Las ruinas perdidas de templarios y romanos
Dos aficionados a la arqueolog¨ªa descubren un monasterio templario y una villa romana en Vilaza
La mitolog¨ªa que rodea la Orden del Temple comenz¨® a fraguarse cuando Clemente V mand¨® su disoluci¨®n, salpicada previamente por acusaciones de sacrilegio, traici¨®n y todo tipo de delitos contra el honor cristiano. Incluso sodom¨ªa. Los caballeros pasaron a la clandestinidad y sus bienes fueron traspasados a las comuniones m¨¢s afines al dogma vaticano. En Galicia, dejaron su huella en iglesias, monasterios y vestigios repartidos por lugares bastante rec¨®nditos. Unos restos olvidados y tan poco estudiados que, sorprendentemente, dos aficionados a la arqueolog¨ªa acaban de certificar la existencia de un monasterio templario en Vilaza (Monterrei). Su investigaci¨®n lleg¨® incluso a siglos anteriores y tambi¨¦n han conseguido documentar restos de una villa romana.
La Orden del Temple ya ten¨ªa sus ac¨®litos en este pueblo ourensano. La torre rom¨¢nica anexa a la iglesia de San Salvador carga desde hace d¨¦cadas con el apodo de ¡°torre de los templarios¡± entre los vecinos, que conocen de o¨ªdas la historia del viejo monasterio. Su origen est¨¢ escrito en un documento del Tumbo de Celanova, un libro guardado en el Archivo Hist¨®rico Nacional que detalla pertenencias monacales. All¨ª se explica que el monasterio perdido fue impulsado por Pi?ota y Eloyna Goda, que incluso donaron sus joyas como tesoro monacal. El debate sobre la ubicaci¨®n del edificio no es nuevo. Durante los ¨²ltimos siglos, intelectuales e investigadores lo han situado en varias localizaciones del pueblo. Un monasterio convertido casi en leyenda porque apenas quedan restos y los que han sobrevivido est¨¢n en propiedades privadas. Las primeras evidencias de su existencia se remontan al a?o 985, a trav¨¦s del documento que informa de su fundaci¨®n. En el siglo XVII, sus bienes pasan a formar parte de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, comenzando el declive que casi lo borr¨® de la historia.
Ahora, los investigadores Jos¨¦ R. Feij¨®o y Bruno R¨²a, en colaboraci¨®n con el profesor de la Universidad de Santiago, Antonio Rodr¨ªguez Colmenero, han certificado su existencia. Las indagaciones comenzaron cuando se toparon con una tumba romana en la estructura de Capilla de la Cruz, en el centro del pueblo. Estos expertos explican que ¡°para llegar a la conclusi¨®n de situar el monasterio en la capilla, se cuenta con la fecha grabada en la estructura: 1214¡±. Adem¨¢s han descubierto una de sus ventanas tapiada y oculta tras el altar de la capilla, dos canecillos, un arco prerrom¨¢nico aparecido en una vivienda reconstruida a unos diez metros y dos cruces templarias grabadas en la propia estructura de la ermita.
El hallazgo de esa estela romana tambi¨¦n permitido documentar la existencia de la villa de la familia Altia, reconocida en el imperio romano. El profesor Colmenero descifr¨® la tumba del siglo II que confirma la existencia de pobladores anteriores incluso a los romanos. En la tumba en honor a Junio, la segunda divinidad de la trinidad capitolina, descansaron Coreidaego y Artacio. ¡°Lo importante es la fecha grabada en la piedra y que los nombres de los muertos no son romanos. Posiblemente son castrexos aut¨®ctonos romanizados, de los m¨¢s antiguos que se conocen¡± explica Feij¨®o.
Entre los restos hallados en el pueblo destaca un ara (altar) y un capitel de columna romana, pruebas de la existencia de asentamiento rural rodeado de propiedades agr¨ªcolas que situar¨ªa a Vilaza en el mapa de Roma. Entre todos ellos tambi¨¦n ha sido hallada una construcci¨®n completa de sillares y sillarejos con seis columnas incrustadas en lo alto que ¡°con casi toda probabilidad son miliarios¡± seg¨²n estos expertos. Vilaza est¨¢ salpicado de restos arqueol¨®gicos. Unos perdidos y otros reutilizados, porque el pueblo est¨¢ levantado con miles de restos originarios del mism¨ªsimo Imperio. Los investigadores han catalogado decenas de columnas, capiteles, canalizaciones, grabados, cientos de sillares y miles de sillarejos que los lugare?os han reutilizado para sus construcciones.
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