido, al fin, la puntilla a la primac¨ªa de un partido y un gobierno que, despu¨¦s de tres avasalladoras legislaturas e incontables derroches, afronta por vez primera la previsible derrota y el cambio. Aunque, eso s¨ª, vender¨¢ cara su piel y se disfrazar¨¢ de lagarterana si preciso fuera para redimir su penosa imagen. Y en ello est¨¢.
El presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, Alfonso Rus, ese verso suelto de los populares, ha decidido poner techo de cristal a la corporaci¨®n que rige, convirti¨¦ndola en un singular alarde de transparencia. Gastos, ingresos, subvenciones, iniciativas, decretos, patrimonios, intereses y retribuciones del personal de la casa, en fin, todo aquello que interese a los administrados figurar¨¢ en la web que todos los grupos han aprobado por unanimidad y los ciudadanos podr¨¢n consultar sin trabas. Es un raro precedente y un compromiso que pronto podremos verificar. Su mero enunciado, y no digamos si cuaja, es una bofetada a la pol¨ªtica opaca, arbitraria e irrespetuosa de su partido para con los administrados y quienes les representan.
Casi en sinton¨ªa con este anuncio de strip-tease institucional el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallard¨®n, ha anunciado en las Cortes que la pr¨®xima ley revisada de Enjuiciamiento Criminal contemple la posibilidad de que el juez adopte como medida cautelar la inhabilitaci¨®n de los pol¨ªticos imputados o encausados aun cuando est¨¦n desempe?ando cargos. Esta reforma se debate todav¨ªa como proyecto y ni se sabe cu¨¢ndo llegar¨¢ a ramos de bendecir por el riesgo que supone condenar a cautelarmente a nadie que resultare inocente. No obstante, esta norma u otra similar acucia porque lo realmente arriesgado y depredador para la vida p¨²blica es que las ladroneras, cual es el caso de la muy nutrida valenciana, sigan viviendo del erario que depredan a pesar del c¨²mulo de presuntos y a menudo graves delitos que pesan sobre muchos de sus individuos.
A este respecto, es justo anotar la actitud del molt honorable Alberto Fabra distanci¨¢ndose de la tropa corrupta heredada, que ha ido sutilmente neutralizando, pero que sigue viva en su poltrona y pesando como un bald¨®n. En este cap¨ªtulo ha demostrado buena voluntad, pero ha carecido de coraje acorde con la gravedad del problema para hacer limpieza de quienes son piedra de esc¨¢ndalo, como los diputados imputados en las Cortes Valencianas, que ya deber¨ªan haber sido expulsados al grupo mixto, pues algunos de los cuales son puro y penoso esc¨¢ndalo con patas. D¨ªaz Alperi, Sonia Castedo, Rafael Blasco, Milagrosa Mart¨ªnez y alg¨²n otro sobre quienes que se alarga la sombra del trullo.
Son gestos para recuperar el cr¨¦dito pol¨ªtico, pero tard¨ªos y blandos. A buenas horas mangas verdes, que alecciona el refr¨¢n. El nefasto legado de Francisco Camps y su muchachada demanda una catarsis m¨¢s en¨¦rgica y la recuperaci¨®n de las constantes democr¨¢ticas mediante un terap¨¦utico tr¨¢nsito por el ostracismo. Quienes en su d¨ªa les sucedan ya est¨¢n aleccionados contra el desmadre que se ha derrochado durante estos ¨²ltimos 18 a?os.
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