Una autov¨ªa de Fomento atravesar¨¢ por el medio un yacimiento ¨²nico
La A-54, de Lugo a Santiago, arrasar¨¢ una necr¨®polis ligada a un castro y a un extra?o t¨²mulo de 3.000 a?os con posibles restos de incineraciones funerarias
¡°Es algo ¨²nico, excepcional, tiene much¨ªsimo valor¡±, entre otras cosas porque en Galicia apenas se sabe de conjuntos funerarios tan antiguos, aseguran fuentes de Patrimonio de la Xunta. ¡°Efectivamente, es ¨²nico, y todav¨ªa demasiado nuevo para nosotros¡±, confirma un especialista vinculado a la investigaci¨®n arqueol¨®gica que se lleva a cabo a marchas forzadas al l¨ªmite de las obras de la A-54, la autov¨ªa que unir¨¢ Lugo con Santiago y que precisamente en este tramo, entre Nadela y Vilamoure, parece tener prisa, pese a la pausa obligada de 40 d¨ªas con la que cuentan los arque¨®logos para sacar conclusiones.
El trazado en la parroquia de Coeses, lugar de Ventosi?os, ya se modific¨® dos veces, primero para salvar el castro sin excavar que se esconde bajo la carballeira del monte aleda?o, y luego, para preservar ¡°lo m¨¢s importante¡±, asegura la misma persona relacionada con la excavaci¨®n, un posible t¨²mulo ritual de forma circular con parapeto exterior, foso y restos de alineaciones de piedras. En el interior de este espacio redondo, ahora tapado con pl¨¢sticos asegurados con piedras y excavado solo parcialmente, los especialistas de la empresa de Cambre Arqueolox¨ªa do Noroeste hallaron enterradas un buen n¨²mero de vasijas, algunas enteras, otras muy fragmentadas, que conten¨ªan lo que podr¨ªan ser cenizas.
La hip¨®tesis que cobra m¨¢s fuerza, por el momento, es la de que se trata de restos humanos incinerados que podr¨ªan pertenecer a la ¨²ltima fase de la Edad de Bronce. Tambi¨¦n se estudia la posibilidad de que se trate de ofrendas ceremoniales, o de parte de ajuares mortuorios. De momento, las vasijas que se recuperaron (que seguramente no son todas las que hay) se han guardado en cajas y la Universidad de Santiago se ha encargado de realizar los primeros an¨¢lisis del contenido sin lograr detectar trazas de huesos quemados.
¡°Se trataba de una avanzadilla en cuesti¨®n anal¨ªtica¡±, explica el arque¨®logo, ¡°pero a¨²n estamos intentado averiguar con especialistas si existe alg¨²n tipo de prueba¡± capaz de descubrir algo m¨¢s all¨¢. ¡°En la Meseta o en el noreste de Espa?a¡± hay constancia de que ¡°se practicaron en el Bronce incineraciones de cad¨¢veres que se introduc¨ªan en urnas, pero en Galicia no se conoc¨ªa nada tan antiguo¡±. ¡°La acidez del suelo, aqu¨ª¡±, borra todo rastro de los cad¨¢veres, sobre todo cuando se trabaja con cuerpos que ardieron hace 3.000 a?os. Es posible que los recipientes cer¨¢micos tuviesen tapas, pero han desaparecido. Hasta que Fomento expropi¨® aquellas tierras, ¡°eran campos de labor y los trabajos agr¨ªcolas pudieron causar destrozos¡±, dice otro miembro del equipo. Ninguno quiere aparecer con su nombre porque, por ahora, pesa el secreto oficial.
A falta de t¨¦rminos concretos para definir una estructura que de momento no tiene igual, aunque pueda parecerse a otras descubiertas al norte de Europa, el ministerio, responsable del vial, llama a esa parte del yacimiento ¡°anillo l¨ªtico¡± y explica que las excavaciones, ahora, ¡°se ci?en a la zona afectada estrictamente por las obras¡± de la carretera. El ¡°anillo l¨ªtico¡± tambi¨¦n habr¨ªa desaparecido al paso de las excavadoras y las apisonadoras de asfalto si no hubiese intervenido Patrimonio exigiendo su conservaci¨®n.
De ah¨ª que el trazado se volviese a desplazar, esta vez escas¨ªsimos metros, para terminar pasando por el medio y medio, entre el Castro Valente y el extra?o t¨²mulo de las cenizas enigm¨¢ticas. Esa ¡°zona afectada estrictamente¡± es una necr¨®polis, tambi¨¦n ¨²nica y cargada de valiosa informaci¨®n, que forma parte y en realidad une todo el conjunto arqueol¨®gico.
La toponimia habla por s¨ª sola. Aqu¨ª se reconoce el lugar como ¡°O Rodeiro¡±, y tambi¨¦n como ¡°A Chousa do Castro¡±, cuando ¡°a chousa¡± delata muchas veces la preexistencia de un lugar cerrado. Los nombres semejan vincular el c¨ªrculo, ese parapeto de 60 metros de di¨¢metro donde aparecieron las vasijas funerarias o rituales, directamente con el poblado castrexo que se conserva sin excavar a menos de 200 metros y con la necr¨®polis que destruir¨¢n las m¨¢quinas en el medio y medio. ¡°Aparentemente, el castro es m¨¢s reciente en superficie, y no se puede saber sin excavar si su origen es tan antiguo¡± como el resto. Cabe la posibilidad de que sus habitantes diesen sepultura a sus muertos en aquel campo intermedio y en aquel t¨²mulo circular.
La obra parada de la carretera, que discurre bajo un talud de unos 10 metros, deja adivinar por d¨®nde continuar¨¢ abri¨¦ndose paso. De momento, en la necr¨®polis de la que no quedar¨¢ m¨¢s que el testimonio, se han abierto m¨¢s de 60 fosas y gavias de diferentes dimensiones, a veces claramente alineadas y de distinta profundidad. Unas son muy alargadas, algunas podr¨ªan ser la base de alg¨²n muro o parapeto, otras son estrechas y hondas, y podr¨ªan corresponder a enterramientos de cad¨¢veres en posici¨®n fetal. En una se recuperaron cuatro vasijas; en otras, discos perforados. Tambi¨¦n apareci¨® alguna cuenta ornamental.
Hay indicios de que los cad¨¢veres se apilaban: como si de una fila de nichos bajo el suelo se tratase, algunos cuerpos podr¨ªan haberse introducido en la fosa sucesivamente, separados por losas, tierra y piedras de menor tama?o. ¡°Por ahora no se ha encontrado nada igual¡±, comenta el segundo especialista de la excavaci¨®n, aqu¨ª hay ¡°much¨ªsimas sorpresas¡±. Fuera del parapeto circular, un cambio en la coloraci¨®n de la tierra da evidencias de una m¨¢s. En ese lugar se quemaba algo a una alt¨ªsima temperatura.
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