Un verdadero arte de fusi¨®n

Faltaba por llegar al universo de la nueva danza teatral espa?ola la est¨¦tica posindustrial con sus superficies oxidadas y su densidad ambiental. Los creadores Angel Rojas y Carlos Rodr¨ªguez han madurado en lo expresivo y en lo conceptual ofreciendo un verdadero ejercicio, de muy buena factura, de fusi¨®n de modos y estilos de nuestra ¨¦poca. Hay calidad en lo que se muestra y se adereza con una propuesta futurista.

Es as¨ª que hay ballet flamenco, danza espa?ola, hip-hop y la soltura urbana del break dance. Pero no es una ensalada dispersa y ni siquiera colorista. Todo lo contrario. Han medido los artistas el tono y el cromatismo para ir hacia un empaste de muy lograda factura. Probablemente es una obra aun en proceso y le sobren algo as¨ª como 10 minutos de metraje adem¨¢s de que deben ocultarse algunas costuras entre los bailes. Con todo, es una buena creaci¨®n que da lecci¨®n de c¨®mo integrar esos modos ajenos a la tradici¨®n no a trav¨¦s de una armaz¨®n intelectiva excesiva, sino de la danza misma. Es que, cuando se hace a conciencia, el baile lo puede todo.

Una escena que llama la atenci¨®n es cuando un bailar¨ªn taconea sobre un trozo de hojalata (?o es titanio, que es m¨¢s caro? Al menos lo sugiere). Ya lo hizo recientemente Israel Galv¨¢n en el Teatro Real de Madrid y como se sabe, esta cita viene de una tradici¨®n tambi¨¦n callejera. La calle es una forja, un laboratorio muy vivo, y eso est¨¢ presente en Titanium de principio a fin. Maravillan las acrobacias de ese duende enmascarado que domina la escena.

Entre los invitados est¨¢ Manuel Li?¨¢n, que hace tr¨ªo con Rojas y Rodr¨ªguez para enfrentarse sobre las tablas a los urbanitas, una especie de duelo o reto que se prolonga en toda la velada y que tiene un notable peso en lo dram¨¢tico.